Nuestro compañero Gonzalo, un chaval con extraordinarios conocimientos en ornitología, nos avisó de la existencia de un nido de cernícalos en un lugar muy expuesto. Él, que descubrió el nido por casualidad, observó la existencia de 7 pollos.
Llamamos a nuestro compañero Ángel, anillador oficial y director del proyecto de Atlas Ornitológico del Parque del Guadarrama, y junto con tres socios más, nos dispusimos a anillar los pollitos y verificar su estado.
Cuando llegamos, algunos días después, ya solo quedaban tres pollos. El resto probablemente había sido robado. Una vez cerciorados de que los padres no estaban cerca (para evitarles el mal trago), anillamos a los tres pollos y nos hicimos una foto con ellos para inmortalizar la ocasión.
Salvando el pequeño susto, el anillado es una actividad que no implica ningún riesgo para las rapaces, y no existe el menor peligro de que los pollos sean abandonados por sus padres ante el contacto humano, al contrario que sucede con algunos mamíferos, como los gatos.
Los halcones de menor tamaño integran un grupo de 13 halcones llamados cernícalos. Son accidentales en la península Ibérica. El cernícalo vulgar residente en España llega a medir más de 34 centímetros. A menudo aparece planeando cerca de las carreteras en busca de ratones y otros animales pequeños.