Ecologistas en Acción rechaza el relanzamiento de la central térmica de Paracuellos de Jarama. Tras más de 3 años inactiva, Gas Natural ha presentado la memoria resumen del Proyecto. La planta tendrá un impacto ambiental severo y amenaza la seguridad del aeropuerto de Barajas.
Ecologistas en Acción manifiesta su rechazo a la pretensión de construir una planta de 800 MW de potencia en Belvis (pedanía de Paracuellos de Jarama) por parte de Gas Natural. La planta que parecía un proyecto abandonado, ya que tras firmar el contrato de acceso a la red de gas había permanecido parada durante más de tres años, ha vuelto a reaparecer al presentar su promotor la memoria resumen, requisito previo a la obtención de la Declaración de Impacto Ambiental.
La organización ecologista rechaza la instalación de la planta tanto por sus impactos ambientales y sobre la salud como por la negativa incidencia en la economía de la zona. Entre los impactos destacan la emisión directa de más de 2,2 millones de toneladas al año de CO2, principal gas responsable del cambio climático y de cantidades significativas de metano que también contribuye a dicho proceso. Además se prevé unas emisiones de unos 222 kilogramos por hora de óxidos de nitrógeno (NOx) cuando funcione con gas y 435 kg por hora cuando la haga con gasoil. En este último caso se emitirán también unos 533 kg a la hora de dióxido de azufre (SO2). Ambos gases son importantes contaminantes de aire y forman las lluvias ácidas. La nueva central será uno de los principales focos emisores puntuales de NOx de la Comunidad de Madrid. Los óxidos de nitrógeno bajo la acción de la luz solar, sobre todo en verano, provocan la formación de ozono, contaminante bien conocido por las poblaciones de la periferia de la ciudad de Madrid porque periódicamente supera las concentraciones límite autorizadas. Los casi 6 millones de habitantes de la Comunidad de Madrid ya respiran un aire de muy mala calidad que afecta negativamente a su salud. Añadir el aporte contaminante de todas las centrales previstas tendría unos costes de salud inaceptables.
La central necesita unos 500 litros de agua por segundo para refrigeración (equivalente al consumo doméstico de unos 250.000 madrileños), y este agua se tomará de la depuradora de Arroyo de la Vega. Aproximadamente 1/3 del agua tomada se evapora. Además la central disminuye la calidad de las aguas porque utiliza productos fitotóxicos para limpiar las conducciones de agua.
Resaltan además que el proyecto es especialmente irracional ya que existe un gran exceso de potencia de generación eléctrica en todo el sistema peninsular frente a la demanda máxima de potencia histórica (38.040 MW a las 19:47 horas del 3 de marzo de este año) la capacidad de generación es de 61.233 MW a 1 de enero. Ninguna de las centrales de Madrid ha iniciado aún su proceso de construcción y no cuentan tampoco con derechos de emisión en el Plan Nacional recientemente aprobado. En el caso de la central de Paracuellos existe un problema adicional, que ya fue señalado por las autoridades ambientales de la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Medio Ambiente: su proximidad al aeropuerto de Barajas. El vapor de agua y los gases contaminantes emitidos pueden tener una influencia notable en la seguridad del mismo al dificultar la visibilidad y modificar las condiciones de la climatología de la zona.
Por otra parte, el día 27 de noviembre, Ecologistas en Acción, junto con las organizaciones que componen la plataforma “Sureste Aire Limpio”, ha convocado una concentración ante la sede del Gobierno Regional para manifestar su rechazo a los proyectos de construcción de centrales térmicas. Cinco centrales se prevén en el sureste de Madrid (Morata, Villamanrique, Fuentidueña, Estremera y valdemingómez), la sexta en Pinto y la séptima es el proyecto de Paracuellos.