Muchos de los que leen estas líneas, conocen y han paseado por las orillas del pantano de Valmayor. Numerosos vecinos también habrán recorrido, en alguna ocasión, los márgenes encajonados del río Aulencia, que separan nuestro municipio del de Valdemorillo. Pero pocos habitantes de Colmenarejo conocen la existencia de otras zonas húmedas de nuestro término. Nos estamos refiriendo a lagunas y charcas que, si bien en muchos casos son estacionales, salpican nuestra geografía y son verdaderos oasis que sobresalen entre la aridez circundante.
Hoy queremos resaltar la importancia de todos estos puntos húmedos y en especial uno de ellos, que se encuentra cercano a la Universidad. En esta zona, hace años, se realizó una excavación para extraer materiales arcillosos, lo que dejó parte del nivel freático al aire y por consiguiente, el agua comenzó a fluir mansamente rellenando una extensión que en épocas propicias llega a alcanzar los 1.300 m2. Este volumen de agua se encuentra repartido en tres charcas muy cercanas, dos de las cuales llegan a fundirse en épocas lluviosas.
Todas las lagunas y charcas, sin excepción, atraen y son lugares de asentamiento de flora y fauna que dependen del agua para su supervivencia. Nuestras charcas no son una excepción y desde los meses de otoño hasta julio presentan suficiente volumen de agua para dar cobijo a una gran cantidad de seres vivos. En el mes de julio la cantidad de agua retenida es mínima, pero no por ello deja de ser importante, ya que numerosos animales calman su sed en ellas o se entierran bajo el barro a la espera de las lluvias otoñales. Golondrinas, abejarucos, aviones, lavanderas, cogujadas, gorriones, jilgueros, verderones y verdecillos beben a diario en ellas. Los ánades las visitan en las horas nocturnas. Si todos estos ejemplos ya son suficiente motivo para interesarnos por estas masas de agua, ¿qué diríamos al ver la vida que habita en su interior? Numerosas especies de plantas rebrotan y reverdecen cada primavera: ranunculos, juncos… Los escarabajos acuáticos abundan entre ellas, así como las libélulas y sus larvas, las efímeras, los escorpiones acuáticos (totalmente inofensivos pese a su nombre), pulgas de agua (que, por supuesto, no pican) y un largo listado de invertebrados. Pero sin duda, las estrellas principales de estas charcas son los anfibios.
Hace pocos días nos informaban por televisión sobre la protección especial otorgada a las lagunas de Peñalara debido a la presencia en ellas de hasta 10 especies de anfibios. Pues bien, en nuestras modestas charcas hemos identificado hasta 6 especies que se reproducen y desarollan en ellas, nos referimos al sapo común, sapo corredor, sapo de espuelas, rana común, gallipato y tritón jaspeado.
Sólo con la presencia de estas especies se confiere a la zona un notable interes ecológico, pero además hay que añadir la presencia de dos reptiles inofensivos asociados al medio acuático: la culebra de agua y la de collar que, al igual que las otras especies, se encuentran protegidas por la ley.
Todas estas características señaladas han llevado a la asociación Proyecto Verde a lanzar un mensaje sobre el maltrato que se está dando a las lagunas. Durante años la desidia y el desconocimiento han hecho que numerosas personas se deshiciesen en ellas de sus lavadoras, neumáticos, colchones o escombros e incluso, los más ignorantes del daño que se hacía, se acercasen aquí para lavar el coche o cambiarle el aceite.
Todos los habitantes de Colmenarejo tenemos el derecho a disfrutar de estas lagunas y de su flora y fauna, y nadie puede privarnos de ellas contaminándolas o destruyéndolas. Por ello, el grupo Proyecto Verde ha solicitado la colaboración de numerosos especialistas en reptiles y anfibios que han valorado la importancia de la zona.
Hasta el momento, profesores de herpetología de la Universidad Complutense, Investigadores del Museo de Ciencias Naturales especializados en anfibios, especialistas del Zoológico de Madrid y expertos de Adena-WWF han coincidido en la riqueza de las charcas y en la delicada situación en la que se encuentran, y si bien se continúan las investigaciones en la zona, (fotografia, limpieza, vigilancia, mapeado…) urgen medidas de protección para evitar su deterioro, más teniendo en cuenta la inminente urbanización de la zona.
Sin duda, la presencia de zonas naturales bien conservadas sea el acicate para que mucha gente que sabe disfrutar de la Naturaleza se acerque a nuestro pueblo y encuentre en este enclave húmedo un lugar de reunión, no sólo para especialistas, sino tambien para aficionados, colegiales, campamentos y todo aquel al que le guste y respete la Naturaleza.
Desde nuestra asociación hemos hecho cuánto está en nuestra mano. Le toca ahora el turno a nuestro Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid, los cuales ya han manifestado extraoficialmente su buena disposición; actitud positiva, pero que debe verse refrendada por medidas concretas y urgentes. Unos y otros tienen la obligación, como poderes públicos que son, de velar por su conservación y proveer los fondos que sean necesarios para lograr tal fin.