Los insectos o hexápodos son el grupo de artrópodos con más éxito, desde el punto de vista biológico, en la faz de la tierra. Ningún otro colectivo de seres vivos tiene tal variedad de formas, colores, funciones y hábitats. Constantemente se están describiendo nuevos insectos y algunos autores piensan que es posible que el número de especies ronde los treinta millones.
Los tisanuros son los insectos más primitivos, pero no por ello desconocidos, ya que es muy frecuente encontrarlos en nuestras casas. Puede que a los lectores de esta web les sorprenda el nombre de estos animales y que frunzan el ceño ante la sospecha de que vamos a hablar de un extraño y desconocido bicho sólo observado por los más locos expertos del mundo de los insectos. Nada más lejos de la realidad, pues seguro se han topado alguna vez con el tisanuro, también conocido como pececillo de plata, quizá en una visita intempestiva al cuarto de baño o al abrir uno de los armarios de la cocina menos utilizado.
Son animales que, como todos los insectos, tienen un esqueleto externo de quitina que les protege y su cuerpo aparece dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. Miden entre siete y veinte milímetros de longitud y tienen una curiosa forma de zanahoria, más anchos en la parte anterior, donde está la cabeza y puntiagudos en el extremo inferior que está rematado por tres apéndices o cercos a los cuales deben su nombre puesto que thysanos significa adorno y oura, cola.
Su cuerpo está recubierto por escamas de color metalizado y se mueven como si estuvieran nadando por lo que se les llama vulgarmente pececillos de plata. Con sus antenas controlan el medio que habitan, detectan el alimento y el peligro. Como no tienen alas para huir ante una situación conflictiva, utilizan otros recursos, como la rapidez de movimientos y los giros bruscos de su cuerpo formando un arco, ayudados por los apéndices que tienen en el extremo de su abdomen. Son por ello difíciles de coger cuando los encontramos en el cuarto de baño o en la alacena donde se nos cayó algo de harina ya que se escapan rápidamente entre las maderas del armario de cocina o por cualquier minúscula rendija entre los azulejos del cuarto de baño. Pero no nos preocupemos, son totalmente inofensivos y aparte de comerse la silicona de alguna tubería o algún resto de azúcar caído en el suelo, poco daño pueden hacernos, pues raramente constituyen una plaga. Utilizar insecticidas contra ellos puede ser contraproducente ya que todos estos productos contienen venenos que contaminan y destruyen muchos organismos útiles, creando una situación de desequilibrio biológico.
Viven en hendiduras y rincones oscuros, alimentándose de cualquier tipo de sustancia orgánica que tenga almidón. Tienen hábitos nocturnos que sólo pierden cuando inician los juegos de cópula. Es entonces cuando realizan un baile desenfrenado dando vueltas el macho alrededor de la hembra y viceversa hasta que el macho fabrica una bolsita con sus espermatozoides y la deposita en el suelo, tejiendo después una fibra señalizadora para indicar a la hembra donde la ha dejado. La hembra recoge la bolsa y la introduce en su cuerpo, produciéndose entonces la fecundación.
Los individuos jóvenes son muy parecidos a los adultos, cosa que no ocurre en la mayoría de los insectos. La metamorfosis es un proceso en el cual hay un cambio de forma del animal que pasa por distintas fases: huevo, larva y pupa hasta llegar al individuo adulto. En el caso de los tisanuros la metamorfosis no existe, es un desarrollo directo desde el ejemplar joven al maduro. Mudarán su cubierta quitinosa al menos seis veces durante su vida (cuatro o cinco años), hasta alcanzar el tamaño del ejemplar adulto.
Los tisanuros se dividen en dos grupos: los pececillos de bronce y los pececillos de plata. Los primeros son menos abundantes, más grandes, tienen color metálico anaranjado y suelen vivir en la costa alimentándose de restos orgánicos. Las especies más representativas son Petrobius maritimus y Machilis polypoda. En el segundo grupo, más abundante y cosmopolita, encontramos la especie más conocida Lepisma saccharina, llamado vulgarmente pececillo de plata, lepisma de la harina o lepisma del azúcar. Otras especies como Thermobia domestica, llamado el insecto del fuego o termobia de las tahonas, suele vivir , como su nombre indica, cerca de cocinas u hornos, soportando en ocasiones temperaturas impensables. Por último, hay una especie, Atelura formicaria, que vive en nidos de hormigas y termitas, aunque es una excepción ya que, en general, los tisanuros prefieren nuestros frescos y húmedos cuartos de baño.