ECOLOGISTAS EN ACCIÓN RECLAMA MÁS PREVENCIÓN, COORDINACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN EN LA LUCHA CONTRA INCENDIOS EN MADRID

A juicio de Ecologistas en Acción la política de lucha contra incendios de la Comunidad de Madrid vuelve a destinar excesivos esfuerzos a la extinción, mientras se deja de lado la prevención, la coordinación y las campañas de sensibilización.

En la Comunidad de Madrid el número de incendios sigue una tendencia ascendente en los últimos años, lo mismo ocurre con la superficie quemada. Desde el año 2000 se viene alcanzando una media de 2.000 hectáreas quemadas al año, con un máximo de 2.700 hectáreas en 2003 y un mínimo de 888 en 2004. El número de incendios, desde el año 2000 viene superando los 300 incendios anuales (entre conatos e incendios).

Estos datos ponen de manifiesto que la política madrileña en relación de incendios forestales no consigue el aprobado. Las deficiencias más importantes radican en la inversión alcista en materia de extinción de incendios. El desvío de ingentes cantidades del presupuesto total de incendios forestales en extinción deja de lado otros aspectos relacionados con la gestión o la coordinación, tan o más importantes que aquella.

En cuanto a la prevención, la Comunidad de Madrid carece de planes de uso público en las zonas de mayor riesgo de incendios. Un ejemplo importante es la zona del pantano de San Juan. Ecologistas en Acción, en 2001, presentó a la Comunidad de Madrid una propuesta de gestión del uso público en los pinares y encinares del suroeste de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, ninguna de sus medidas se han puesto en práctica (limitación de vehículos en las pistas forestales, instalación de barreras, etc.).

En relación a la vigilancia y la comunicación, es importante resaltar que parte de las torres de vigilancia carecen de personal durante parte o la totalidad del verano. Aunque este año se ha solucionado la falta de cobertura en las emisoras fijas y vehículos, las emisoras móviles, del personal que se desplaza a pie, siguen sin contar con cobertura adecuada.

Existe una falta de coordinación importante entre el personal dependiente de la Dirección General de Protección Ciudadana (bomberos) y la Dirección General de Medio Natural (retenes, agentes forestales, técnicos, etc.). Actualmente no existe un mando único lo que causa un gran desconcierto entre el personal de extinción. Por otra parte, la empresa privada cada vez tiene más competencias y atribuciones dentro de la Dirección General de Medio Natural, lo que suma aún más descoordinación.

Una de las deficiencias más importantes en Madrid es el elevadísimo porcentaje de incendios con causa desconocida. Una de las razones que dificulta la investigación exitosa de la causa de los incendios es la celeridad en acudir al lugar del siniestro para evitar, en lo posible, la destrucción de las pruebas. Sin embargo, hasta ahora los agentes forestales están llegando con 24 y 72 horas de retraso. Este año la Comunidad de Madrid presenta las Brigadas de Investigación, una especie de CSI de los incendios forestales. Sin embargo ha reducido el personal destinado a estas labores de 170 agentes, el año pasado, a 24 agentes este año.

Finalmente Ecologistas en Acción considera imprescindible que la Comunidad de Madrid destine más medios a las campañas de sensibilización en los medios de comunicación. Es esta una asignatura pendiente, ya que alrededor del 80% de los incendios con causa conocida están provocados por negligencias, lo que evidencia una falta de sensibilización y responsabilidad de los usuarios del monte.

El oscurecimiento global

Televisión Española emitió el pasado domingo 29 de Mayo, el reportaje «Contaminación: el ocaso de la luz» (producido por Dox BBC) en el programa «Documentos TV», que ha tenido una gran repercusión en el mundo ecologista, al poner en conocimiento de muchos el fenómeno del «oscurecimiento global», resultado, al igual que el efecto invernadero, de la contaminación atmosférica, pero de efecto opuesto.

El oscurecimiento global se refiere a la pérdida de transparencia de la atmósfera, que produciría un filtrado de los rayos solares, y una consecuente bajada de las temperaturas. El efecto fue observado por primera vez por Gerry Stanhill, un especialista en el diseño de regadíos en Israel. Comparando los registros de cantidad de luz solar actuales con los de 1950 encontró, asombrado, que ésta se había reducido en una cantidad considerable.

Intrigado, Stanhill analizó los datos de otras partes del mundo y aunque encontró que los efectos variaban mucho de un lugar a otro, probó que entre 1950 y 1990 la luz solar había disminuido a un ritmo de entre un 1 y un 2% cada década. Pero su estudio, publicado en 2001, fue recibido con escepticismo. Ahora, el trabajo de otros científicos, con un método absolutamente diferente de medición, ha llegado a la misma conclusión. La comunidad científica ha tomado conciencia de que el oscurecimiento global es una terrible realidad.

En la actualidad nuestro planeta en su conjunto recibe una media del 15% menos de luz que hace 50 años, según Michael Roderick, investigador de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, mientras que la niebla que nosotros vemos hoy es aproximadamente un 3% más densa que hace 40 años.

Mientras que la Tierra se recalienta, como así revela la evolución de la temperatura global, lo lógico es que la evaporación de agua aumente también. Sin embargo, el equipo de Roderick ha podido comprobar que a menor radiación solar en la superficie del agua, se produce también menos evaporación y en consecuencia menos precipitaciones.

La combustión del carbón y el petróleo no produce sólo dióxido de carbono, responsable del efecto invernadero, sino también pequeñas partículas de hollín, ceniza y compuestos de azufre.

Todas estas partículas devuelven la luz solar al espacio y afectan a las propiedades de las nubes. Las partículas se convierten en núcleos de condensación de agua, por lo que las nubes contaminadas reflejan mucha más luz solar, que no llega a la superficie de la Tierra.

«Contaminación: el ocaso de la luz» muestra la preocupación de los científicos por un fenómeno que está modificando el patrón mundial de lluvias y puede ser el responsable de las sequías que costaron la vida a miles de personas en África en las últimas décadas del siglo XX. Pero tal vez el aspecto más alarmante es que puede haber inducido a los científicos a subestimar el verdadero alcance del efecto invernadero. El calentamiento global no ha sido tan intenso porque la disminución de la luz solar, el oscurecimiento global, ha contrarrestado sus efectos.

El oscurecimiento global impacta sobre el ciclo del agua: reduce la evaporación y en consecuencia las precipitaciones, lo que resulta particularmente grave para las regiones más áridas.

El oscurecimiento afecta asimismo a la fotosíntesis, tal como lo ha explicado Roderick, afectando así a los bosques, a la agricultura y a la vegetación planetaria en su conjunto.