Cambia Toros por Libros: Anecdotario de la campaña

En el mes escaso que hemos invertido en recoger las firmas, todos hemos vivido alguna que otra anécdota curiosa. Vamos a tratar de recoger algunas de ellas. Aunque muchas veces conocemos el nombre de sus protagonistas, lo vamos a mantener en secreto (aunque más de uno pujaría por conocerlo).

Recogedor: persona que recoge firmas

Firmante: persona que firma

INSULTOS

El 99,9% de las personas con las que hemos tratado, se han comportado con exquisita educación. Pero siempre hay excepciones, pocas pero notorias.

El día de la concentración en la plaza, cuando montamos ese espectáculo tan divertido que salió en Telemadrid y en las noticias de La2, hubo dos grupitos de unas 5 personas cada uno que nos increparon desde dos mares de la plaza. Esperaron a última hora, cuando ya estaban bien cargaditos de cervezas. Sus insultos preferidos iban dirigidos a las mujeres.

– ¡Guarras, a fregar!

– ¡Putas!

– ¡Hijos de puta!

No todo eran insultos. También gritaban a favor de las corridas de toros.


AMERICANOS

Dos jóvenes (que resultan ser americanos) se acercan al “recogedor”. Al advertir que no son residentes en Colmenarejo, les explica que no pueden firmar. Durante un buen rato, los americanos tratan en vano de convencer al recogedor para que les deje firmar, al tiempo que el recogedor trata de convencerles para que se empadronen. Finalmente, los extranjeros no firman, aunque es probable que dado su interés terminen por nacionalizarse.


PADRE TAURINO

Un papá que va de la mano con su hija de unos 8 años es abordado por el “recogedor”. Este le explica que la iniciativa pretende quitar la subvención a los toros para dársela a libros escolares gratis. A lo que el papá responde muy serio:

– No, yo no firmo; prefiero que mi hija tenga toros.


N.R. Por la cara que puso, parece que la niña pensaba otra cosa.

¡SALVAR LAS ESENCIAS PATRIAS!

El 20 de junio los partidos que optaban a las elecciones locales, montaron sus chiringuitos en la plaza. Como es natural, allí estábamos nosotros, recordándoles que la democracia no es solo votarles una vez cada cuatro años; que iniciativas como la nuestra fortalecen la democracia.

El “recogedor” se acercó a una de las mesas a pedir la firma a sus integrantes, y se encontró con la siguiente respuesta:

– Nosotros estamos a favor de los toros; incluso queremos una plaza fija. Con iniciativas como esta os estáis cargando poco a poco España.

N.R. ¡Menos mal que ellos se encargan de reconstruirla a diario, sobre todo en la costa!


TAURINOS Y DEMÓCRATAS

Han sido varias las personas que, siendo aficionados a los toros, han firmado nuestra propuesta. Unos han argumentado que los toros en Colmenarejo ni son toros ni son nada; otros que son una simple carnicería.

La mayoría de estos firmantes taurinos estaban a favor de que se mantuviera la subvención, pero no en contra de la mayoría de los ciudadanos, por lo que han apoyado con su firma la convocatoria del referéndum; si la gente prefiere que se destine a libros, ellos lo aceptan. No quieren imponer nada a nadie. ¡Olé!

ES QUE YO QUIERO TRABAJAR EN EL AYUNTAMIENTO

Unas cuantas personas que están totalmente de acuerdo con la iniciativa no la han firmado. En la mayoría de los casos son personas relacionadas con el partido gobernante o personas que trabajan en el ayuntamiento. Si ellos, que conocen bien el mundillo municipal, deciden no firmar, sus buenas razones tendrán. Precisamente por eso hemos procurado no pedir la firma a trabajadores relacionados con el ayuntamiento, aunque alguno se nos haya podido escapar. Lo entendemos y no hay por nuestra parte ninguna crítica ni reproche. Algún caso ha habido de personas con esta vinculación que nos ha querido firmar y a quien hemos disuadido de hacerlo.

Nos ha hecho gracia la sinceridad de una persona que nos ha dicho muy seria:

– No, yo no puedo firmaros porque quiero entrar a trabajar en el ayuntamiento.

N.R. Preocupa bastante que tratemos con tanta comprensión y normalidad algo que quizá debería escandalizarnos. Recordemos que los listados de firmas están amparados por la Ley de Protección de Datos. ¿Está vigente esta ley en Colmenarejo?

EL RECOGEDOR QUE NO SE CORTA

Uno de “los de toda la vida” abronca al “recogedor” con lo habitual:

– ¡Iros a vuestra casa y dejarnos a los del pueblo tranquilos, que aquí no pintáis nada… Y los improperios de rigor.

Pero el “recogedor” no se arruga:

– Así que lo que usted quiere es que le compremos la parcela, le encarguemos la construcción del chalé a precio de oro, vayamos a su tienda, el ayuntamiento contrate a su empresa… pero luego calladitos, sin rechistar, obedientes. Si querían seguir teniendo la sartén y el mango, no haberlos vendido. Ahora somos 8.000 personas con derecho a opinar.

COMERCIO EXTERIOR

Dos personas que estaban de paso, tomando el aperitivo en una terraza de la plaza, se han dirigido al “recogedor” para firmarle. Al saber que no podían hacerlo, se han estado informando detalladamente para “exportar” la idea a su pueblo.


ÉTICA Y POLÍTICA

Nos han firmado al menos dos cabezas de lista de dos partidos políticos (no menores, desde luego). Uno (o una) de ellos comentó mientras firmaba que era una cuestión de ética personal, independientemente de cuál fuera la posición del partido (que suelen evitar pronunciárse al respecto).

Poco después, se le pidió el voto a otra persona de la misma lista, quien argumentó que estaba a favor de nuestra propuesta pero que no podía firmar por su condición de cargo político.

N.R. Una persona antepuso la ética a la política; la otra, la política a la ética. ¿Quién hizo lo correcto? Quizá los ciudadanos prefiramos aquellos que hacen política desde el respeto a la ética.

¡VIVAN LOS TOROS!

El día de la concentración en la plaza (3 de junio) una persona gritó:

– ¡Vivan los toros!

A lo que muchos de nosotros, de manera espontánea pero al unísono respondimos:

– ¡Eso, eso, que vivan!

N.R. Si en el fondo estamos todos de acuerdo.

GRACIAS POR GOBERNARNOS TAN BIEN

Un (o una) concejal del equipo de gobierno, fue abordado para solicitarle la firma. Parecía disgustado y molesto con la iniciativa (que no es en contra de nadie). Se entabló una conversación entre el “recogedor” y el candidato a “firmante”. En un momento dado, al político se le escapó una frase que reflejaba su forma de pensar:

– Si podéis estar recogiendo firmas es gracias a nosotros.

¡VENIS AQUÍ A CAMBIARNOS LAS LEYES!

Hay algún que otro Colmenarejano de “los de toda la vida”, que no ha asimilado bien los cambios, vamos que sigue en los tiempos del 600. Uno de ellos (hemos encontrado media docena) le espetó al “recogedor”:

– ¡Quién os habéis creído que sois, venís aquí a pretender cambiarnos las leyes!

N.R. ¿Quién se habrá creído él que es? Parece no haber asimilado bien que ahora somos 5.000 ciudadanos con capacidad moral y legal para tomar decisiones.

HUBIERA PREFERIDO LA MESITA

Como ya contamos en su momento, la alcaldía nos denegó el permiso para poner una mesita para recoger firmas en la plaza el día 20 de junio. Ante la negativa, en lugar de ir 2 o 3 personas a la referida mesita, fuimos 19 “recogedores” con carteles colgados por delante y detrás, y montamos una buena el día que estaban todos los partidos políticos vendiendo sus productos (muy bien envueltos, para que no se vieran los pactos que había dentro).

Uno de nuestros recogedores llevaba un cochecito de bebé a modo de mesita móvil. Se acercó a donde estaba la Sra. Alcaldesa y le dijo con sorna:

– Ve, Sra. Alcaldesa, no hemos puesto mesita

TENÉIS HUEVOS

Unos agentes de la autoridad se han acercado a un grupo de “recogedores” que estaban trabajando.

– ¿Vienen a disolvernos? – ha preguntado un “recogedor” con cierta coña

– No, y menos en acto de servicio – ha respondido el agente. Y ha añadido:

– Tenéis huevos.

¡VAYA MAÑANITA!

Domingo por la mañana en la plaza. Mucho gentío porque es época electoral y hay un buen bullicio. Uno de los “recogedores” se acerca a dos personas del pueblo de “los de toda la vida”. El “recogedor” intenta explicarles la iniciativa pero no le dejan continuar:

– ¡Yo no te firmo eso! ¡Sois unos sinvergüenzas que venís a decirnos lo que tenemos que hacer a los que somos de aquí! ¡Anda, iros payá!

El “recogedor” trata de argumentar pero los lugareños no van por esos derroteros, y prosigue la retahíla de improperios. De pronto, se acerca con paso firme un tercer lugareño, alto y fuerte, que ha oído los gritos. El “recogedor” comienza asentirse preocupado.

– ¡Pero tú que dices, Fulanito! Este señor tiene razón, no se puede gastar tanto dinero en esa barbaridad. Si te gustan tanto los toros, te los pagas, que yo no te los quiero pagar.

Y se entabló una acalorada discusión que duró toda la mañana. Cada vez que el “recogedor” pasaba a su lado, les preguntaba si ya se habían puesto de acuerdo con lo de los toros.

– ¡Qué va! Ahora estamos con los toreros – respondieron una de las veces.

MALA CONCIENCIA

El “recogedor” se acerca a un (o una) concejal del equipo de gobierno a pedirle la firma:

– No, yo ya he firmado.

El “recogedor” no le dice nada, porque no está seguro de que diga la verdad.

Cuando el compañero comenta la anécdota solo tenemos que revisar las hojas de firmas: la firma de este edil no aparece por ningún sitio. Además, ninguno de los “recogedores” recuerda que le haya firmado, y uno de ellos sí recuerda que no le quiso firmar en uno de los primeros días.

¡Concejal (a) mentirosillo (a)! Mientes solo a los recogedores de firmas o forma parte de tu “modus operandi” político. Pues por ser malo, tu nombre va a ser el único de este anecdotario que hagamos público. Pero no ahora, para darle más emoción.

HASTA GALAPAGAR

El “recogedor” está recabando firmas en la parada del autobús que va a Madrid. Mientras una señora muy amable le firma, llega el autobús. La mujer se pone nerviosa, no da tiempo a sacar el DNI para consignar la numeración. Se disculpa, sube al autobús precipitadamente… Y el “recogedor” detrás. Paga su billete, recoge la firma de esta señora, se baja en Galapagar y vuelve a Colmenarejo en otro autobús, con la satisfacción del trabajo bien hecho.

 

DIRECTOR (A) INDIGNADO (A)

Durante las fiestas de fin de curso de los colegios también acudimos a recoger firmas. Como hemos hecho a lo largo de esta campaña, nunca en el interior del recinto escolar, pero sí a las puertas.

A la salida de una de estas fiestas, el “recogedor” se acerca a una madre. Tras ella, a apenas tres pasos, está el director (a) del colegio. La madre le dice amablemente al “recogedor” que ya ha firmado (lo cual no es una excusa, como en el caso de una anécdota anterior). Al oír esto, el director (a) del colegio exclama en voz fácilmente audible a varios metros:

– ¡Es que ya ni esto respetan!

N. R. Esta persona es la encargada de dirigir la labor de los educadores que van a formar a nuestros hijos e hijas. ¡Qué miedo!

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