¡NO SON CUERDAS, SON HUEVOS DE ANFIBIOS!

Estos días es fácil encontrar someros charcos de lluvia en numerosos caminos. Y en algunos se puede ver algo parecido a cuerdas que, si observamos de cerca, veremos que son ristras de huevos envueltos en una materia gelatinosa. Son puestas de sapo corredor, el más abundante de nuestros anfibios.

Estos sapos (Epidalea calamita) desarrollaron una estrategia muy exitosa: poner sus huevos en charcos estacionales de escasa profundidad, sin apenas depredadores acuáticos, y sin competencia con otras especies de anfibios. Y para sortear ciertos inconvenientes y aumentar las opciones de éxito, ponen muchísimos huevos en cada puesta (hasta 4.000 por hembra) y a lo largo de un periodo de reproducción muy dilatado.

Pero las cosas han cambiado y ahora se enfrentan a problemas que antes no eran tan graves. El principal, el cambio climático y la escasez de lluvias, que hace que muchos de estos charcos se sequen antes de las 6-8 semanas que necesitan sus larvas para alcanzar el estado adulto. Y, en zonas periurbanas como la colada de Las Latas (donde se hizo esta foto el 17 de marzo), sus puestas son arruinadas por coches, motos, ciclistas o perros que chapotean en el agua.

Su nombre se debe a que no saltan, como otros anuros (anfibios sin cola), si no que caminan.

Fotos: Santiago Nuñez

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