Archivo de la categoría: Sin categoría

Publicamos nuestro Inventario Ambiental de Colmenarejo

Hace apenas unas semanas se han cumplido 21 años de la fundación de Proyecto Verde de Colmenarejo, una asociación sin ánimo de lucro, creada para proteger y difundir los valores ambientales de nuestro municipio. 

Uno de sus primeros trabajos fue la elaboración de un Inventario Ambiental. Este inventario constaba de dos partes: una cartografía ambiental muy detallada -a escala 1:5.000- en la que participaron decenas de vecinos que, durante meses, “patearon” todos los rincones del término municipal; y una serie de trabajos monográficos, realizados principalmente por expertos, sobre muchos y muy diversos temas relacionados con el municipio. Así, había apartados sobre nuestro pasado histórico, los ecosistemas y su evolución, geología, trashumancia, residuos, agua, urbanismo… Y, cómo no, sobre nuestra biodiversidad: animales, plantas y hongos.

Aquel megaproyecto -que culminó en la citada cartografía y un documento de más de 200 páginas- no pudo ver la luz por falta de apoyo institucional. Han pasado 21 años y hoy la tecnología permite algo que entonces parecía utópico: el acceso universal a contenidos digitales.

Seguir leyendo Publicamos nuestro Inventario Ambiental de Colmenarejo

Jornadas micológicas

Las jornadas micológicas han constituido, prácticamente desde su aparición en Colmenarejo, los eventos de carácter cultural de mayor afluencia de público en nuestro pueblo, si exceptuamos los relacionados con festejos populares. Sólo en la última edición asistieron 160 personas al Seminario Micológico, 90 personas a la excursión identificativa y más de 350 personas a la degustación gastronómica. Y el año anterior, a la macro-exposición que se realizó en la Residencia de Estudiantes, asistieron 300 personas. Y en ambos casos sin contar la participación infantil, bien en los talleres de pintura o en la guardería micológica que organizamos paralelamente a estos actos.

Calculamos que cerca del 10% de Colmenarejanos ha participado en alguna de nuestras Jornadas Micológicas.

¿De donde sale tanta afición? No terminamos de explicárnoslo, porque Colmenarejo tampoco es un lugar propicio para la recolección gastronómica de setas. Antaño era fácil encontrar seta de cardo e incluso níscalos en alguno de los escasos pinares, pero en la actualidad la seta de cardo casi ha desaparecido por una explotación excesiva y poco cuidadosa, y los pocos lugares que quedan son el secreto mejor guardado del pueblo. Pero lo cierto es que cada año batimos el record del año anterior, y supone un reto encontrar nuevas actividades, evitando la repetición.

Árboles y arbustos que requieren poco o ningún riego

Alguna de estas especies puede no soportar heladas severas que ocasionalmente se producen en Colmenarejo. Esta lista está en fase de revisión, por lo que puede variar en el transcurso de las próximas semanas.

Árboles

– Acacia
– Alcornoque (Quercus suber)
– Algarrobo
– Almendro (Prunus amygdalus)
– Almez
– Árbol del amor
– Árbol del Paraíso (Eleagnus angustifolia)
– Arce de Montpellier
– Ciprés (Cupressus sempervirens)
– Ciprés de Monterrey (Cupressus macrocarpa)
– Encina (Quercus ilex)
– Enebro (Juniperus oxycedrus)- Fresno (Fraxinus angustifolia)
– Granado (Punica granatum)
– Higera (Picus carica)
– Madroño (Arbutus unedo)
– Melia
– Melojo (Quercus pyrenaica)
– Morera (Morus sp)
– Mimosa
– Olivo (Olea europaea)
– Palmera canaria (Phoenix canariensis)
– Paloverde
– Pinos (Pinus sp)
– Robinia (Robinia pseudoacacia)
– Sabina (Juniperus sabina)
– Tuya articulada (Tetraclinis articulata)
– Yuca (Yuca aloifolia)

Arbustos

– Acebo (Ilex aquifolium)
– Adelfa
– Celinda
– Cornicabra (Pistacia Terebinthus)
– Durillo
– Hibisco
– Jara
– Jazmín
– Lantana (Viburnum lantana)
– Laurel
– Lavanda
– Lilo
– Loro (Prunus lusitanica)
– Majuelo
– Matagallo (Phlomis purpurea)
– Pitosporo
– Retama
– Romero
– Rosal
– Santonina
– Taray
– Tomillo

Setos

– Zarza
– Endrino
– Boj
– Aligustre
– Majuelo
– Retama de olor
– Arizónica
– Leylandii (preferible a la arizónica por la ausencia de polen)
– Ciprés

FSC: un sello que garantiza una explotación sostenible de los recursos madereros

Cada vez más personas se sienten alarmadas por la destrucción masiva que padecen las selvas primarias tropicales de Asia, América y África. Estos bosques primarios son aquellos en los que nunca ha entrado una sierra, por lo que se mantienen en una evolución natural desde hace miles de años. Son, por esta razón, los que albergan la inmensa mayoría de la riqueza biológica del planeta, lo que llamamos biodiversidad. Su conservación no es un capricho ecologista: además de aportar ingentes cantidades de oxígeno a nuestra atmósfera, poseen especies animales y vegetales únicas y desconocidas que pueden suponer —y de hecho suponen— la solución para múltiples enfermedades. La farmacología actual, se nutre en buena medida de especies encontradas e investigadas en estos bosques. Y las investigaciones para encontrar remedio a enfermedades tan devastadoras como el cáncer, encuentran en diferentes especies de seres vivos principios moleculares fundamentales que aún hoy somos incapaces de sintetizar en un laboratorio. Pero no son estos motivos egoístas los únicos que podemos aportar en favor de estos bosques. En estos lugares habitan seres humanos como nosotros; son la casa de miles de indígenas y su único medio de subsistencia. Y a pesar de esto, las empresas madereras y los gobiernos hacen caso omiso a sus derechos de propiedad y subsistencia y arrasan sistemáticamente sus poblados, cosechas, bosques, llegando incluso a matanzas masivas que solo de tarde en tarde llegan a los teletipos de occidente. Como muestra diremos que cada año se destruyen 10 millones de hectáreas de bosques primarios.

Nosotros, consumidores finales, somos la única fuente del capital que permite todas estas barbaridades, y lo somos inconscientemente, sin saber lo que puede suponer para el medio ambiente y las personas comprar este o aquel mueble. Para tratar de poner freno a esta situación de injusticia y peligro medioambiental, se fundó en Toronto (Canadá) en 1993 el Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal o FSC). Sus fundadores fueron 130 representantes de asociaciones ambientales, silvicultores, industrias de la madera, asociaciones de bosques comunales e instituciones de certificación de productos forestales, pertenecientes a 25 países. El sello FSC es el único sello que garantiza que la extracción se ha realizado respetando la salud del ecosistema y los derechos de las comunidades que viven o explotan el bosque. También vela porque la explotación rinda beneficios a la población local y que las condiciones laborales y de seguridad mejoran la calidad de vida de los trabajadores.

¿Qué productos podemos exigir con el sello FSC?

Cualquier producto realizado con madera es susceptible de acogerse al controlFSC: desde tableros, papel, muebles, tarimas… hasta lápices. Cualquier producto que incluya madera en su origen o composición, puede llevar el sello FSC si cumple con las condiciones necesarias. Es, hoy por hoy, la única certificación con garantías y transparencia suficiente. Existen otros sellos. Algunos son simples tapaderas para lavar la imagen de uno o varios fabricantes, otros están concebidos con buena voluntad pero sin los medios o capacidad de control necesarios.

Situación en España

Nuestro país se encuentra bastante atrasado en este asunto respecto a otros países europeos y norteamericanos. Que esto cambie va a depender fundamentalmente de los consumidores. Mientras no exijamos productos certificados, a los fabricantes les seguirá resultando mucho más rentable económicamente importar las maderas más baratas sin prestar atención a su origen y garantías de explotación. Solo el día en que su imagen pueda verse dañada, exigirán a sus proveedores madera certificada FSC. Y ese día las cosas empezarán a cambiar en las selvas de la Amazonía, en el sureste asiático, en Camerún y Guinea, incluso en Canadá, que también está expoliando bosques primarios. Nosotros seguiremos disfrutando de muebles y productos hechos con estas maderas de gran calidad, de la misma manera que ahora disfrutamos del pino o el roble de explotaciones europeas y norteamericanas sostenibles. Y garantizaremos que nuestros hijos también disfrutarán de estas maderas, al tiempo que mantendremos ecosistemas de gran valor y una calidad de vida y una dignidad en los pueblos que habitan en ellos.

Para más información: www.greenpeace.es y un directorio de madera certificada en: www.forestworld.com

El gas radón: Radiactividad en casa

Hace algunos años saltó la alarma: existe un gas radioactivo, que se concentra en los sótanos de las viviendas construidas sobre rocas ígneas, y que está entre los primeras causantes del cáncer de pulmón.

Entonces se dijo que bastaba con ventilar periódicamente esos sótanos para conjurar el peligro. Y el tema, por lo que respecta a la opinión pública, quedó aparcado. Pero el gas radón sigue ahí, no se ha desplazado ni ha perdido un ápice de su capacidad letal. Aunque los investigadores siguen trabajando en el tema, por ahora no podemos hablar de un conocimiento profundo entre la relación radón-cáncer.

¿Qué sabemos?

El radón es un gas de origen natural. Se produce por la descomposición del Uranio 238 (U238), elemento presente en pequeñas cantidades en los terrenos graníticos y en otras rocas. Se trata de un gas, y por lo tanto, con gran capacidad para filtrarse por cualquier sitio. Debido a que es más pesado que el aire, tiende a concentrarse en las plantas más bajas de los edificios: los sótanos.

El radón llega a la superficie terrestre a través de las pequeñas grietas (diaclasas) de la roca madre. Penetra en la vivienda por el suelo, los orificios de las acometidas, los muros… Si la ventilación es adecuada, su concentración es mínima, no representando (que se sepa) ningún peligro. Pero si el sótano permanece cerrado, o la vivienda se ventila poco, su concentración puede rebasar los mínimos de seguridad, convirtiéndose en un verdadero peligro para la salud.
También sabemos que el gas radón figura entre los primeros causantes de muerte por cáncer de pulmón (detrás del tabaco, por supuesto), y que personas que han sufrido accidentalmente dosis equivalentes a vivir durante 40 años en una casa con concentraciones de 400 Bq/m3, tienen muchas más posibilidades de contraer este cáncer que el resto.
Un estudio realizado por la OCU en marzo de 1999, instaló 106 detectores (dosímetros) de radón en otras tantas viviendas en las que se daban, a priori, condiciones de peligrosidad (situadas en áreas graníticas, viviendas de planta baja o unifamiliares, etc.). Los resultados fueron preocupantes. Un 27% obtuvo concentraciones de radón por encima del nivel de seguridad, y un 5% niveles entre 200 y 400Bq/m3, lo que obliga a tomar medidas correctoras. Una vivienda de A Coruña, con 1.730 Bq/m3 y otra de San Lorenzo de El Escorial, con 950, fueron las más contaminadas.
En Colmenarejo se dan las condiciones geológicas necesarias para que este gas pueda representar un problema: un sustrato de roca ígnea (granito) a escasa profundidad.

Estos resultados muestran que no hay que tomarse las cosas a la ligera, pero tampoco angustiarse, porque la solución es bastante sencilla. En primer lugar debemos dirigirnos a un laboratorio de análisis que realice este tipo de pruebas. Ellos suministran el dosímetro junto con detalladas instrucciones para su colocación. Transcurridos unos meses, retiramos el dosímetro y lo remitimos en un sobre a prueba de radiacciones al laboratorio, que nos devuelve un informe sobre las condiciones de nuestra vivienda.

La solución es fácil

Si las concentraciones de radón son elevadas, deberemos adoptar las medidas necesarias para reducir esa concentración. Éstas no son otras que la ventilación. Si existen ventanas, deberemos ventilar a diario durante al menos un par de horas. Si no las hay o son muy pequeñas, habrá que instalar un sistema de ventilación forzada mediante un extractor. Si disponemos de forjado sanitario (una cámara de aire bajo el suelo de la planta baja) podremos instalar un sistema de extracción en esta zona, que eliminará el radón a medida que el suelo lo vaya liberando.

Interacción “campos electromagnéticos-radón”: un peligroso cóctel

Científicos en la Universidad de Bristol han encontrado nuevas evidencias que podrían ayudar a explicar la relación entre la exposición a campos electromágneticos y la incidencia de ciertos tipos de cáncer. Han descubierto que las líneas eléctricas aéreas pueden atraer los productos radioactivos del radón que se encuentran en el aire normal, aumentando su concentración, conformando un cóctel de posibles cancerígenos que explicaría la mayor incidencia de estas enfermedades en las proximidades de las líneas de alta tensión.

Los descubrimientos han sido publicados en el “International Journal of Radiation Biology”.

Un equipo encabezado por el profesor Denis Henshaw, del Departamento de Física, usó detectores de radiación partícula alfa para medir el decaimiento radioactivo cerca de los cables de energía, los cables de electrodomésticos y de otros equipos eléctricos usuales. El equipo de Bristol descubrió que los cables conectados a un enchufe atrajeron los “descendientes” del radón en una manera parecida a como un imán atrae limaduras de hierro.

Los científicos dicen que los “descendientes” del radón se fijan a las partículas minúsculas de agua y gases que flotan en el aire que respiramos. Estas partículas están polarizadas y son atraídas por la electricidad.

El descubrimiento pueda dar una respuesta a un puzzle médico. Se sospecha desde hace tiempo que los campos electromagnéticos pueden causar el cáncer, especialmente leucemia y cánceres de niños. Pero hasta ahora no se ha encontrado el mecanismo explicativo.

Uno de los resultados más sorprendentes de estos experimentos ocurrió después de haber dejado un tastrak (film sensible a las partículas alfa procedentes de la radiactividad) cerca de un cable de secador de pelo durante seis días. El secador se conectó a un enchufe, pero permaneció apagado. El tastrak mostró evidencias claras de un aumento de “descendientes” de radón. Este descubrimiento incitó a un serie de experimentos adicionales, que se realizaron en el laboratorio, en casas particulares y en pisos. En todos los casos los resultados fueron los mismos: existe una concentración de radiactividad nociva procedente de “descendientes” de radón en las zonas afectadas por campos electromagnéticos (cercanía de los conductores eléctricos).

Poda de árboles ornamentales: Mitos y realidades científicas sobre las técnicas

No debería ser necesario hablar de la poda, porque no se deberían podar los árboles ornamentales. Pero puesto que, tarde o temprano, caeremos en la tentación de mutilar algún árbol, es mejor que sepamos cómo hacerlo.

Los que conocemos las grandes ciudades estamos tristemente acostumbrados a ver unas podas terroríficas en el arbolado urbano al final de cada invierno. Muchas veces pensamos:

«¡Ya está! Esta vez la han jo… Estos árboles no pueden volver a brotar.»

Pero la vida tiene una fuerza sobrenatural y terminan brotando. Y así, una primavera tras otra. El renacer del árbol parece dar la razón a sus mutiladores, cuando realmente lo único que demuestra es su capacidad para adaptarse a circunstancias adversas.

Los árboles no nos necesitan

Es muy difícil hacer cambiar a la gente de forma de pensar, cuando este pensamiento se basa en criterios subjetivos. Es más sencillo modificar el parecer a quien sustenta una idea sobre la ciencia o la reflexión, que a aquel que se basa en la tradición o en el «siempre se ha hecho así». Y una de las cosas más difíciles de lograr, es cambiar las ideas que, sobre la poda, suelen tener algunas personas. Como sabemos que el tema es peliagudo, nos vamos a limitar a hacer una simple comparación. Si con ella no logramos que cambie de opinión, no lo conseguiremos ni con dinamita.

El ejemplo del Ginkgo biloba

El Ginkgo es un árbol muy antiguo; más que la mayoría. Ha permanecido inmutable desde la era secundaria, la de los dinosaurios. Sus fósiles son idénticos a los ejemplares actuales. Nosotros —el Homo sapiens— llevamos aquí unos cientos de miles de años. Si otorgásemos al Ginkgo una edad «humana» de 40 años, el hombre sería un bebé de apenas mes y medio. Esa es la situación. Nosotros, tiernos bebés, le decimos al árbol hecho y derecho: «Te voy a cortar estas ramitas, ya verás que sano y fuerte te pones»

Parece el colmo de la osadía. Cualquier especie que pensemos en podar lleva en la tierra muchísimos más años que nosotros, ha superado situaciones que al género humano le habrían dejado diezmado o lo habrían aniquilado por completo, han aprendido a defenderse del ataque de insectos, hongos y animales… y todavía nos sentimos capaces de «tutelar su desarrollo».

No hay que engañarse

Si queremos tener un árbol sano y fuerte no hay duda de qué es lo que debemos hacer en cuestión de poda: ¡prácticamente nada!

Ahora bien, podemos desear cambiar o modificar su forma, aún a costa de minar su salud. En el fondo, nos da igual que la encina de nuestro jardín viva 600 años o solamente 300. De manera que someterla a una poda enérgica para que no nos quite luz, puede resultar comprensible siempre que no tratemos de justificarlo diciendo que «es sanísimo para la encina».

A estas podas «necesarias» es a las que nos vamos a referir. Explicaremos cómo hacerlas para, sin renunciar a nuestras necesidades, dañar lo menos posible al árbol, evitando enfermedades que pueden acabar con él antes de tiempo (de nuestro tiempo).

Existe otro tipo de poda encaminada a aumentar la producción de alguna parte concreta del árbol; se realiza en los frutales y su objetivo es aumentar la producción de fruta a costa de acortar la vida del árbol y hacerlo más sensible a las plagas. También se hace de manera secular en algunos árboles el llamado desmoche, una poda enérgica cada pocos años que hace crecer el tronco en grosor, produciendo gran número de ramificaciones cuyo abundante follaje sirve de alimento para el ganado.

De este tipo de podas encaminadas a obtener un beneficio económico no vamos a hablar, aunque el desmoche se siga practicando en nuestro entorno con los pobres fresnos. Camino del polideportivo encontramos algún fresno centenario al que el propio ayuntamiento ha venido sometiendo cada pocos años a mutilaciones innecesarias e incomprensibles.

Objetivo de la poda

Los expertos enumeran una serie de circunstancias en las que se hace aconsejable podar. Son las siguientes:

• Eliminar las ramas secas. Debe hacerse siempre.

• Eliminar las ramas enfermas. Debe hacerse siempre.

• Eliminar las ramas gravemente atacadas por insectos, virus u hongos. Sólo cuando no sea posible o aconsejable tratar la plaga.

• Eliminar las ramas rotas. Debe hacerse siempre.

• Eliminar los restos de ramas y muñones de podas anteriores mal realizadas. Aconsejable.

• Eliminar aquella rama que, siendo más débil, compita directamente con otra por el mismo espacio vital. Aconsejable.

• Eliminar una de las dos ramas que se rocen de manera habitual. Aconsejable, sobre todo en lugares ventosos.

• Aligerar aquella rama con un protagonismo excesivo para el tamaño del árbol. Aconsejable por razones de equilibrio físico del árbol.

Como verán, entre estos motivos no se enuncian razones estéticas, porque un árbol sano al que únicamente se eliminan ramas por los motivos enunciados con anterioridad, será casi siempre un árbol hermoso y equilibrado.

La época de poda

El que más, el que menos, ha escuchado decir a jardineros y «expertos» que la poda debe hacerse en tal o cual época del año. Algunos aducen, incluso, razones. Se da la circunstancia de que en muchas comunidades se transmite de vecino a vecino (o de jardinero a vecino) la conveniencia de hacerlo en tal o cual momento, y es frecuente ver cómo la gran parte de jardines se podan por la misma fecha. En otras ocasiones se imitan los usos del municipio, y se poda cuando lo hace el ayuntamiento. Pues bien: en contra de todo lo que haya podido escuchar, leer y ver, no existe una época netamente mejor que otra para podar. Se puede hacer en verano, otoño, invierno y primavera sin que afecte más o menos al árbol (siempre que se haga bien).

Hay algunas excepciones, naturalmente. Los árboles muy sensibles a infecciones y ataques por hongos no deben podarse en aquellas épocas en que dicha enfermedad está en su apogeo. Por ejemplo, los olmos no deben podarse en épocas húmedas porque será más fácil que les ataque el hongo de la grafiosis. Es preferible hacerlo en verano. Las coníferas que se poden en primavera y verano llegan a soltar gran cantidad de resina, que puede ser antiestética e incluso manchar la ropa de los niños que jueguen junto a ellas. Hay otras especies de hoja caduca que también sangran mucho, como los abedules, arces y nogales. Su poda debe hacerse en épocas de reposo para evitar la suciedad que provoca la savia resbalando por el tronco.

Pero para la inmensa mayoría de especies, hay argumentos a favor y en contra para acometer la poda en cualquier estación. Haremos sólo ciertas observaciones que pueden ser de interés para decidir cuándo podar.

• La poda en primavera se considera como muy dañina, por la facilidad del árbol para sangrar. Salvo las excepciones mencionadas, esta afirmación carece de base científica. Deben evitarse los días que rodean al momento de despliegue de las hojas.

• En verano, el peso de las ramas puede dificultar la poda. Por otro lado, tener el follaje perfectamente desarrollado permite elegir con más criterio las ramas a eliminar.

• Otoño, época favorita de muchos ayuntamientos y particulares, es la época en que los hongos causantes de la pudrición esparcen sus esporas, facilitando el arraigo de la enfermedad. Recientes observaciones demuestran que las heridas producidas en el árbol durante el otoño cicatrizan con mayor dificultad que las producidas en primavera o verano.

• En invierno es más difícil diferenciar las ramas enfermas y aquéllas que implican un desequilibrio importante para el árbol.

• El desmoche (eliminación de la totalidad de ramas del árbol) debe hacerse en otoño o principios del invierno, para que el árbol tenga tiempo de recuperarse y disponer en primavera de un mínimo de follaje que evite que se abrase con el sol veraniego.

Técnicas de poda

Las ramas deben cortarse casi a ras del tronco, pero dejando el ensanchamiento que existe justo en su unión con él. Esta zona contiene substancias que evitan el contagio por hongos (el problema principal de una herida abierta). Tampoco debe dejarse un muñón, muy susceptible de sufrir infecciones. Si la rama es muy pesada, se corre el riesgo de provocar un desgarro que desgaje parte de la corteza. Esto sería un desastre que debe evitarse. Para ello, se procede realizando un primer corte por la parte inferior de la rama, alejado unos centímetros del tronco. Este corte permite desprenderse del grueso de la rama sin desgarro. A continuación se procede a podar el muñón por el lugar adecuado.

Si lo que deseamos es reducir la longitud de una rama sin eliminarla del todo, deberemos realizar el corte inmediatamente después del nacimiento de una rama lateral, sin apurar demasiado y sin dejar muñón, con un corte apaisado. De esta manera toda la fuerza de la rama se dirige hacia la rama lateral, evitando la proliferación de infinidad de delgadas ramitas a partir del muñón, y dando continuidad al árbol. Deben elegirse para este fin ramas laterales que broten hacia arriba en lugar de hacia abajo (mucho más propensas a romperse en el futuro).

Aclaramiento

El aclaramiento es siempre preferible a la poda completa de la rama. El aclaramiento persigue liberar a la rama de buena parte de sus ramificaciones pero respetando la guía. El aclaramiento permite que los brotes de primavera se repartan a lo largo de toda la rama en vez de concentrarse al final de la rama amputada. El resultado es mucho más atractivo y estético. El aclaramiento debe hacerse de manera homogénea, realizando podas pequeñas a lo largo de toda la copa, en vez de pocos cortes pero enérgicos. Es más laborioso, pero el resultado es mucho mejor.

Detención del crecimiento

Es bastante frecuente, sobre todo en jardines pequeños, que el propietario manifieste el deseo de que tal o cual árbol deje de crecer en altura y comience a ensanchar su copa. Este deseo (casi siempre ligado a la «necesidad» de sombra) implica obligar al árbol a dejar de crecer en altura para hacerlo en anchura. Para ello, es necesario en primer lugar que el árbol lo permita. Hay especies cuya tendencia es ganar altura, y cualquier intento de evitarlo sólo retrasará momentáneamente su deseo genético de hacerlo. Otros, en cambio, se adaptan bien a este propósito. En este tipo de poda, deben eliminarse las guías de todas aquellas ramas que asciendan verticalmente. El corte debe hacerse, como siempre, inmediatamente después de una rama lateral y de manera oblicua. Este tipo de podas debe hacerse con prudencia, quizás a lo largo de dos o tres temporadas y nunca de golpe, pues se pone en grave riesgo la vida y salud del árbol.

Restañando heridas

Es conveniente matizar algunos aspectos de la cura de heridas. Aunque parezca mentira, una herida mal curada es más susceptible de infectarse que otra sin cura alguna. Y la razón es que en muchas ocasiones se aplica una gruesa capa de producto, que al secar se agrieta, permitiendo el paso de hongos que quedan protegidos del sol y el aire (los peores enemigos de los hongos). De esta manera, la infección se extiende rápidamente por el árbol. Ante esto, es preferible no utilizar producto alguno. Pero si se utiliza (su utilidad real no está demostrada), debe hacerse en una capa muy fina y en disolución, para que penetre en la madera sin la posibilidad de agrietamiento. Son adecuados tapaporos, plaste de carrocero en disolución, minio…y, ¡cómo no!, productos específicos. Pero con diferencia, lo mejor para evitar que las heridas de la poda se infecten es hacerla adecuadamente.

Últimos descubrimientos científicos

Los últimos descubrimientos en este terreno —expuestos por Kenneth Allen, en su libro Poda de árboles ornamentales (CSIC)— echan por tierra ideas ancestrales trasmitidas de generación en generación por jardineros, expertos y botánicos. Enunciamos algunas:

1. Siempre se ha dicho que durante el trasplante, debe eliminarse una parte aérea de la planta para adecuarla a la parte de raíz existente. Así, se suele hacer una poda drástica de aquellos ejemplares maduros que van a ser trasplantados. Tal práctica parece menos trascendente de lo que se pensaba. Pero lo verdaderamente interesante es que se ha descubierto que ciertas hormonas esenciales para el desarrollo de las raíces se forman en las yemas de crecimiento de los árboles. De esta manera, si eliminamos estas yemas estamos privando al árbol de dichas hormonas. Se recomienda, pues, reducir severamente la poda en los árboles jóvenes que son trasplantados, dejando intacta la yema terminal y cuantas sea posible.

2. Se ha demostrado (Harris, 1983) que un árbol joven que se le permite moverse libremente por efecto del viento, desarrollará un tronco más grueso y resistente que aquel otro que se entutora rígidamente. Por tanto, se recomienda no atar ni colocar guías en los árboles; y si es absolutamente necesario, hacerlo mediante dos o tres postes separados del tronco y sujetos a él mediante elementos elásticos que permitan un buen grado de movimiento. Esta práctica ya la realizan los departamentos de jardinería de algunos ayuntamientos.

Estas investigaciones, además de aportar conocimientos de gran utilidad, ponen de manifiesto algo que por obvio a veces se olvida: Una práctica, por el simple hecho de haberse realizado «toda la vida», no adquiere naturaleza de «cosa bien hecha».

Las coníferas y la poda

La mayor parte de coníferas soportan bien la poda. Pero, esto no quiere decir que deban podarse. Si exceptuamos el grupo de los pinos, el crecimiento cónico de la mayor parte de ellas no es una casualidad: responde a necesidades de insolación y de equilibrio estático de su masa, la mayor dentro del reino vegetal. Casi todas ellas, en su ambiente original, son verdaderos gigantes, que superan ampliamente en biomasa a los árboles de hoja caduca. Su ancha base les da estabilidad y les permite el crecimiento en altura, hasta cotas de cien metros y aún más en algunas especies. Estos árboles no deben nunca podarse (piceas, abetos, cedros, douglasias, sequoyas, cipreses, tsugas, tuyas, etc.).

Otra cosa muy diferente es cuando se utilizan como seto. Esta aplicación obliga al árbol a adoptar formas cuadrangulares adecuadas para su función; y lo hacen muy bien.

Confiemos en la madre Naturaleza

El ya mencionado Kenneth Allen, nos recuerda que los árboles no están ahí por casualidad, sino por méritos propios. Vamos a terminar este artículo como empezamos: haciendo un canto a la capacidad de esos seres vivos cuya belleza y poder se ha fraguado a lo largo de millones de años de evolución, durante la mayor parte de los cuales nosotros no estábamos para «protegerlos». Dejémoslos, pues, que hagan su trabajo. Nuestra intervención casi siempre será para mal.

Decálogo del árbol

1. La forma natural de crecimiento no es casual. Responde a las necesidades de la especie.

2. La corteza del árbol es su protección ante el exterior. Debe siempre respetarse.

3. Si deseamos un tipo determinado de crecimiento, deberemos escoger una especie que lo dé de manera natural, antes que tratar de modificar su naturaleza.

4. Las heridas de poda se cierran mejor en las zonas donde fluye la savia con más fuerza.

5. El cuello de las ramas constituye un mecanismo del árbol para deshacerse de las ramas secas. La poda nunca debe eliminar este cuello.

6. El árbol desarrolla sus propias medidas contra la pudrición provocada por las heridas en su corteza. Los tejidos que el ejemplar desarrolle alrededor de esta herida constituyen la mejor defensa y no deben nunca ser eliminadas con la excusa de realizar un tratamiento curativo.

7. Un jardín con las especies predominantes en la zona no será nunca un jardín exótico y original, pero será siempre un jardín próspero y sano.

8. Debemos aceptar el árbol tal y como es.

9. Alterar gravemente el modo de crecimiento de un árbol dará un ejemplar delicado al que deberemos dar cuidados especiales de por vida.

10. El árbol tiene una enorme dignidad que debe ser respetada.





Cada especie de árbol tiene un porte característico, que es el que adquiere cuando crece en óptimas condiciones ambientales y en solitario. El criterio "forma" ha sido tradicionalmente uno de los favoritos de los cultivadores a la hora de desarrollar las especies de jardinería. Un caso muy llamativo lo tenemos en el ciprés, que todos asociamos con un árbol de porte columnar y que, sin embargo, en su origen es un árbol de aspecto globoso, más parecido a una sabina. Miles de años de cultivo selectivo son los responsables de la forma que hoy conocemos.




El corte bueno es el de abajo. La herida cierra antes y el crecimiento posterior permite que se pierda el rastro de la poda, cosa que no sucede en los dos primeros casos. En el tercero, la rama respetada queda muy debilitada por el gran ángulo de corte.



El corte de una rama del tronco principal debe hacerse dando un corte ligeramente oblicuo que deje un muñón mínimo, como muestra la imagen de la derecha. Las otras maneras son incorrectas.





Si queremos aligerar una rama principal, debemos cortar después de una rama lateral de cierta entidad. Al brotar con fuerza por el corte, las nuevas ramas tendrán que competir con la existente, lo que permitirá un crecimiento más equilibrado. Si dejamos un muñón limpio, la proliferación de brotes será tal que la rama parecerá un plumero.



La rama que dejemos cuando procedamos a una poda de aclareo, deberá continuar la dirección de la rama principal, ser proporcional en tamaño y crecer hacia arriba. De lo contrario el árbol perderá naturalidad.



Arriba, la rama original. En el centro, un aclarado correcto, que permitirá crecer al árbol con armonía al tiempo que mantenemos su forma. Abajo, un mal aclarado.



Debe dejarse una pequeña porción de madera bajo la rama que permanece. Esto protege al árbol, impidiendo que el corte afecte en modo alguno el desarrollo de la rama.



El corte de la izquierda, al cicatrizar, formará un anillo de crecimiento de mayor altura en el exterior, quedando la zona del interior (el duramen ya muerto) tal como está. El resultado será una concavidad que retendrá el agua de lluvia favoreciendo la aparición de enfermedades. Por tanto, el corte, debe ser oblicuo.



El sentido natural de crecimiento de las ramas es oblicuo, apuntando hacia arriba y al exterior del árbol. La poda realizada en el dibujo superior dará un aspecto poco natural al árbol. Es preferible eliminar la rama inferior.

Ahorro y protección del agua: aunque podamos pagarla, España tiene sed

Un gesto tan sencillo y cotidiano como abrir el grifo en nuestra casa y que salga agua potable, es algo que implica una infraestructura no sólo dentro de nuestro hogar, sino en los lugares donde se recoge la lluvia hasta las cañerías de nuestros municipios.

Pensemos, por ejemplo, en todos los embalses, estaciones de potabilización, centros de bombeo y kilómetros de tuberías por los que tiene que discurrir el agua para llegar por fin a nuestra vivienda. Cada uno de esos pasos supone alteraciones del Medio Ambiente y entre los más graves deterioros, podemos destacar los embalses que inundan bosques galería y que separan poblaciones animales. Pero no todo acaba aquí, el agua que nos llega, retorna de una manera u otra a la Naturaleza, para lo que son necesarias nuevas canalizaciones y centrales depuradoras que inevitablemente han de ser construidas en nuestros campos.

Por todo esto, debemos ver el agua como un preciado bien que no podemos derrochar o contaminar a la ligera. Existen un gran número de pequeñas acciones que, como usuarios, podemos hacer. La mayoría de ellas no nos acarrearán ninguna molestia y otras, con un poco de buena voluntad, acabaremos haciéndolas de modo natural. No olvidemos que, si bien los mayores gastos de agua son aquellos que derivan de su utilización en la industria y agricultura, nuestra aportación en el ahorro puede llegar a ser muy importante. El economizar agua en nuestras casas parece a primera vista poco importante comparado con el derroche de este líquido que podemos ver a nuestro alrededor, pero precisamente cada grano de arena aportado por las familias ayuda a equilibrar en conjunto el balance de gastos.

Cada español llega a gastar unos 160 litros de agua al día como media repartidos en el aseo personal, la cocina, limpieza de vajilla, lavadora, etc. Si poseemos una casa con jardín , entonces el gasto se dispara. A la cifra anterior debemos añadir el consumo de agua para regar nuestra extensión verde, no olvidando que el agua utilizada en este menester es agua potable, idéntica al que usamos para beber o cocinar.

Veamos a continuación algunos ejemplos prácticos de reducción del gasto de agua fáciles de realizar en casa.

• Podemos reducir el gasto de agua en la cisterna introduciendo en su interior botellas cerradas y llenas de agua, lo que reduce hasta 20 litros como media el número de litros por descarga. Si optamos por este método, hemos de cuidar mucho que las botellas queden bien sujetas en la cisterna, de otro modo podrían desplazarse al correr el líquido y estropear el mecanismo de descarga.

• En el mercado ya existen cisternas con consumo reducido y algunos modelos pueden incluso regularse en función de la cantidad de materiales que deseen eliminarse. Si estamos pensando en hacer reformas en el baño, éste es el momento de cambiar de cisterna.
• Recordemos que el inodoro no es el cubo de la basura, no lo utilicemos como tal, ya que estos residuos tendrán que pasar por una depuradora para volver a los ríos, y las depuradoras serán más grandes y numerosas en función del número de residuos.
• Los amantes del baño deberían ir pensando en reducir esta costumbre que, por otra parte, suele ir precedida de una ducha. El consumo de agua se dispara al llenar la bañera, por lo que, en este sentido, es mejor tomar una ducha y cerrar el grifo mientras nos enjabonamos y abrirlo en el momento de aclararnos.
• Deberíamos cerrar también los grifos cuando nos afeitamos, nos enjabonamos las manos o cepillamos los dientes; durante estos procesos la costumbre de dejar el grifo abierto derrocha muchos litros.
• Cuando nos lavamos las manos o nos duchamos deberíamos regular el caudal y no mantener el chorro abierto al máximo.
• En muchas tiendas podemos adquirir mecanismos que se adaptan a nuestros grifos y son perfectos para reducir la presión y el caudal.
• No nos excedamos en el uso de champú o gel. Está demostrado que usamos más del que es necesario e incluso conveniente para nuestra piel. Recordemos que todo este detergente termina en ríos si no resulta bien depurado.

También la cocina es una zona en la que se puede ahorrar mucha agua:

• Intentaremos siempre llenar el lavaplatos antes de usarlo.
• Si es posible, adquiriremos aquellos modelos que incluyan un programa de ahorro de agua.
• No es necesario enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas, puede conseguirse el mismo efecto rascándolos con unas espátulas de goma que existen para ello.
• Si tenemos que fregar algo en la pila de la cocina, no dejemos abierto el grifo mientras lo enjabonamos.
• Con la lavadora podemos aplicar las mismas normas que con el lavaplatos.

Consejos para el ahorro en el jardín

• Lo mejor sería poder construir en el jardín algún sistema de captación de aguas que recogiera el agua de lluvia y la canalizase a un pequeño depósito, de esta manera todo el agua que, por ejemplo, baja por nuestros canalones puede utilizarse para el riego del jardín.
• Siempre que podamos es muy aconsejable evitar instalar en el jardín plantas que necesiten mucha agua. Lo indicado sería utilizar plantas autóctonas o plantas con poco requerimiento de humedad.
• El sistema de goteo es uno de los más indicados para evitar el despilfarro. En el mercado existen ya una gran variedad de modelos que se adaptan a todas las necesidades.
• Las mejores horas para el riego son las nocturnas, de esta manera evitamos pérdidas de agua por evaporación.
• Olvidemos la costumbre de lavar el coche en casa, es mejor usar los túneles de lavado.
• Reciclemos todo el papel que podamos, usémoslo por las dos caras antes de depositarlo en el contenedor. Para fabricar un kilo de papel es necesario usar 250 litros de agua.

Para finalizar con esta lista no hay que olvidar que un sistema de grifos y tuberías en condiciones óptimas evita pérdidas innecesarias. Por ello debemos revisar periódicamente los mecanismos de los grifos y llaves, o dejarlos en manos de fontaneros, si no somos “manitas”. Esto nos evita sorpresas desagradables en forma de goteos, fugas y roturas. Sin duda alguna, se nos pueden ocurrir otras formas de ahorrar y evitar contaminar nuestras aguas. Siempre que podamos hemos de ponerlas en práctica y fomentar entre nuestra familia y amigos el uso de estas pautas. Los niños son especialmente receptivos a la información que los adultos podemos darles del medio que les rodea, por lo que podemos probar a iniciarles en algunas de estas prácticas, ya que si de pequeños toman estos sanos hábitos, les acompañarán toda su vida. Una buena forma de empezar es inventando actividades y juegos relacionados con el agua, transmitiéndoles lo importante que es para la vida y lo afortunados que somos al tenerla al alcance. Poco apoco se va tomando conciencia en nuestro país de la importancia del ahorro de agua. Cada vez más ayuntamientos dedican una parte de su esfuerzo a reducir el gasto y mejorar la calidad de sus aguas. Sirva como ejemplo la gran cantidad de parques y jardines públicos que utilizan el riego por goteo en sus instalaciones.

El siguiente paso que, seguramente no tarde en llegar, sería la separación de circuitos de agua potable para la alimentación y aseo personal y otro para las cisternas, limpieza y riego. Podemos aprender mucho de países que deben subsistir con mucha menos agua que nosotros. Ellos hacen del reciclado del agua una liturgia, utilizando en agua hasta cinco veces, como es el caso de algunas granjas en Israel. Si queremos disfrutar de nuestros ríos y arroyos hay que empezar por no maltratar lo que los identifica, tomemos el agua absolutamente necesaria y devolvámosla en las mejores condiciones posibles.

El etiquetado energético: fácil ahorro y beneficio al medio ambiente

Hay casos en los que la rentabilidad de adoptar actitudes de respeto para con el medio ambiente es inmediata, incluso a nivel individual y económico. Y una de ellas es la que proponemos, y que a su vez nace de una directiva europea de 1989. En este año, la Comisión Europea (algo así como el consejo de ministros de la Unión Europea) promulga una directiva instaurando el etiquetado energético. Consiste en una sencilla etiqueta que nos informa sobre una serie de datos relacionados con el consumo y la eficiencia energética de los electrodomésticos. Así, el consumo y el rendimiento se valoran con una letra, de la A a la G. Un electrodoméstico de la clase A es aquel cuyo consumo en función del rendimiento es óptimo. Por contra, otro de la clase G es un verdadero derrochador de energía.

El primer efecto es que a los pocos años de instaurar esta etiqueta, es difícil encontrar en el mercado electrodomésticos con la peor nota (clase G), al tiempo que los fabricantes dedican importantes esfuerzos a obtener el mayor rendimiento con el menor consumo. ¿En qué nos beneficia esto? Hay un beneficio directo, que es el ahorro en nuestra factura de luz, y otro indirecto, que es la reducción en emisiones de CO2, gas producido por la quema de combustibles fósiles —carbón, petróleo, gas— y responsable de buena parte del efecto invernadero causante de los cambios climáticos debidos al calentamiento de nuestro planeta. Nadie puede decir que resulta incómodo o sacrificado elegir una lavadora clase A en vez de una clase G. Y con ese sencillo gesto se está reduciendo la contaminación que produce la central eléctrica hasta en un 60%, mientras fabrica electricidad para esta lavadora.

Una familia que tenga todos sus electrodomésticos clase A estará pagando la mitad de consumo eléctrico que otra que los tenga de clase E. Como ven la cosa no es para tomársela a broma.

No es oro todo lo que reluce
Pero siempre hay “pegas”. En un estudio realizado recientemente por la OCU se analizó el rendimiento de varios electrodomésticos, comprobando que alguno tenía un rendimiento una letra por encima de la anunciada. Esto se debe a que en ocasiones hay cierto “margen” a la hora de determinar las condiciones de los tests realizados por los fabricantes. Pero estos casos son aislados y no invalidan las ventajas de la etiqueta energética.

Además del dato de eficiencia energética, común a todos los electrodomésticos, hay otros datos de enorme interés en esta etiqueta que dependen de cada producto. Datos sobre la eficacia de lavado (lavadoras y lavavajillas), ruido, capacidad de carga real, consumo de agua… son algunos de los que podemos encontrar en la etiqueta.

A la vista de estos datos, ¿quién puede negarse a echar una mano al medio ambiente?

Clase Consumo Consumo respecto a un aparato de clase A
A
menos del 55% 100%
B
55-75% 100-136%
C
75-90% 136-163%
D
90-100% 163-182%
E
100-110% 182-200%
F
110-125% 200-227%
G
más del 125% más de 227%