Proyecto Verde de Colmenarejo – Diciembre 2018 / mayo 2021
Estos días ha vuelto a saltar a la prensa una petición suscrita hace pocos años por Arba, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, Grama y Jarama Vivo, pidiendo la limpieza de la presa del Aulencia y su posterior demolición. Los gobiernos locales de Colmenarejo y Valdemorillo han visto en la resurrección de este asunto una excusa perfecta para adoptar una posición proteccionista respecto a la presa, que comparte la inmensa mayoría de la población, al tiempo que ponen en evidencia al siempre incómodo movimiento ecologista: matan dos pájaros de un tiro.
En su momento, Proyecto Verde (adscrito a EeA) mantuvo un perfil bajo en este asunto, por razones obvias. Nuestras quejas fueron exclusivamente internas, y hay que decir que no obtuvimos respuesta alguna. Sin embargo, la proximidad de las elecciones locales de 2019 puede llevar este asunto al primer plano de la confrontación política, y en esas circunstancias nuestra ONG no podría permitir que aquellos que sistemáticamente han ignorado –cuando no agredido- al medio ambiente, abanderen ahora su protección. Cuando los grupos ecologistas –entre ellos EeA- pidieron la demolición de la presa, callamos. Si este asunto llegara a convertirse –como así parece- en un ariete para cargar contra el ecologismo o los partidos que lo defienden, nos veríamos obligados a proclamar a los cuatro vientos nuestra postura al respecto.
Desde su misma fundación, en 1999, Proyecto Verde de Colmenarejo – Ecologistas en Acción (en adelante PVC-EeA) ha abanderado casi en solitario la defensa de este embalse, contaminado por la codicia e irresponsabilidad del Canal de Isabel II y la complicidad de la Confederación Hidrográfica del Tajo. La cronología de esta titánica lucha se puede seguir en la web de Proyecto Verde. La estación potabilizadora de Valmayor (ETAP), en lugar de retirar los lodos resultantes de convertir en potables las aguas de este gran embalse, se dedicaron a verterlos al río Aulencia durante 30 años, siendo retenidos por la pequeña presa de 1947, objeto de la polémica. Esta presa es una construcción de gran valor arquitectónico, de estilo neo-herreriano, y un magnífico ejemplo de ingeniería industrial de la postguerra.
Antes de que Valmayor hiciera estragos con sus lodos (a partir de 1976), este embalse era un verdadero paraíso de fauna a las puertas de Madrid: para encontrar algo parecido, había que alejarse al menos 20 kilómetros más. Poco a poco, la contaminación de los lodos tóxicos terminó por matar este maravilloso enclave.
Pero esta situación es perfectamente reversible. De hecho, desde las campañas de prensa de 2005 y 2006 que llevó a cabo Proyecto Verde, con el apoyo de EeA, la ETAP de Valmayor dejó de verter lodo de manera sistemática, como venía haciendo anteriormente. La limpieza del embalse no solo es posible sino que hay proyectos para hacerlo, que son económicamente muy viables. No olvidemos que el Canal de Isabel II se ha ahorrado millones de euros tirando lodos tóxicos al Aulencia, en lugar de retirarlos, como marca la legislación.
Una vez limpio, el embalse del Aulencia podría volver a ser en pocos años el paraíso para fauna que fue en los años 60 y 70.
Si -como piden las entidades ecologistas- la presa llega a demolerse, el daño ambiental sería terrible. Habría que acarrear maquinaria pesada, retirar millones de toneladas de escombros, abrir nuevas vías de acceso para el transporte pesado… Y lo coherente (según este criterio) sería demoler no solo el dique sino todas las construcciones auxiliares. Los efectos ambientales serían brutales y lo que quedaría sería una angosta garganta arrasada y estéril, que permanecería así durante decenios, transcurridos los cuales recuperaría una cierta vegetación de ribera tras haber perdido por completo el ecosistema actual, potencialmente mucho más rico, a pesar de todo. Y en cualquier caso, nada comparable a lo que fue este embalse en los años setenta, y a lo que podría volver a ser si se limpian los lodos, manteniendo el embalsamiento de agua.
Breve reseña histórica
El embalse del Aulencia es una presa de gravedad, que entró en servicio en 1947 con destino al abastecimiento de varias poblaciones devastadas durante la Guerra Civil. Se trata de una obra de ingeniería de un estilo neo-herreriano, de muy buena factura, que se conserva en magnífico estado. Además del dique, existen varias construcciones auxiliares: la casa del ingeniero, en el lado de Valdemorillo, situada en un saliente con espectaculares vistas sobre el embalse, y una casa de peones y depósitos de decantación en el lado de Colmenarejo. Junto al dique sale un camino de servicio que sigue la conducción, más o menos paralela al río Aulencia, hasta llegar al descansadero del Puente Caído, donde cruza el río un acueducto en dirección sur, separándose del cauce.
La presa ocupa una superficie de unas 7 hectáreas y la capacidad del vaso es de unos 375.000 m3. Es decir, se trata de un embalse pequeño.
Hasta la entrada en servicio de la ETAP de Valmayor (en 1976), el embalse del Aulencia mantiene un ecosistema singular en el que prosperan especies de enorme interés. El importante aislamiento de la zona, debido a lo agreste del lugar y a la dificultad de acceso, lo convierte en un importante santuario para la fauna asociada al medio acuático y sus depredadores. Algunas de las especies emblemáticas que se citan en este paraje son:
– Peces: Calandino, gobio, bermejuela, barbo, carpa, carpín.
– Aves: cigüeña negra, martín pescador, mirlo acuático, búho real, aves acuáticas invernantes y varias especies de rapaces como azor, halcón peregrino, etc.
– Mamíferos: nutria, visón europeo, gineta, gato montés, tejón, meloncillo.
– Anfibios y reptiles: galápago europeo y leproso, y al menos 8 especies de anfibios.
Hay citas sin confirmar de excrementos y huellas de lince ibérico.
La vegetación en ciertas zonas (accesos desde Valdemorillo y casa del ingeniero) está bastante condicionada por especies introducidas durante la construcción, sin que lleguen en ningún momento a poder ser consideradas como especies invasoras. En torno al vaso –que mantiene un nivel constante- se desarrolla una importante vegetación autóctona de ribera, con especies que encontramos en el propio Aulencia. Destaca la presencia de dos especies catalogadas en Madrid: saúco y rusco.
Las aguas residuales de Colmenarejo (que hasta 2004 no cuenta con depuradora), todas ellas de carácter doméstico y escasa entidad, apenas suponen un peligro para este embalse. En estos años, sus escasos 1.300 habitantes producen un nivel de residuos que en su mayoría se autodepuran de forma natural en los 5 kilómetros de recorrido que van del emisario de Colmenarejo a la cola del embalse.
Llega Valmayor
En 1976 se construye el pantano de Valmayor y su ETAP. Este embalse, el tercero en capacidad de Madrid, convierte en inútil la presa del Aulencia, que deja de suministrar agua. Este dato es muy importante, porque gracias a esto, el nivel del embalse se mantiene casi constante durante todo el año, sin estiaje, en buena medida debido al caudal ecológico que Valmayor va liberando al Aulencia. El resultado es un embalse que se comporta más como un lago, sin las fuertes oscilaciones propias de los embalses de suministro, que impiden la consolidación de riberas arboladas y ecológicamente equilibradas.
Valmayor es cien veces más grande y sin embargo el interés ecológico de sus riberas es casi nulo. La capacidad inicial de potabilización de su ETAP es de 6 m3 por segundo. Muy pronto, los vertidos de fangos de depuradora empiezan a ser frecuentes hasta que se convierten en norma. Desde 1994 hasta su ampliación, Proyecto Verde constata en numerosas ocasiones cómo los fangos que deberían ser deshidratados y retirados, son vertidos al cauce, que los arrastra aguas abajo hasta ser retenidos por el dique del embalse del Aulencia. Esta actividad –que no es constante, puesto que se espera a tener una buena cantidad acumulada- se realiza con mayor frecuencia aprovechando periodos de lluvia y los fines de semana, suponemos que por la menor presencia de testigos en la planta.
La Confederación llega a dar algún permiso de vertidos a esta planta, legalizando así una parte de los mismos. A Valmayor se vierten o han vertido -directa o indirectamente- aguas residuales de urbanizaciones limítrofes y pueblos cercanos, de EDAR, industriales a través del Guadarrama (embalse de las Nieves)… Incluso las aguas residuales del embarcadero e instalaciones náuticas que el Canal de Isabel II tiene en Valmayor, vierten directamente al pantano. La concentración de substancias nocivas va aumentando paulatinamente ya que la captación de agua para la ETAP se hace a media profundidad para evitar grasas e hidrocarburos en superficie y metales pesados en profundidad. Eso implica un agua cada vez más contaminada y una necesidad de tratamiento mayor, lo que se traduce en más lodos.
ETAP de Valmayor
El proceso de potabilización del agua contaminada de este embalse implica el uso de ingentes cantidades de floculantes: sulfato férrico, poliacrilamida aniónica y sulfato de aluminio en enormes cantidades: solo en 2007 se compraron 15.000 toneladas para esta ETAP.
Tras inaugurar su ampliación en 2011, la capacidad de tratamiento pasa de 6 m3/s a 12 m3/s. Hoy día puede tratar 518.000 m3 al día, generando un 5% de residuos, es decir: 25.900 m3 de lodos, que al año son 9,5 millones de m3. En realidad, la cantidad es menor, porque la capacidad de la ETAP no se aprovecha en su totalidad (Madrid tiene capacidad de tratamiento de agua potable que triplica las necesidades de consumo, razón por la cual siempre nos opusimos a esta ampliación). Para que nos hagamos una idea de esta capacidad de tratamiento, si no hubiera aporte de agua externo y funcionando la ETAP a pleno rendimiento, el pantano de Valmayor se vaciaría en 200 días.
Pero esta ETAP no solo se nutre del agua de Valmayor, sino de varios embalses de la cuenca del Alberche y Guadarrama a través de trasvases y conducciones.
Lodos o fangos
Una vez parcialmente separados de la fracción líquida por filtración o decantación, los fangos tienen el carácter legal de residuos.
Los lodos no se han estado retirando como establece la ley (valorizar, vertedero o incineración); se han vertido al Aulencia durante 30 años. Los gestores del Canal de Isabel II y la Confederación Hidrográfica del Tajo sabían que la mayor parte de estos lodos –más pesados que el agua- sería retenida por el vaso de la vieja presa del Aulencia. Eso ha permitido que esta grave infracción haya pasado desapercibida durante años, ya que –aparentemente- ninguna población aguas abajo se veía afectada. En realidad, esto es muy relativo, porque estos lodos tóxicos se pueden localizar al menos hasta la desembocadura en el Guadarrama y seguramente a lo largo del cauce de este río. Miembros de Proyecto Verde hemos podido comprobar en varias ocasiones los efectos inmediatos de la apertura de las balsas de lodos. La llegada al embalse provocaba una subida repentina del nivel del agua, que desbordaba el dique y bajaba aguas abajo del Aulencia en forma de una gran ola negra de fangos que, insisto, hemos podido ver a casi 5 kilómetros del dique.
Se habla poco de los efectos de esta contaminación sobre el cauce del Aulencia, pero han sido terribles. A falta de estudios al respecto, nosotros hemos podido constatar, por ejemplo, la desaparición del mejillón de río (Unio pictorum) que, al menos hasta 1994, estaba presente 5 Km aguas abajo del embalse del Aulencia.
Los vertidos de lodos al Aulencia –en lugar de ser retirados y tratados- han supuesto unos beneficios económicos al Canal de Isabel II difíciles de avaluar, pero que en todo caso superan con creces el coste de su limpieza. En este punto cabría preguntarse dónde ha ido a parar el dinero presupuestado para la retirada de los lodos no realizada; de no existir dichas partidas presupuestarias, quedaría constatada la voluntad manifiesta por parte del Canal de Isabel II de contaminar el río con los vertidos, única manera de “deshacerse” de ellos con coste cero. Los recientes escándalos de corrupción del PP valenciano asociados al tratamiento de aguas pueden darnos una pista sobre algunas formas delictivas de gestionar este recurso.
Los lodos del embalse
En 2005, por encargo de Tragsa, el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), dependiente del Ministerio de Fomento, realiza un estudio de los lodos del embalse del Aulencia, con unos resultados espeluznantes. El residuo seco total que alberga la presa es del 3% de su capacidad, esto son 11.250 m3 de lodos desecados. Pero al estar hidratados, ocupan prácticamente la totalidad del vaso, desde el fondo hasta una profundidad que varía ligeramente en función de la época del año, entre los 50 cm y 1 metro. La mayor parte son floculantes de aluminio, que adoptan un estado similar al de un gel.
El CEDEX realizó sondeos a varias profundidades, arrojando las siguientes concentraciones medias de contaminantes (en mg/l) en relación a la normativa sobre aguas continentales:
Presa Aulencia | Normativa | |
Cadmio | 0,095 | 0,05 |
Cromo | 0,091 | 0,05 |
Cobre | 0,578 | 0,05 |
Plomo | 0,254 | 0,05 |
Mercurio | 0,056 | 0,001 |
Hierro | 39,42 | 0,3 |
Aluminio | 963 | 0,2 |
Solo a modo de ejemplo, el sulfato de aluminio, presente en cantidades ingentes, es corrosivo (acidez pH 3.5) y muy tóxico para la vida acuática. El ión aluminio en este embalse se encuentra en una concentración que es 4.815 veces mayor de lo que se permite para el agua de consumo.
Acciones reivindicativas
– Durante 2004 y comienzos de 2005, Proyecto Verde trata de concienciar a la opinión publica de Colmenarejo sobre el problema, incluyendo intervenciones en los consejos sectoriales, artículos en prensa local, paseos a la presa…
– 21 de marzo de 2005. El Ayuntamiento se da por aludido y mueve ficha “pidiendo una explicación” a la CHT sobre los vertidos, la cual -según la alcaldesa Mª Isabel Peces-Barba- remite un informe que no llegamos a conocer.
– Septiembre de 2005. Tenemos acceso a las conclusiones preliminares del informe del CEDEX.
– Octubre de 2005. Proyecto Verde denuncia, a través de la confederación Ecologistas en Acción, los vertidos.
– Noviembre de 2005. Accedemos al informe completo del CEDEX.
– 18 de noviembre de 2005. Se inspecciona simultáneamente Valmayor y Santillana; se constatan “signos evidentes de vertidos al Dominio Público Hidráulico”. La CHT anuncia apertura de expedientes a las ETAP de Santillana y Valmayor y se sanciona con 6.000 € por falta leve. El Gerente del CYII, Ildefonso de Miguel, lo niega. Ante el asombro por una sanción tan ridícula, la CHT dice que no se pueden vincular de manera definitiva los lodos a las potabilizadoras. Esta declaración de la CHT es sorprendente, porque el informe del CEDEX dice textualmente en sus Conclusiones que “se puede afirmar que los materiales que actualmente se encuentran en el embalse del Aulencia no corresponden a los sedimentos propios de un embalse. Su naturaleza parece corresponder más bien a residuos de fangos procedentes de la ETAP de Valmayor”.
– 19 de diciembre de 2005. El Ayuntamiento de Colmenarejo recibe el informe de la CHT al que hemos hecho referencia en el segundo punto de esta cronología; 9 meses después.
– 12 de enero de 2006. Reunión CYII y CHT. Encargan un estudio a Tragsa para la eliminación de los lodos, que plantea varias “soluciones”, algunas disparatadas, como la voladura del dique.
– 27 de enero de 2006. Proyecto Verde-Ecologistas en Acción iniciamos una fuerte campaña de prensa: El asunto salta a las páginas de El Mundo y El País, amén de la prensa local.
– Crece la presión ante el Ayuntamiento de Colmenarejo para que actúe. Finalmente, presenta una denuncia contra la Confederación y el Canal, lamentablemente planteada, que lo único que persigue es justificarse ante la opinión pública. Creo recordar que ni siquiera es admitida a trámite.
– Viendo que todo ha quedado en nada, Proyecto Verde-Ecologistas en Acción evalúan la presentación de una denuncia. Previamente es necesario conocer la interpuesta por el Ayuntamiento de Colmenarejo para utilizar otros fundamentos de derecho, o de lo contrario se corre el riesgo de que terminen también en la papelera. Se entrega escrito el 24 de septiembre de 2009 al concejal de IU, Jerónimo Hernández, solicitando copia de la denuncia municipal y el auto del juzgado, pero no responde. El 8 de noviembre de 2009 Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid anuncia a bombo y platillo que presentará una enmienda a los presupuestos de la CAM solicitando la limpieza de la Presa del Aulencia. No pasa el trámite parlamentario. A pocos meses de las elecciones locales, el PSOE hace lo mismo, con idéntico y previsible resultado.
Los últimos años
El considerable ruido mediático producido por Proyecto Verde y EeA entre los años 2004 y 2008 paraliza los vertidos.
En 2004 se realiza un proyecto de ampliación de la ETAP que, tras varias modificaciones, se somete a exposición pública en 2006. Lógicamente Proyecto Verde presenta alegaciones. Las obras empiezan en 2009 y terminan en 2011. Esta ampliación incluye un sistema de tratamiento de fangos muy mejorado respecto al anterior. Por tanto, aproximadamente desde las movilizaciones de 2006 los vertidos al embalse del Aulencia deberían haber dejado de ser el modus operandi habitual para tornarse en algo esporádico y excepcional.
Durante la inauguración en 2011 de la ETAP de Valmayor –a la que fui invitado en calidad de concejal- tuve ocasión de hablar con José María González (Director-Conservador del Parque Regional del río Guadarrama y su entorno) de este asunto. Me aseguró que había un proyecto para retirar los lodos que gozaba del visto bueno del Canal y la CHT. Consiste en la realización de perforaciones en la base del dique por las cuales se extraerían los lodos, que serían bombeados a través de la vía pecuaria que llega a la presa desde Pino Alto (Valdemorillo) para, desde allí, ser retirados a un vertedero. El coste –no recuerdo exactamente la cantidad- me pareció perfectamente asumible.
Situación actual
A pesar de llevar años sin vertidos (presumiblemente), la mayor densidad de los lodos respecto al agua y el sistema de desagüe del embalse –por desbordamiento- permiten que el nivel de fangos reseñado por el CEDEX se mantenga más o menos estable y separado de la lámina superficial de agua. Sí es cierto que en los últimos años hemos notado una menor actividad de materia orgánica en descomposición, causada seguramente por varios factores, entre los que destacan la función depuradora de la vegetación de ribera –carrizales, especialmente- y la entrada en funcionamiento de la EDAR de Colmenarejo Oeste. Sin embargo, en los últimos meses se observa un notabilísimo crecimiento de las “islas” de carrizales, quedando reducida la superficie aparente del embalse de forma muy considerable:
Superficie de la lámina de agua:
- 70.000 m2 (datos oficiales construcción)
- 56.500 m2 (sobre foto aérea de 1967)
- 16.700 m2 (sobre foto satélite 2021)
De los 16.700 m2 actuales libres de carrizo, tan solo 234 m2 se encuentran sin vegetación, estando el resto totalmente ocupado por lenteja de agua (Lemna gibba), una especie indicadora de aguas contaminadas, con altas concentraciones de nutrientes antrópicos (fósforo y nitrógeno). De no ser por las periódicas “limpiezas” y podas que hacen empleados de la CHT, el embalse estaría completamente anegado por la vegetación oportunista que prospera gracias a la elevadísima eutrofización del agua.
La nefasta situación actual, hace sospechar que la potabilizadora o la EDAR oeste de Colmenarejo vuelven a realizar vertidos de lodos o aguas residuales con asiduidad.
Efectos de una posible demolición de la presa
La demolición de la presa tendría unos efectos negativos sobre el medio ambiente, muy superiores a los que pretende corregir.
En primer lugar, hay que considerar que aún tratándose de una obra de ingeniería, ya hemos dicho que se comporta ecológicamente más como un lago sin estiaje que como un embalse. Gracias al caudal ecológico que suelta Valmayor al Aulencia, esta presa mantiene su nivel todo el año. Esto es fundamental para mantener una vegetación de ribera y palustre muy desarrollada.
Debido a las diferencias de densidad entre la lámina superficial de agua y los lodos, el ecosistema acuático superficial tiene una calidad ambiental engañosa, en contraposición a lo que sucede un metro por debajo y hasta el fondo. Esto se pone de manifiesto en los análisis de agua que la CHT realiza periódicamente en todos los embalses (que figuran en Internet), donde tiene buen cuidado de tomar las muestras en las zonas más favorables. Comparando estos análisis con los del CEDEX parece que estamos ante embalses diferentes, cuando en realidad lo único que cambia son las cotas de toma de muestras.
Los extensos carrizales que se desarrollan en las riberas del embalse –y que incluso han llegado a formar isletas en el interior- colaboran de forma muy notable a la depuración de medios acuáticos, y existen infinidad de estudios científicos que constatan esta realidad. Es cierto que su proliferación se debe a la eutrofización del agua, pero no puede decirse que constituyan una especie invasora: no lo son, ni se comportan como si lo fueran, ni están considerados como tales en la relación de flora invasora. No podemos ser tan positivos respecto a la lenteja de agua. Esta planta flotante llega a tapizar por completo la superficie del agua, impidiendo una adecuada oxigenación y esterilización superficial mediante la radiación ultravioleta. Aunque no se trata de una especie invasora, en aguas excesivamente eutrofizadas se comporta como tal.
El tramo del río Aulencia entre el dique de la presa de Valmayor y el embalse del Aulencia está totalmente regulado. Apenas posee una cuenca propia y no tiene arroyos tributarios naturales, ya que el arroyo Peralera -único arroyo que desagua en él- posee un caudal procedente en un 95% de la EDAR de Colmenarejo Oeste. Lo mismo podemos decir del caudal del Aulencia, procedente del desagüe ecológico de Valmayor.
Esta realidad, unida al escaso recorrido y pendiente del Aulencia y La Peralera desde sus “nacimientos” artificiales hasta el embalse del Aulencia que nos ocupa, hace que el arrastre de sedimentos hacia este embalse sea insignificante. Por tanto, una vez limpia esta presa no es previsible su colmatación en muchísimos años.
Considerar que los valores ambientales asociados a un elemento artificial, creado por el hombre, no son merecedores de pervivir, es un planteamiento que choca con la realidad, la experiencia científica y el más elemental sentido común. Vivimos en un mundo antropizado; prácticamente no existen los parajes naturales ajenos a la actividad humana. Pretender restituir la naturaleza a su estado original en la Europa del siglo XXI, y concretamente, en España, es una utopía que no se puede alcanzar ni sería aconsejable hacerlo. Ecosistemas de un enorme valor –como la dehesa- tendrían que ser retornados a su estado originario de bosque mediterráneo, perdiendo una biodiversidad que ya resulta imprescindible. O las graveras artificiales del Parque Regional del Sureste, sin las cuales ese ecosistema protegido no tendría razón de ser. O las canteras riquísimas en anfibios de Alpedrete y pueblos aledaños. En Colmenarejo tenemos unas charcas –Los Escoriales- que son artificiales, y que poseen una enorme riqueza en anfibios, estando actualmente catalogadas. ¿Cabe plantearse colmatarlas de tierra y restituir el paraje a su estado original de erial suburbano?
También hay que pensar en los efectos colaterales de una demolición: habría que acarrear maquinaria pesada, retirar millones de toneladas de escombros, abrir nuevas vías de acceso para el transporte pesado… Y lo coherente sería demoler no solo el dique sino todas las construcciones auxiliares. Los efectos ambientales serían brutales y lo que quedaría sería una garganta arrasada y estéril, que permanecería así durante decenios, transcurridos los cuales recuperaría una cierta vegetación de ribera tras haber perdido por completo el ecosistema actual, potencialmente mucho más rico, a pesar de todo. Y en cualquier caso, nada comparado a lo que era este embalse en los años setenta, y a lo que podría volver a ser si se limpian los lodos, manteniendo el embalsamiento de agua.
Aunque se decidiera demoler este embalse, previamente debería ser limpiado si no queremos provocar una contaminación insoportable aguas abajo. Y una vez limpio, ¿qué sentido tendría destruir otro humedal (¡ya van demasiados!), que por sus características volvería a ser en pocos años una reserva de fauna del máximo interés?
Consideraciones sobre el patrimonio arqueo-industrial
En este asunto no me quiero extender porque es un planteamiento obvio. La presa del Aulencia presenta un interés patrimonial incuestionable. No se trata de una construcción chapucera, sino de un conjunto de edificaciones que enriquecen nuestro patrimonio cultural e histórico. Por ello está catalogada en las Normas Subsidiarias de Colmenarejo y en el Inventario de la Comunidad de Madrid. Su destrucción sería un desastre injustificable e incomprensible desde cualquier punto de vista.
Conclusión
La conclusión de Proyecto Verde es coherente con lo que llevamos años defendiendo: la Presa del Aulencia debe limpiarse. La actuación criminal de la CHT y del Canal de Isabel II durante todos estos años no puede quedar impune y estos organismos deben asumir su responsabilidad y acometer la limpieza. Para ello solo necesitan destinar una pequeña parte de los enormes beneficios que han obtenido durante 30 años al utilizar el medio natural y arquitectónico de todos los madrileños a modo de enorme vertedero de lodos contaminados. Si la adopción de acciones penales tiene visos de dar resultados positivos, debe acometerse. Del mismo modo que debe investigarse la gestión de los lodos de esta ETAP.
El método de limpieza debe ser altamente respetuoso con el entorno y no debe provocar más afecciones que las inevitables, y en todo caso, solo aquellas que puedan ser revertidas en un plazo breve y razonable.
El conjunto de edificaciones debe conservarse y, si fuera posible, restaurarse. La defensa de un patrimonio no puede hacerse a expensas de otro; no se entendería tal cosa y podría propiciar situaciones absurdas e indeseadas, como la de distintas entidades ecologistas y culturales pugnando por dilucidar qué parte de nuestro patrimonio debe conservarse y cual destruirse, para retrotraer el territorio a un estado original que ni siquiera seríamos capaces de consensuar.
Los movimientos ciudadanos de defensa del patrimonio y del medio ambiente necesitamos el apoyo y comprensión social si verdaderamente queremos que cambien las cosas. Peticiones como la de demoler la Presa del Aulencia resultan incomprensibles para muchos de nosotros; ¡cuánto más para el resto de la ciudadanía!
Finalmente, nuestras organizaciones deberían consultar y escuchar a los grupos locales que lleven años trabajando sobre el terreno, en aquellos asuntos que han supuesto una parte importante de su actividad, en lugar de sucumbir a ideas poco meditadas -propias o ajenas- cuyas consecuencias pueden ser tan desastrosas para el medio ambiente como para nuestra credibilidad.
Carlos González-Amezúa
Proyecto Verde de Colmenarejo – Ecologistas en Acción