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El Embalse del Aulencia o embalse de Valmenor: Limpiar para conservar

Proyecto Verde de Colmenarejo – Diciembre 2018 / mayo 2021

Estos días ha vuelto a saltar a la prensa una petición suscrita hace pocos años por Arba, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, Grama y Jarama Vivo, pidiendo la limpieza de la presa del Aulencia y su posterior demolición. Los gobiernos locales de Colmenarejo y Valdemorillo han visto en la resurrección de este asunto una excusa perfecta para adoptar una posición proteccionista respecto a la presa, que comparte la inmensa mayoría de la población, al tiempo que ponen en evidencia al siempre incómodo movimiento ecologista: matan dos pájaros de un tiro.

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INVENTARIO AMBIENTAL DE COLMENAREJO: MAMÍFEROS

Este inventario consta de dos partes: una cartografía ambiental muy detallada -a escala 1:5.000- en la que participaron decenas de vecinos que, durante meses, “patearon” todos los rincones del término municipal; y una serie de trabajos monográficos, realizados principalmente por expertos, sobre muchos y muy diversos temas relacionados con el municipio.

El Inventario de los mamíferos está compuesto por 17 fichas como esta

Hoy tenemos el placer de compartir el monográfico dedicado a los mamíferos, realizado por Luis Javier Bernárdez Gómez.

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Inventario Ambiental de Colmenarejo: Setas

Este inventario consta de dos partes: una cartografía ambiental muy detallada -a escala 1:5.000- en la que participaron decenas de vecinos que, durante meses, “patearon” todos los rincones del término municipal; y una serie de trabajos monográficos, realizados principalmente por expertos, sobre muchos y muy diversos temas relacionados con el municipio.

El primero de nuestros monográficos está dedicado a los hongos, precisamente en una temporada que está siendo muy propicia para estos fascinantes seres vivos, que no dejan de sorprendernos a medida que la ciencia va desvelando sus –aún- muchos misterios.

Hoy tenemos el placer de compartir el monográfico dedicado a las setas.

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Publicamos nuestro Inventario Ambiental de Colmenarejo

Hace apenas unas semanas se han cumplido 21 años de la fundación de Proyecto Verde de Colmenarejo, una asociación sin ánimo de lucro, creada para proteger y difundir los valores ambientales de nuestro municipio. 

Uno de sus primeros trabajos fue la elaboración de un Inventario Ambiental. Este inventario constaba de dos partes: una cartografía ambiental muy detallada -a escala 1:5.000- en la que participaron decenas de vecinos que, durante meses, “patearon” todos los rincones del término municipal; y una serie de trabajos monográficos, realizados principalmente por expertos, sobre muchos y muy diversos temas relacionados con el municipio. Así, había apartados sobre nuestro pasado histórico, los ecosistemas y su evolución, geología, trashumancia, residuos, agua, urbanismo… Y, cómo no, sobre nuestra biodiversidad: animales, plantas y hongos.

Aquel megaproyecto -que culminó en la citada cartografía y un documento de más de 200 páginas- no pudo ver la luz por falta de apoyo institucional. Han pasado 21 años y hoy la tecnología permite algo que entonces parecía utópico: el acceso universal a contenidos digitales.

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Jornadas micológicas

Las jornadas micológicas han constituido, prácticamente desde su aparición en Colmenarejo, los eventos de carácter cultural de mayor afluencia de público en nuestro pueblo, si exceptuamos los relacionados con festejos populares. Sólo en la última edición asistieron 160 personas al Seminario Micológico, 90 personas a la excursión identificativa y más de 350 personas a la degustación gastronómica. Y el año anterior, a la macro-exposición que se realizó en la Residencia de Estudiantes, asistieron 300 personas. Y en ambos casos sin contar la participación infantil, bien en los talleres de pintura o en la guardería micológica que organizamos paralelamente a estos actos.

Calculamos que cerca del 10% de Colmenarejanos ha participado en alguna de nuestras Jornadas Micológicas.

¿De donde sale tanta afición? No terminamos de explicárnoslo, porque Colmenarejo tampoco es un lugar propicio para la recolección gastronómica de setas. Antaño era fácil encontrar seta de cardo e incluso níscalos en alguno de los escasos pinares, pero en la actualidad la seta de cardo casi ha desaparecido por una explotación excesiva y poco cuidadosa, y los pocos lugares que quedan son el secreto mejor guardado del pueblo. Pero lo cierto es que cada año batimos el record del año anterior, y supone un reto encontrar nuevas actividades, evitando la repetición.

Árboles y arbustos que requieren poco o ningún riego

Alguna de estas especies puede no soportar heladas severas que ocasionalmente se producen en Colmenarejo. Esta lista está en fase de revisión, por lo que puede variar en el transcurso de las próximas semanas.

Árboles

– Acacia
– Alcornoque (Quercus suber)
– Algarrobo
– Almendro (Prunus amygdalus)
– Almez
– Árbol del amor
– Árbol del Paraíso (Eleagnus angustifolia)
– Arce de Montpellier
– Ciprés (Cupressus sempervirens)
– Ciprés de Monterrey (Cupressus macrocarpa)
– Encina (Quercus ilex)
– Enebro (Juniperus oxycedrus)- Fresno (Fraxinus angustifolia)
– Granado (Punica granatum)
– Higera (Picus carica)
– Madroño (Arbutus unedo)
– Melia
– Melojo (Quercus pyrenaica)
– Morera (Morus sp)
– Mimosa
– Olivo (Olea europaea)
– Palmera canaria (Phoenix canariensis)
– Paloverde
– Pinos (Pinus sp)
– Robinia (Robinia pseudoacacia)
– Sabina (Juniperus sabina)
– Tuya articulada (Tetraclinis articulata)
– Yuca (Yuca aloifolia)

Arbustos

– Acebo (Ilex aquifolium)
– Adelfa
– Celinda
– Cornicabra (Pistacia Terebinthus)
– Durillo
– Hibisco
– Jara
– Jazmín
– Lantana (Viburnum lantana)
– Laurel
– Lavanda
– Lilo
– Loro (Prunus lusitanica)
– Majuelo
– Matagallo (Phlomis purpurea)
– Pitosporo
– Retama
– Romero
– Rosal
– Santonina
– Taray
– Tomillo

Setos

– Zarza
– Endrino
– Boj
– Aligustre
– Majuelo
– Retama de olor
– Arizónica
– Leylandii (preferible a la arizónica por la ausencia de polen)
– Ciprés

FSC: un sello que garantiza una explotación sostenible de los recursos madereros

Cada vez más personas se sienten alarmadas por la destrucción masiva que padecen las selvas primarias tropicales de Asia, América y África. Estos bosques primarios son aquellos en los que nunca ha entrado una sierra, por lo que se mantienen en una evolución natural desde hace miles de años. Son, por esta razón, los que albergan la inmensa mayoría de la riqueza biológica del planeta, lo que llamamos biodiversidad. Su conservación no es un capricho ecologista: además de aportar ingentes cantidades de oxígeno a nuestra atmósfera, poseen especies animales y vegetales únicas y desconocidas que pueden suponer —y de hecho suponen— la solución para múltiples enfermedades. La farmacología actual, se nutre en buena medida de especies encontradas e investigadas en estos bosques. Y las investigaciones para encontrar remedio a enfermedades tan devastadoras como el cáncer, encuentran en diferentes especies de seres vivos principios moleculares fundamentales que aún hoy somos incapaces de sintetizar en un laboratorio. Pero no son estos motivos egoístas los únicos que podemos aportar en favor de estos bosques. En estos lugares habitan seres humanos como nosotros; son la casa de miles de indígenas y su único medio de subsistencia. Y a pesar de esto, las empresas madereras y los gobiernos hacen caso omiso a sus derechos de propiedad y subsistencia y arrasan sistemáticamente sus poblados, cosechas, bosques, llegando incluso a matanzas masivas que solo de tarde en tarde llegan a los teletipos de occidente. Como muestra diremos que cada año se destruyen 10 millones de hectáreas de bosques primarios.

Nosotros, consumidores finales, somos la única fuente del capital que permite todas estas barbaridades, y lo somos inconscientemente, sin saber lo que puede suponer para el medio ambiente y las personas comprar este o aquel mueble. Para tratar de poner freno a esta situación de injusticia y peligro medioambiental, se fundó en Toronto (Canadá) en 1993 el Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal o FSC). Sus fundadores fueron 130 representantes de asociaciones ambientales, silvicultores, industrias de la madera, asociaciones de bosques comunales e instituciones de certificación de productos forestales, pertenecientes a 25 países. El sello FSC es el único sello que garantiza que la extracción se ha realizado respetando la salud del ecosistema y los derechos de las comunidades que viven o explotan el bosque. También vela porque la explotación rinda beneficios a la población local y que las condiciones laborales y de seguridad mejoran la calidad de vida de los trabajadores.

¿Qué productos podemos exigir con el sello FSC?

Cualquier producto realizado con madera es susceptible de acogerse al controlFSC: desde tableros, papel, muebles, tarimas… hasta lápices. Cualquier producto que incluya madera en su origen o composición, puede llevar el sello FSC si cumple con las condiciones necesarias. Es, hoy por hoy, la única certificación con garantías y transparencia suficiente. Existen otros sellos. Algunos son simples tapaderas para lavar la imagen de uno o varios fabricantes, otros están concebidos con buena voluntad pero sin los medios o capacidad de control necesarios.

Situación en España

Nuestro país se encuentra bastante atrasado en este asunto respecto a otros países europeos y norteamericanos. Que esto cambie va a depender fundamentalmente de los consumidores. Mientras no exijamos productos certificados, a los fabricantes les seguirá resultando mucho más rentable económicamente importar las maderas más baratas sin prestar atención a su origen y garantías de explotación. Solo el día en que su imagen pueda verse dañada, exigirán a sus proveedores madera certificada FSC. Y ese día las cosas empezarán a cambiar en las selvas de la Amazonía, en el sureste asiático, en Camerún y Guinea, incluso en Canadá, que también está expoliando bosques primarios. Nosotros seguiremos disfrutando de muebles y productos hechos con estas maderas de gran calidad, de la misma manera que ahora disfrutamos del pino o el roble de explotaciones europeas y norteamericanas sostenibles. Y garantizaremos que nuestros hijos también disfrutarán de estas maderas, al tiempo que mantendremos ecosistemas de gran valor y una calidad de vida y una dignidad en los pueblos que habitan en ellos.

Para más información: www.greenpeace.es y un directorio de madera certificada en: www.forestworld.com

El gas radón: Radiactividad en casa

Hace algunos años saltó la alarma: existe un gas radioactivo, que se concentra en los sótanos de las viviendas construidas sobre rocas ígneas, y que está entre los primeras causantes del cáncer de pulmón.

Entonces se dijo que bastaba con ventilar periódicamente esos sótanos para conjurar el peligro. Y el tema, por lo que respecta a la opinión pública, quedó aparcado. Pero el gas radón sigue ahí, no se ha desplazado ni ha perdido un ápice de su capacidad letal. Aunque los investigadores siguen trabajando en el tema, por ahora no podemos hablar de un conocimiento profundo entre la relación radón-cáncer.

¿Qué sabemos?

El radón es un gas de origen natural. Se produce por la descomposición del Uranio 238 (U238), elemento presente en pequeñas cantidades en los terrenos graníticos y en otras rocas. Se trata de un gas, y por lo tanto, con gran capacidad para filtrarse por cualquier sitio. Debido a que es más pesado que el aire, tiende a concentrarse en las plantas más bajas de los edificios: los sótanos.

El radón llega a la superficie terrestre a través de las pequeñas grietas (diaclasas) de la roca madre. Penetra en la vivienda por el suelo, los orificios de las acometidas, los muros… Si la ventilación es adecuada, su concentración es mínima, no representando (que se sepa) ningún peligro. Pero si el sótano permanece cerrado, o la vivienda se ventila poco, su concentración puede rebasar los mínimos de seguridad, convirtiéndose en un verdadero peligro para la salud.
También sabemos que el gas radón figura entre los primeros causantes de muerte por cáncer de pulmón (detrás del tabaco, por supuesto), y que personas que han sufrido accidentalmente dosis equivalentes a vivir durante 40 años en una casa con concentraciones de 400 Bq/m3, tienen muchas más posibilidades de contraer este cáncer que el resto.
Un estudio realizado por la OCU en marzo de 1999, instaló 106 detectores (dosímetros) de radón en otras tantas viviendas en las que se daban, a priori, condiciones de peligrosidad (situadas en áreas graníticas, viviendas de planta baja o unifamiliares, etc.). Los resultados fueron preocupantes. Un 27% obtuvo concentraciones de radón por encima del nivel de seguridad, y un 5% niveles entre 200 y 400Bq/m3, lo que obliga a tomar medidas correctoras. Una vivienda de A Coruña, con 1.730 Bq/m3 y otra de San Lorenzo de El Escorial, con 950, fueron las más contaminadas.
En Colmenarejo se dan las condiciones geológicas necesarias para que este gas pueda representar un problema: un sustrato de roca ígnea (granito) a escasa profundidad.

Estos resultados muestran que no hay que tomarse las cosas a la ligera, pero tampoco angustiarse, porque la solución es bastante sencilla. En primer lugar debemos dirigirnos a un laboratorio de análisis que realice este tipo de pruebas. Ellos suministran el dosímetro junto con detalladas instrucciones para su colocación. Transcurridos unos meses, retiramos el dosímetro y lo remitimos en un sobre a prueba de radiacciones al laboratorio, que nos devuelve un informe sobre las condiciones de nuestra vivienda.

La solución es fácil

Si las concentraciones de radón son elevadas, deberemos adoptar las medidas necesarias para reducir esa concentración. Éstas no son otras que la ventilación. Si existen ventanas, deberemos ventilar a diario durante al menos un par de horas. Si no las hay o son muy pequeñas, habrá que instalar un sistema de ventilación forzada mediante un extractor. Si disponemos de forjado sanitario (una cámara de aire bajo el suelo de la planta baja) podremos instalar un sistema de extracción en esta zona, que eliminará el radón a medida que el suelo lo vaya liberando.

Interacción “campos electromagnéticos-radón”: un peligroso cóctel

Científicos en la Universidad de Bristol han encontrado nuevas evidencias que podrían ayudar a explicar la relación entre la exposición a campos electromágneticos y la incidencia de ciertos tipos de cáncer. Han descubierto que las líneas eléctricas aéreas pueden atraer los productos radioactivos del radón que se encuentran en el aire normal, aumentando su concentración, conformando un cóctel de posibles cancerígenos que explicaría la mayor incidencia de estas enfermedades en las proximidades de las líneas de alta tensión.

Los descubrimientos han sido publicados en el “International Journal of Radiation Biology”.

Un equipo encabezado por el profesor Denis Henshaw, del Departamento de Física, usó detectores de radiación partícula alfa para medir el decaimiento radioactivo cerca de los cables de energía, los cables de electrodomésticos y de otros equipos eléctricos usuales. El equipo de Bristol descubrió que los cables conectados a un enchufe atrajeron los “descendientes” del radón en una manera parecida a como un imán atrae limaduras de hierro.

Los científicos dicen que los “descendientes” del radón se fijan a las partículas minúsculas de agua y gases que flotan en el aire que respiramos. Estas partículas están polarizadas y son atraídas por la electricidad.

El descubrimiento pueda dar una respuesta a un puzzle médico. Se sospecha desde hace tiempo que los campos electromagnéticos pueden causar el cáncer, especialmente leucemia y cánceres de niños. Pero hasta ahora no se ha encontrado el mecanismo explicativo.

Uno de los resultados más sorprendentes de estos experimentos ocurrió después de haber dejado un tastrak (film sensible a las partículas alfa procedentes de la radiactividad) cerca de un cable de secador de pelo durante seis días. El secador se conectó a un enchufe, pero permaneció apagado. El tastrak mostró evidencias claras de un aumento de “descendientes” de radón. Este descubrimiento incitó a un serie de experimentos adicionales, que se realizaron en el laboratorio, en casas particulares y en pisos. En todos los casos los resultados fueron los mismos: existe una concentración de radiactividad nociva procedente de “descendientes” de radón en las zonas afectadas por campos electromagnéticos (cercanía de los conductores eléctricos).