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Alarma social por la instalación de antenas y torres de telefonía móvil: soluciones que el derecho puede dar a este problema

La preocupación de los ciudadanos por la instalación cerca de sus viviendas, colegios y lugares de trabajo, de estaciones base de telefonía móvil, se ha incrementado de forma espectacular en los últimos tiempos (paralelamente a lo que está sucediendo en otros países industrializados).

Muchas personas y sus familias viven con miedo en unos hogares que sienten que no son seguros, y que reciben unas emisiones cuyas consecuencias sobre la salud a largo plazo, están todavía investigándose. Se producen enfrentamientos entre vecinos del mismo edificio o de edificios colindantes, se presentan denuncias a los Ayuntamientos, se suceden las manifestaciones, protestas, recogidas de firmas… Finalmente, algunos, cansados de enfrentamientos y tensiones, optan por huir literalmente de sus hogares, y cambiar de residencia, incapaces de vivir con esa incertidumbre y ese miedo continuos.

¿Cuál es el motivo de esta creciente preocupación y temor a las antenas de telefonía móvil?

En mi opinión, este temor se produce por tres factores:
• Por la incertidumbre científica sobre los perjuicios para la salud. No existe acuerdo científico sobre si los efectos no térmicos (derivados de exposiciones prolongadas a niveles muy inferiores a los que permiten las normas internacionales) pueden producir enfermedades, y en todo caso, se recomienda seguir investigando. Los ciudadanos sienten que están haciendo de conejillos de indias, y ante las dudas científicas, prefieren no vivir al lado de estas antenas y que se apliquen políticas de precaución.
• Por la falta de regulación, o por una regulación que se siente insuficiente, ya que tiene en cuenta sólo efectos térmicos e ignora los efectos no térmicos; porque los niveles límite que se permiten para exposiciones prolongadas de ciudadanos, por ejemplo 450 o 900 microvatios/cm2, son muy superiores a los que de forma precautoria permiten otros países y ciudades (0,1 microvatios/cm2 en Salzburgo; 4,2 microvatios/cm2 en Suiza; 10 microvatios/cm2 en Rusia y China, 60 a 100 microvatios/cm2 en Toronto…).
• Por la falta de información sobre lo que realmente se ha instalado o se va a instalar encima, o al lado de la vivienda o colegio, y lo que emite (el ciudadano, preocupado por esa instalación le pregunta al Ayuntamiento, a la operadora, al Ministerio, a la Comunidad Autónoma, y no obtiene respuesta, o se le dan respuestas vagas y pseudo-tranquilizadoras, sin informarle realmente de la frecuencia, la potencia, y los niveles de emisión que podrá recibir de forma continuada en su vivienda).

Todos estos factores, unidos, provocan miedo, alarma social entre la gente. Y este miedo y esta alarma provocan a su vez conflictos entre vecinos, enfrentamientos con los Ayuntamientos y administraciones, denuncias a las compañías instaladoras, etc.

Y aquí tenemos ya el campo abonado para que entre el derecho a actuar. Porque el derecho, existe precisamente para eso, para resolver o prevenir conflictos, bien mediante soluciones individuales (o judiciales), o bien mediante soluciones generales (o legislativas).

Soluciones judiciales (individuales)
En este caso, en el que no existe regulación, o en el que la regulación existente no se considera lo suficientemente protectora, el ciudadano tiene que acudir directamente al Juez, y demostrarle que se le están causando unos perjuicios, que no tiene obligación de soportar.

¿Cuáles serían estos perjuicios, derivados de la instalación en el propio edificio, o en edificios o terrenos colindantes de una estación base de telefonía móvil?
Básicamente, podemos dividirlos en tres tipos de perjuicios: daño físico, daño psíquico o moral, y daño patrimonial. Sin entrar ahora en otro tipo de consideraciones, como serían el sobrepeso en la estructura del edificio (en el caso de instalación en azoteas) o la alteración de elementos comunes (a utilizar en caso de antenas instaladas en comunidades de propietarios, con aplicación de la LPH), o la afección visual o paisajística a bienes protegidos, etc.

En cuanto al daño físico, derivado de las ondas emitidas por las antenas, es verdad que actualmente no se puede demostrar de forma concluyente. Pero lo cierto es que existen numerosas investigaciones científicas en curso, que no expondrán sus conclusiones hasta dentro de unos años. ¿Qué pasará si finalmente se demuestran en un futuro los efectos perjudiciales, como ha sucedido con el tabaco o el amianto? De momento, y es bastante significativo, las compañías de seguros excluyen de cobertura, en las pólizas de responsabilidad civil por instalación de estas antenas, los daños producidos por la “contaminación derivada de ondas electromagnéticas” y la “contaminación gradual”.

Derivado de la posibilidad anterior, es evidente que se puede producir ya un daño actual y moral (o psicológico) a las personas, que conocedoras de la incertidumbre científica, se vean obligadas a llevar un embarazo, o a vivir junto con sus hijos y familiares, en la cercanía de estas instalaciones. La imposición de este tipo de riesgo, “inaceptable” para algunas personas, puede conllevar un estrés y una ansiedad tales, que acaben a su vez derivando en trastornos y enfermedades físicas, u obligando a determinadas personas a abandonar unas viviendas de las que realmente no se quieren ir. La existencia de este daño moral o psicológico, es algo perfectamente constatable, y que los tribunales españoles están ya reconociendo en asuntos similares.

Finalmente, al extenderse el temor entre la población, por este tipo de instalaciones, se está produciendo también un fenómeno de devaluación del valor de las propiedades situadas en la cercanía de estaciones base de telefonía móvil. Muchos compradores huyen de estas viviendas, o se lo piensan dos veces antes de adquirirlas. Este es un dato que deben tener en cuenta los vecinos que autoricen la instalación, pensando en el dinero que el alquiler de la azotea va a producir a la comunidad. El mercado inmobiliario tiene sus propias pautas, y el temor, aunque pudiera calificarse de irracional o sin fundamento científico, aleja a los compradores.

¿Y cómo puede defender sus intereses una persona que se sienta perjudicada?
• Por un lado, antes de que se instale la estación base: Si se trata de una comunidad de propietarios, hay que informar (preferiblemente por escrito) al resto de propietarios de las consecuencias de la instalación, y porqué nos consideramos perjudicados. Conviene solicitar también por escrito (al administrador, al Presidente, a la operadora, al Ayuntamiento…) información específica y detallada sobre la instalación, y sobre la propuesta de contrato, para estudiarlo antes de la Junta. En definitiva, hay que moverse y utilizar todos los mecanismos que ofrece la LPH, sin olvidar que en caso de que finalmente se adopte el acuerdo (incluso aunque sea ilegal), tenemos unos plazos para impugnarlo ante el Juez (tres meses o un año). Transcurridos esos plazos sin impugnar judicialmente, es prácticamente como si hubiéramos consentido a ese acuerdo, siendo jurídicamente mucho más difícil anularlo. En el caso de que la estación base se vaya a instalar en la vivienda de enfrente, o en un terreno cercano, y consideremos que pueden afectarnos sus emisiones, debemos comunicarlo a los dueños, y solicitar información sobre la tramitación de la licencia al ayuntamiento, oponiéndonos a la concesión de la misma.
• Por otro lado, cuando la estación base está ya instalada (en nuestra azotea o en la vivienda o terreno de enfrente), es muy importante encargar a expertos una medición sobre los niveles de ondas electromagnéticas que esta instalación introduce en nuestra vivienda. Con estas cifras y el correspondiente informe en la mano, debemos acudir al Juez o al Ayuntamiento, y pedirles que adopten las medidas oportunas para proteger nuestra salud y la de nuestra familia, explicando y demostrando porque consideramos que esos niveles, que la mayoría de las veces estarán dentro de los elevados límites legales, pueden perjudicarnos.

Soluciones colectivas (legislativas)
Cuando los ciudadanos se sienten perjudicados, los recursos individuales son muy importantes, porque ponen de manifiesto la existencia de un problema, y abren brechas que demuestran que la regulación actual no se corresponde con la realidad y que choca con otros derechos fundamentales.

Pero además de actuar de forma individual, y de acudir a los Tribunales, es muy importante actuar también de forma colectiva, y solicitar al Estado, a las Comunidades Autónomas, a los Ayuntamientos, que regulen la ubicación de las estaciones base de telefonía móvil de forma adecuada y aplicando criterios de precaución.

Ni las operadoras, ni los poderes públicos pueden actuar enfrentándose a los ciudadanos. Por muy necesaria que estimen que pueda ser la telefonía móvil, no pueden obligar a los ciudadanos a vivir al lado de unas instalaciones que les producen miedo.

Y una de dos, o convencen a los ciudadanos de que no pasa nada, algo que hoy por hoy es bastante complicado, además de irresponsable, o regulan de una forma adecuada, y hacen que el ciudadano se sienta seguro e informado.

¿Quiénes son competentes para regular?
En el ejercicio de sus competencias, el Estado debe regular y establecer “los niveles de emisión radioeléctrica tolerables y que no supongan un peligro para la salud pública”. Esta regulación todavía no existe en nuestro país. Si finalmente se aprueba teniendo en cuenta solamente criterios térmicos (estableciendo por ejemplo los niveles de la Recomendación Europea de 12 de julio de 1999, que son los que en la práctica suelen aplicar las compañías), vamos a seguir exactamente con los mismos problemas y con los ciudadanos acudiendo a los tribunales por entender que su derecho a la salud no está suficientemente protegido.

En cuanto a Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, son las administraciones competentes para regular el emplazamiento y la ubicación de las estaciones base de telefonía móvil teniendo en cuenta criterios urbanísticos y de planeamiento. En este punto, es interesante ver cómo otros países aplican la “Percepción Pública del Peligro” en su normativa de planeamiento. Así, por ejemplo, en el Reino Unido, los tribunales han declarado que “el miedo y la preocupación genuinos de los ciudadanos, incluso si son irracionales y no están basados en pruebas, es una consideración a tener en cuenta en el planeamiento urbanístico”.

Sin que finalmente podamos olvidar, en el caso de que se produzca algún “roce” de competencias, que estamos ante un tema de salud pública, y que según la Constitución Española, todas las Administraciones públicas (Estado, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos…) tienen el deber y la obligación de velar por la salud de sus ciudadanos y establecer medidas preventivas. En la protección de la salud y el medio ambiente las competencias básicas son del Gobierno, pero las competencias de desarrollo y gestión, corresponden a las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, que respetando los mínimos establecidos por el Estado, pueden regular estableciendo medidas más protectoras. Es decir, pueden proteger más, nunca menos de lo que haya establecido el Estado. Y para esto lo ideal sería utilizar las Leyes de Actividades Clasificadas (Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas) y de Evaluación de Impacto ambiental a la hora de conceder las licencias.

Conclusión
Cuando se les solicita una regulación, y el establecimiento de medidas preventivas, muchas administraciones alegan que es una cuestión de progreso, “que la telefonía móvil sirve para salvar vidas”, y que no pueden interferir en el desarrollo de las redes de telecomunicaciones. Aparentemente, entrarían en conflicto el derecho a la salud de determinadas personas, y el derecho a las telecomunicaciones móviles de la “mayoría”.

Pero no debemos equivocarnos. La regulación y el desarrollo ordenado de las redes de telefonía móvil es algo beneficioso para todos. La adopción de medidas preventivas que protejan la salud de la gente, no tiene porque interferir en el desarrollo de las telecomunicaciones. Existen soluciones técnicas, para compaginar ciencia y salud, y hay países y ciudades que las están aplicando con éxito. Debe fomentarse la investigación en España, para poder encontrar las soluciones técnicas más adecuadas a nuestras ciudades y orografía. Eso si, hay que reconocer que esto puede resultar algo más caro (es más barato instalar una antena en una azotea, que en las afueras de un pueblo o ciudad, donde tienen que instalar un mástil y llevar hasta allí la electricidad. Es más barato no apantallar que apantallar…)* Pero entonces no nos equivoquemos. Ya no estamos hablando de derecho a la salud, frente al desarrollo de la telecomunicaciones. De lo que estamos hablando, al final, y en definitiva, es de salud, frente a dinero. Con una política de prevención, información, y emplazamiento adecuados, la salud y la telefonía móvil, no tienen porque estar enfrentadas.

Primera cita de sapo partero desde 1989

Localizado por Gonzalo Núñez-Lagos Laborda en Los Ranchos (Galapagar)

La última cita en Galapagar y Colmenarejo es de García-París (uno de los grandes de la herpetología española) en 1989. Los estudios llevados a cabo por este herpetólogo e Íñigo Martínez-Solano en 2001, en los que Proyecto Verde colaboró modestamente, no lograron citas de esta especie.

Reproducimos parte del correo recibido de Gonzalo por su interés:

“Ayer domingo, 29 de octubre de 2006, procedí, como hago semanalmente, a visitar la piscina del club social de mi Urbanización «Los Ranchos» de Galapagar. Lo hago para sacar los bichejos que han caído, antes de que se ahoguen o mueran.

Al ir mirando, y junto a un gallipato y dos Rana perezii, observe un pequeño sapo flotando que, pensé cuando me iba acercando, sería un juvenil de espuelas. Cual fue mi sorpresa, al cogerlo, que se trataba de un sapo partero ibérico (Alytes Cisternasii), primera vez que lo veo en mis casi 30 años en Los Ranchos.

Estaba prácticamente ahogado y no se movía, pero por la experiencia de años, sabía que estaba vivo y con sacarlo y dejarle respirar, el iría excretando toda el agua que había tragado.

Estoy casi seguro que no existe ninguna cita reciente de Alytes ni en Colmenarejo ni, especialmente, en Galapagar ya que, si no me equivoco; en el Atlas de anfibios y reptiles, ni Juan Aceituno, ni Íñigo Martínez-Solano lo han localizado. Tampoco aparecen citas recientes en el Inventario preliminar del Parque del año 2001 (Íñigo Martínez-Solano y Mario García-París) ya que las únicas citas que existen son de García-París et al en 1989 (me refiero a Colmenarejo y Galapagar, no a Valdemorillo).”

Para nosotros, la importancia también radica en que se ha localizado a escasos metros del término de Colmenarejo.

En los inviernos de 2001 y 2002 fue escuchado por miembros de nuestra asociación en zonas del centro del municipio, pero sin ser visto. Su canto es un silbido característico ligeramente parecido al del autillo aunque mucho más errático. Sería muy interesante hacer alguna salida en días nublados o lluviosos para intentar localizarlo. Este tipo de citas son muy importantes porque suponen argumentos científicos de primer orden para intervenir en el ordenamiento urbanístico de ciertas zonas. Igualmente su hallazgo aumenta la importancia de todas las charcas de la zona, especialmente la muy amenazada y valiosa de Los Escoriales.

El sapo partero recibe su nombre de la costumbre del macho de acarrear los huevos de la hembra tras la puesta. Vive en cursos temporales de agua en zonas de encina y alcornoque, principalmente en el oeste y suroeste de la península. En Madrid está en peligro de extinción debido a la grave alteración de sus hábitats y la contaminación de las aguas. La zona en la que ha sido oído en Colmenarejo coincide con un pozo de agua muy limpia que rebosa buena parte del año formando un arroyo; un hábitat ideal para el partero.


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Una guía que informa al consumidor sobre el mercurio en el pescado

Ecologistas en Acción ha presentado hoy en Madrid una guía de las especies de peces más contaminadas por mercurio, de cara a informar a los consumidores sobre los peligros derivados de su consumo. Se trata de un folleto plegable que los consumidores pueden llevar con facilidad al hacer la compra y que enumera las especies de peces que figuran habitualmente en las alertas del Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea con sus nombres en los diferentes idiomas del Estado. El folleto también da consejos culinarios de preparación que reducen la toxicidad del pescado contaminado.

El consumo de pescado es importante como fuente de proteínas cardiosaludables. Sin embargo, la contaminación que llega a ríos, lagos, mares y océanos hace que algunas especies acumulen en su organismo una cantidad de mercurio y otros contaminantes que las hacen desaconsejables para el consumo humano.

El mercurio es un metal pesado sumamente tóxico que afecta sobre todo al desarrollo del sistema nervioso central. El informe “Evaluación de Impactos de la Unión Europea” demuestra que entre 3 y 15 millones de europeos tienen niveles de mercurio que sobrepasan los límites recomendables y que algunos los superan hasta diez veces. Aunque el informe no calcula los costes de esta contaminación, un estudio similar en Estados Unidos estima que entre 300.000 y 600.000 bebés nacen cada año con un cociente intelectual mermado a causa de su exposición al metilmercurio y que esto representa unas pérdidas anuales de 8.700 millones de dólares para la economía norteamericana.

La población más vulnerable a la contaminación por mercurio son los niños y las mujeres en edad fértil, embarazadas o en periodo de lactancia, que pueden transmitírselo a sus hijos y afectar al desarrollo del cerebro. En cualquier caso, todos somos sensibles a la toxicidad del mercurio y debemos reducir al mínimo nuestro consumo de pescado contaminado. La actividad industrial, principalmente la industria química, y la combustión de carbón son las fuentes antropogénicas que más mercurio emiten al medio ambiente.

La guía “Mercurio en pescado” destaca las especies que suelen figurar en las alertas del Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea (25 alertas y 36 notificaciones de información en 2006). Este sistema notifica los riesgos para la salud humana que se deriven de alimentos o piensos y permite retirar del mercado los que podrían constituir una amenaza para la salud y la seguridad.

Guía Mercurio en Pescado

http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/guia_peces_mercurio.pdf

Formato: PDF Tamaño: 186,3 KB

Página Alertas de Mercurio en Pescado

http://www.ecologistasenaccion.org/mercurioenpescado

Taller de jabón: Se repartirá en la plaza el próximo fin de semana

Alrededor de una treintena de vecinos se dieron cita para preparar jabón con aceite de cocina usado. La actividad, organizada por Proyecto Verde con el patrocinio municipal, pretende recuperar una práctica ancestral de nuestros mayores, convirtiendo un residuo nocivo para el medio ambiente y las depuradoras, en un producto de excelente calidad que se puede usar como jabón de lavar y de tocador.
Se fabricaron un total de 60 kilos de jabón que serán repartidos gratuitamente junto con un folleto explicativo, los 16 y 17 de diciembre en la plaza de Colmenarejo, de 11:30 a 14:00.

Toros en Colmenarejo: retorno al pasado

Lanzamos un reto de cara a las elecciones: quiten los toros y den gratis libros y material escolar a todos los niños de Colmenarejo

Año tras año, al llegar las fiestas del pueblo, se monta una plaza prefabricada, se compran algunos toros, se buscan novilleros dispuestos a intentar abrirse camino desesperadamente en el mundo taurino y se organizan dos o tres corridas. Y año tras año, cada vez menos público, menos caras conocidas, más dificultad para vender entradas… y una plaza que a pesar de su reducido aforo, a duras penas alcanza la media entrada. Buena parte de los escasos asistentes salen de la plaza con el estómago revuelto: algún año ha tenido que ser la fuerza pública quien rematara al toro después de un sinnúmero de cuchilladas.
El día de la corrida, muy de mañana, se organiza una especie de encierro de no más de un centenar de metros. Asisten una treintena de personas de las cuales la mitad la forman personal municipal, policía local, Guardia Civil y autoridades. Entre los escasos asistentes, algunos borrachos de las juergas de la noche anterior que suelen protagonizar algún espectáculo paralelo. Hace dos años, por ejemplo, agredieron a los empleados de limpieza que trabajaban en el “campo de batalla” del recinto ferial.
Todo muy edificante, muy propio del siglo XXI.
Este año, sorprendentemente, el Ayuntamiento ha echado el resto tratando de revitalizar este espectáculo llamado a desaparecer: durante meses, los empleados municipales se han afanado en acondicionar una parcela en el centro del pueblo para montar la plaza. Así se pretendía atraer más público. Se han publicado artículos en los que responsables municipales mostraban su interés en apoyar estos espectáculos, e incluso se ha invitado a un torero de Galapagar a dar el pregón de las fiestas, que versó (como no podía ser menos) de los toros y la caza.

¿Cuál es el Colmenarejo real?

Toda la campaña municipal de este año para potenciar los toros se ha saldado con un estruendoso fracaso. Han traído el espectáculo al centro del pueblo y lo único que se ha conseguido es congestionar las plazas de aparcamiento de las calles aledañas el día de la corrida, lo que es otra prueba más de que los escasos asistentes vienen de fuera. Los colmenarejanos no queremos espectáculos taurinos por mucho que se empeñen en metérnoslos como sea.
Basta salir a la calle para saber que la demanda de cultura y festejos de este municipio no va por toros, encierros (salvo si es el de alguno), ruidos hasta las tantas y ríos de alcohol. La empresa Gallup realiza desde hace años una encuesta sobre la tauromaquia: la afición a los toros ha ido descendiendo irremisiblemente. Y lo que es más importante, el rechazo frontal a este espectáculo superaba en 2002 el 69% de la población. De los partidarios del toro, el 51% son mayores de 65 años, algo que dice a las claras cuál es la tendencia imparable de nuestra sociedad.
El colectivo taurino aragonés, una comunidad tradicionalmente muy aficionada, creyéndose respaldado por la mayoría de la población, ha promovido una encuesta en un medio de prensa (“Aragón Digital”), creyendo que iban a barrer. ¡Es curiosa la ceguera social de estos aficionados! Solo el 20% han apoyado las corridas, mientras que el 80% las han rechazado. Destaca la ausencia de indiferentes en estas encuestas, que solo suponen el 0,2%.

Un presupuesto millonario

En Colmenarejo, los toros consumen la mayor parte del presupuesto de festejos. A los 70.000 euros que se lleva la empresa organizadora hay que añadir los cientos de horas dedicados por los empleados municipales a acondicionar los alrededores, la policía local, la guardia civil (a los que el concejal de Obras obsequia con un refrigerio de varios centenares de euros)… ¿No estarían todos ellos mejor haciendo otras cosas?
El dinero de las entradas se lo queda la empresa organizadora, de manera que el saldo real de estos festejos puede rondar los 100.000 euros. ¿Se imaginan qué fiestas de Santiago se podían organizar pensando en los niños y los jóvenes? Con ese dinero se podían contratar permanentemente dos médicos más y otro ATS, dar libros gratis a los niños, montar actividades que enganchasen a nuestros adolescentes, abrir la biblioteca, el polideportivo y la Casa de la Juventud todos los días del año… Sin embargo la decisión política es otra bien distinta: sacrificar un grupo de pobres e indefensos morlacos.

Cultura y tradición

Los defensores del mundo taurino aducen que se trata de una tradición ancestral, íntimamente ligada a la cultura. Grandes literatos y artistas, desde Hemingway a Picasso, se han inspirado en este mundo, se han escrito millones de páginas, incluso existe un lenguaje propio y rico. El toro está muy ligado a nuestra cultura y entre sus defensores ha habido mentes preclaras. Todo esto es cierto. Pero si esta relación entre toros, cultura y tradición ha de ser el estandarte para su defensa, hay otra actividad humana que ha inspirado muchísima más creación artística y cultural que lo taurino, mucha más y mejor literatura, poesía, pintura, escultura, música… que está entre nosotros desde mucho antes que el mundo del toro, que da empleo a millones de personas y ha sido y es la base de muchas florecientes economías: la Guerra.

El Universo: Una obra municipal arrasa una vía pecuaria y un cauce

El grupo Proyecto Verde ha presentado sendas denuncias en vías Pecuarias y en la CHT

Varios vecinos de Colmenarejo no dan crédito a lo que está ocurriendo en uno de sus caminos más emblemáticos y protegido por la Ley de Vías Pecuarias. El Ayuntamiento está urbanizando los alrededores del arroyo de la Peraleda, para subastar unas parcelas municipales como suelo de protección pública. Una operación urbanística que ya despertó sospechas entre los concejales de la oposición, que previamente habían abandonado su coalición de Gobierno con APIC.

De lo político a lo ambiental
La polémica de estas parcelas de protección ha trascendido del ámbito político, por su gestión y adjudicación, al del medio natural y propiamente vecinal.

Según han denunciado vecinos del entorno de Prausteros, el camino de Peralejo ha sido cortado y arrasado por la construcción de las calles.

Aparte de los problemas ocasionados a los vecinos que utilizan este camino, el daño provocado al medio natural está siendo valorado por los ecologistas de Proyecto Verde. Valoración que ya ha tenido una primera reacción en forma de denuncias, ante 1o que consideran graves infracciones ambientales. En primer lugar, por el corte y afección del camino de Peralejo han presentado una denuncia en la Dirección General de Vías Pecuarias, dependiente de la Consejería de Economía y Agricultura.

Dentro de las infracciones que se detallan en la denuncia se destacan como infracciones muy graves, la edificación o ejecución no autorizada de cualquier tipo de obra en terrenos de vías pecuarias; y la instalación de obstáculos, o la realización de cualquier tipo de acto, que impida totalmente el tránsito de ganado, o previsto para los demás usos compatibles o complementarios.

En la misma denuncia se incluyen también las que consideran presuntas infracciones graves. Entre estas infracciones se incluyen: la realización de vertidos o el derrame de residuos en el ámbito delimitado de una vía pecuaria; la corta o tala no autorizada de los árboles existentes en las vías pecuarias; y la realización de obras o instalaciones no autorizadas de naturaleza provisional en las vías pecuarias.

Según declaran desde el grupo Proyecto Verde, los daños que están ocasionando estas obras ya fueron denunciados la primavera pasada, cuando comenzaron los movimientos de tierras, por el perjuicio que estaban provocando al arroyo de la Peraleda. Perjuicio que ya entonces se puso en conocimiento del equipo de Gobierno. Sin embargo, tal y como declaran los conservacionistas, “el Ayuntamiento ha seguido consintiendo que la empresa que realiza las obras sume nuevas agresiones a este cauce de alto valor ecológico”.

Por ello, Proyecto Verde también ha denunciado en la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), que el arroyo ha sido modificado con maquinaria pesada, provocando además un importante daño en el bosque de galería que caracteriza este humedal, rico en especies autóctonas como el peral silvestre.

También denuncia en la CHT
Incluso, recuerdan los ambientalistas, “el valor de este humedal se medía por las diferentes especies animales que acogía hasta el pasado invierno en que comenzaron las obras”. Y es que, los vecinos recuerdan que en este entorno “era frecuente la llegada de cigüeñas para buscar comida, ante la presencia de numerosos anfibios en sus alrededores”.

En concreto, la zona del citado bosque de galería que ha resultado notablemente dañada por estas obras de urbanización, se considera en su orilla este como un refugio y corredor de fauna, de gran interés por su proximidad al Parque Regional del Curso Medio Río Guadarrama.

Con antecedentes
Este no tiene que ser otro caso más donde pierde la naturaleza

Se ha realizado un nuevo cauce artificial perfectamente apreciable por su geometría. Y se han realizado obras en la zona de policía, a lo largo de unos 300 metros de cauce. Actuaciones estas, que ya fueron denunciadas por Proyecto Verde de Colmenarejo la pasada primavera ante un agente de la CHT”, recuerdan sus responsables. Pese aquella denuncia y puesta en conocimiento del Ayuntamiento, “lejos de remitir o mejorar, la situación ha empeorado notablemente. Todo lo cual entendemos que es atentatorio contra la legislación ambiental y la Ley de las Aguas, por lo que solicitamos se abra un expediente sancionador contra los responsables”, explican. Porque este no tiene que ser otro caso más en el que, “cuando un camino y un arroyo protegidos se enfrentan a los intereses urbanísticos de administraciones o particulares, salen perdiendo” concluyen los conservacionistas.

Los derechos de los No Cazadores

Ah, pero… ¿tienen derechos?

Vivimos en una sociedad en la que no se respeta de igual modo el “derecho a hacer” que el “derecho a que no hagan”. Parece como si los derechos, digamos, “por acción” prevalecieran sobre los derechos “por omisión”. Hace poco, el Gobierno cambió una de estas tendencias con la Ley Antitabaco. De la noche a la mañana, los no fumadores vieron reconocido su derecho a no fumar, algo que debería ser obvio. Pero esta es una honrosa excepción.
Promotor y ayuntamiento tienen derecho a urbanizar, en contra del derecho del ciudadano a disfrutar del entorno natural; bares, chiringuitos y feriantes tienen derecho a alborotar hasta elevadas horas de la noche, en contra del derecho a descansar; todos tenemos derecho a contaminar la atmósfera mientras que ninguno puede aducir su derecho a que no le envenenen; cualquiera tiene derecho a meterse con el quad o la moto por donde quiera en contra del derecho a que no destrocen la naturaleza, que es de todos; y los cazadores tienen derecho a matar, en contra del derecho de cualquiera a disfrutar de la fauna silvestre, y de la propia fauna a vivir en paz.

Movilización

La pasada primavera Proyecto Verde inició una campaña para lograr que dos cotos de caza de propiedad municipal situados en el Parque Regional del Guadarrama fueran declarados zona libre de caza. Nos dirigimos al Ayuntamiento, expusimos nuestros argumentos en reuniones y más reuniones (con las burlas y bromas a que ya estamos acostumbrados), salimos en TeleMadrid, publicamos artículos en prensa, e incluso algunos achacaron al tema de la caza la dimisión de un concejal. El Ayuntamiento no se movió ni un milímetro de su postura. Y a pesar de la que “estaba cayendo” autorizaron el “descaste” y dieron el visto bueno a los planes cinegéticos sin ni siquiera habérselos leído (en palabras de la concejal responsable). Bonita gestión.
Nuestros argumentos en contra de la caza en estos lugares son de sobra conocidos:

  • Están en una zona muy poblada (Camino del Rey).
  • Son cotos de dimensiones ridículas.
  • Es un suelo propiedad de todos los ciudadanos y sin embargo solo un grupo reducido puede disponer de él.
  • Si la fauna de un parque regional no está a salvo, ¿dónde lo va a estar?
  • La afición a la caza en Colmenarejo es marginal frente a la afición por disfrutar de la naturaleza.
  • Ya no queda prácticamente caza en la zona; es una actividad insostenible.
  • Los planes cinegéticos por los que se rigen estos cotos están repletos de errores, falsedades e irregularidades.
  • No existe contrato de arrendamiento del coto a los cazadores, y no se conoce la contabilidad global del coto.

Podríamos seguir con la lista, pero tampoco queremos cansar. Lo importante de todo esto es que las autoridades municipales permiten año tras año que un grupo de cazadores tome el control del único suelo en el que cualquiera de nosotros podría pasear libremente. Su derecho a matar prevalece sobre nuestro derecho a que no se mate, a pasear y a sentirnos seguros.
Durante la época de caza (que comprende desde octubre hasta enero inclusive, más el descaste primaveral, más la media veda veraniega, más autorizaciones excepcionales si las hay…) menos de 100 personas “secuestran” los terrenos municipales de sol a sol, los jueves, sábados, domingos y festivos, con la aquiescencia de las personas que hemos elegido para gestionar, entre otros, esos recursos.
La voluntad de los ciudadanos está muy clara. ¿Tan difícil es hacer entender a nuestros políticos que no están en el gobierno por voluntad de 100 cazadores, o 200 taurinos, o 20 promotores inmobiliarios y propietarios de suelo?

Jugársela

Si es usted un héroe o heroína, puede atreverse a pasear por los caminos que atraviesan Peñarrubia o Las Nicolasas. La ley dice que no se puede cazar en:

  • las carreteras (50 metros a ambos lados) y caminos de uso público (25 metros),
  • las aguas públicas, incluidos sus cauces y márgenes,
  • los núcleos urbanos y rurales y las zonas habitadas y sus proximidades en un perímetro de 100 metros,
  • las villas, edificios habitables aislados, jardines y parques destinados al uso público en un perímetro de 150 metros,
  • tampoco se puede disparar en dirección a estos lugares.

El cumplimiento de estas normas haría imposible la caza en estos cotos, de manera que si pasea por ellos podrá ver cartuchos en caminos, arroyos, junto al vallado de casas… incluso pueden verse impactos en la fachada de algunos edificios del extrarradio. Y no digamos en las señales de carretera, el letrero del Navazo, la Ermita…

Llamada a desaparecer

La nueva ley de parques nacionales prohíbe la caza en estos espacios, excepto por motivos científicos. Los parques naturales deberían seguir el mismo principio, puesto que lo que es dañino para un parque nacional también lo es para uno natural; a fin de cuenta la distinción es solo jurídica.
Algún día, nuestros descendientes se asombrarán de que a comienzos del siglo XXI se permitiera cazar animales silvestres en un parque regional protegido.
Al margen del daño que se infringe al medio ambiente, y de los derechos vulnerados de la mayoría de ciudadanos, no podemos pasar por alto un hecho que no por terrible deba ser silenciado: cazar implica disfrutar con la muerte de un animal. Esto debería hacernos reflexionar.

Cuándo cazan

Periodo hábil: 8 de octubre a 31 de enero, jueves, sábados, domingos y festivos.
Media veda: se establece para aprovechar el paso de especies migratorias; del 11 de junio al 16 de julio, jueves, sábados, domingos y festivos.
Control de depredadores: del 29 de enero al 28 de febrero, (prolongable hasta el 30 de marzo) de lunes a viernes. Cuando se solicite.
Descaste: eliminación de supuestas sobrepoblaciones, del 20 de agosto al 18 de septiembre, jueves, sábados, domingos y festivos.
Capturas de conejo con hurón: supuestamente para su vacunación, del 8 de octubre al 28 de diciembre, y del 29 de enero al 30 de marzo, días no festivos.
Daños a la agricultura: permisos que se conceden para cazar jabalíes por daños a la agricultura. En cualquier época.
Animales domésticos: perros y gatos supuestamente asilvestrados. En cualquier época.
Todas estas modalidades de caza se conceden regularmente.
¿Cuándo podemos pasear tranquilos?

El Faro del Guadarrama: Denuncian la invasión de una vía pecuaria

Las obras de urbanización de varias parcelas municipales, junto al arroyo Peraleda, vuelven a estar en el centro de la polémica, esta vez por una presunta infracción de la Ley de Vías Pecuarias. Tal y como han denunciado algunos vecinos del entorno de Prausteros, el camino de Peralejo ha sido cortado y arrasado por la construcción de una calle, con doble perfil de bordillos cortando su paso. Como se aprecia en la fotografía, el camino protegido ha sido prácticamente inutilizado para todos aquellos que deseen ejercer su derecho de tránsito por esta vía, que accede al Camino del Rey y al pantano de Valmayor desde el entorno de Los Álamos.

Ante esta invasión, el grupo conservacionista Proyecto Verde ha presentado la correspondiente denuncia en Vías Pecuarias, indicando que las supuestas infracciones están tipificadas como muy graves.

Lo más significativo de esta situación es que las obras se efectúan en parcelas municipales que el Ayuntamiento anunció como de protección pública para que los adjudicatarios construyan su propia casa.

A juicio de Proyecto Verde, esto incrementa la responsabilidad del Ejecutivo sobre la supervisión de cualquier actuación en su término. Cabe destacar, como ya publicó en su momento El Faro del Guadarrama, que estas obras fueron denunciadas la primavera pasada, cuando empezó el movimiento de tierras, por la afección que estaban ocasionando al arroyo de la Peraleda. Tal y como ha denunciado ante la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) el citado grupo conservacionista, el arroyo ha sido modificado con maquinaria pesada. La misma denuncia recoge también el daño que estos trabajos de urbanización han provocado en su bosque de galería que, como su toponimia indica, albergaba perales silvestres. Incluso el valor de este humedal se medía por las diferentes especies animales que acogía hasta el pasado invierno en que comenzaron las obras. Los vecinos del entorno recuerdan que era frecuente la llegada de cigüeñas para cazar, ante la presencia de numerosos anfibios en sus alrededores. En la denuncia ante la Confederación Hidrográfica del Tajo, Proyecto Verde destaca los daños provocados sobre el terreno y el citado bosque de galería, “en la orilla este del arroyo, que era un refugio y corredor de fauna de gran interés por su proximidad al Parque Regional del Río Guadarrama”. Se ha realizado uno nuevo cauce artificial, perfectamente apreciable por su geometría.Y se han realizado obras en zona de policía, a lo largo de unos 300 metros de cauce. “Estas actuaciones ya fueron denunciadas por Proyecto Verde de Colmenarejo en la pasada primavera ante un agente de la CHT”, les recuerdan sus responsables, “pero la situación lejos de remitir o mejorar, ha empeorado notablemente, por lo que solicitamos se abra un expediente sancionador contra los responsables”, explican desde este grupo.