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Los gorriones

gorrionCon el nombre de gorriones se conocen a varias especies de aves de unos 15 cm de longitud, rechonchos, con el pico grueso adaptado a su alimentación granívora y generalmente carentes de colores vivos, predominando los grises y marrones en su plumaje. En algunas especies hay diferencia entre los machos y las hembras, pero en otras son prácticamente iguales.

El gorrión común (Passer domesticus), llamado también “gurriato”, es el pájaro más conocido por todos y se utiliza siempre para describir otras especies por comparación con él. El macho es marrón, gris y blanco, destacando como diferencias con otras especies de gorriones la parte superior de la cabeza de color gris y una mancha negra en el pecho. Esta mancha es pequeña en otoño y crece en primavera, no porque cambie el plumaje, sino porque al desgastarse con el uso, aparece el color negro de la parte interior de las plumas. La hembra y los jóvenes carecen de la garganta negra y son de un apagado color pardo por la parte superior y gris en la inferior, sin ninguna marca distintiva.

A finales del invierno empiezan la época de celo, con persecuciones ruidosas en las que están implicados varios machos y hembras. No obstante, la cría no se realiza hasta mayo o junio, aunque recuperan el tiempo y crían dos o tres polladas en la temporada.

El gorrión común está muy ligado al hombre, instalando sus nidos en tejados, agujeros de paredes de casas, iglesias, corrales, puentes, almacenes… Muy pocas veces cría en árboles o arbustos. El nido es muy burdo, hecho de hierbas, plumas y hojas, entre las que también podemos encontrar papeles y plásticos.

Es muy sociable, casi siempre aparece en grupos y no sólo de la misma especie, sino con otras especies de gorriones o similares. En invierno, suelen reunirse a dormir todos juntos. Estos “dormideros” los instalan en árboles, casas o en zonas mínimamente protegidas de la intemperie.

El gorrión molinero (Passer montanus), llamado “gorrión de campo”, es menos conocido y a veces confundido con el gorrión común. En efecto, es difícil distinguirlos a distancia, aunque si los observamos con prismáticos, veremos que el gorrión molinero es algo más pequeño que el común, tiene dos manchas oscuras en las mejillas y la parte superior de la cabeza es de color marrón. En esta especie los machos y las hembras son iguales, y los jóvenes tienen el color más apagado y la mancha de la mejilla prácticamente inapreciable.

Anida en agujeros de muros, árboles y en los mismos lugares que el gorrión común cuando éste, más fuerte y dominante, se lo permite. Anida en pequeñas colonias, construyendo una cama con ramitas secas y sobre ésta un colchón de plumas.
En abril empieza la puesta de huevos, entre 5 ó 6, y pudiendo haber hasta tres puestas. Se ha comprobado que los gorriones molineros son migradores. Las poblaciones del norte de Europa se desplazan hacia el sur en invierno buscando un clima más benigno, por lo que en el mes de octubre es posible encontrarlos con más facilidad.
Su alimentación se basa en semillas de plantas cultivadas, aunque se alimenta también de silvestres.

El gorrión moruno (Passer hispanolensis), se encuentra principalmente en Extremadura, a lo largo del curso del río Guadiana. Los machos se diferencian del gorrión común en que tienen la parte superior de la cabeza marrón y porque tienen unas intensas manchas negras en el dorso, laterales y pecho. Las hembras, en cambio, son muy difíciles de identificar porque no tienen nada que resalte en su plumaje.

En las áreas donde coincide con el gorrión común, el gorrión moruno se instala en zonas más rurales, dejando las urbanas al común.

En algunas ocasiones se han constatado hibridaciones entre las dos especies.

El gorrión chillón (Petronia petronia), es el “gorrión de monte”, y a primera vista, se confunde fácilmente con una hembra de gorrión común. Si lo observamos con más detenimiento comprobamos que el chillón tiene las alas más grandes que el común, las patas más robustas, la cola más corta, el pico más fuerte y además, los sexos son iguales. Presenta también una ceja clara y una mancha amarilla en la garganta, aunque es difícil de observar.

También puede ayudarnos a su identificación su conducta mucho más retraída que el resto de los gorriones, así como su forma de desplazarse, que en el gorrión chillón no es a saltos sino andando.

A diferencia del resto de gorriones, los pollos de los chillones no nacen desnudos, sino que les recubre un ligero plumón.

El gorrión alpino (Montifringilla nivalis), vive en la alta montaña, en unas condiciones climáticas duras que muy pocas especies de aves pueden soportar.

Es algo mayor que el gorrión común, con la cabeza gris, la espalda marrón, la cola negra y el vientre blanquecino con una pequeña mancha negra en el pecho. Las hembras y los jóvenes son muy parecidos a los machos, aunque con los colores del plumaje menos destacados.

Vive siempre por encima de los 2.000 metros de altitud y siempre en densidades pequeñas, como ocurre con todas las especies que tienen que desarrollarse en estos tipos de hábitats.

Hay además de éstas, otras especies de gorriones, de distribución más oriental y que sólo accidentalmente podríamos observar en la Península Ibérica.

Si quiere saber más sobre su distribución en nuestra zona, consulte Atlas nidificantes.

El gallipato. Un anfibio poco conocido

GALLIPATOLos anfibios son un grupo peculiar ya que a lo largo de la evolución han solucionado sólo parcialmente algunos problemas que les impedían colonizar la tierra. Han sustituido la respiración branquial por pulmonar y han desarrollado extremidades para la locomoción en tierra firme. Estas aportaciones han sido fundamentales para completar la transición evolutiva hacia sus descendientes, los reptilesA pesar de estas modificaciones, los anfibios son básicamente acuáticos, con temperatura corporal variable según el ambiente y con la piel fácilmente desecable. Además permanecen ligados al medio acuático por su modo de reproducción, ya que los huevos son expulsados al agua o puestos en ambientes muy húmedos. Con la aparición de los reptiles hace unos 250 millones de años, el auge de los anfibios acabó, y sólo quedaron algunos grupos supervivientes de los cuales descienden los gallipatos.

gallipato_artEl gallipato (Pleurodeles waltl) pertenece a la clase de los anfibios y dentro de ésta comparte el orden de los urodelos con salamandras y tritones. Mide entre 15 y 30 cm, incluyendo la cola, siendo uno de los urodelos más grandes de Europa. Presenta una hilera de protuberancias verrucosas en los laterales que coinciden con los extremos de las costillas que a menudo se notan y que a veces sobresalen a través de la piel. Tiene la cabeza ancha con los ojos pequeños y una cola aplanada lateralmente característica. Es de color verdoso, con manchas más oscuras y las verrugas laterales de color amarillo o anaranjado. Los herpetólogos o estudiosos de los anfibios y reptiles lo reconocerán sin ningún problema, pero los aficionados pueden confundirlo con los tritones, aunque éstos son más pequeños y no tienen verrugas como el gallipato.
Gallipato_encNo se conoce mucho sobre este singular animal, se sabe que es principalmente nocturno y acuático, aunque a veces, sobre todo los más jóvenes se dedican a explorar terrenos menos húmedos y se les puede encontrar bajo rocas o troncos. Los adultos siempre están en arroyos, estanques, charcas e incluyo en ríos de corriente lenta. Poseen un mecanismo peculiar de protección ya que frente a posibles depredadores, contraen el abdomen y estiran las costillas que llegan a desgarrar la piel, de este modo y moviéndose de un lado a otro provocan que el depredador se clave las costillas que al atravesar su piel se impregnan con secreciones tóxicas.

En la época de reproducción es cuando quizá podamos ver a los gallipatos. El cortejo tiene lugar en el agua cuando el macho se acerca la hembra, la toca con el hocico y se agarra a ella hasta que le transmite sus espermatozoides en varias cápsulas que la hembra recoge a través de la cloaca. Si hay éxito en la fecundación, la hembra joven pondrá 150 huevos rodeados de gelatina, si la hembra es adulta puede poner hasta 800. El número tan elevado de puesta se debe a que las posibilidades de supervivencia son muy reducidas, de todos los huevos puestos llegarán a gallipatos adultos alrededor de 20 ó 30 individuos. Después de 12 días nacen las larvas que miden unos 12 mm y se alimentarán de insectos a partir de los siete días de vida, convirtiéndose en adultos entre el primer y tercer año.

Los gallipatos son una especie que sólo vive en el centro y sur de la península Ibérica y en el norte de Marruecos. Su ecosistema es frágil y a veces nos encontramos pequeñas charcas desecadas o contaminadas en las cuales nadan pequeños gallipatos condenados a muerte. Las ayudas prestadas a esta especie y a cualquier otro anfibio, tales como la protección de las charcas, manantiales y arroyos donde viven, el respeto de los propios animales, luchando por eliminar la figura folklórica de animales ponzoñosos y , en caso que podamos, la creación de charcas artificiales, no sólo nos brindará la posibilidad de disfrutar de su presencia, sino que se encargarán de eliminar numerosos insectos parásitos, como los mosquitos, y nos servirán de indicadores de la salud de nuestros campos y jardines.

En Colmenarejo, por fortuna, tenemos una de las mejores poblaciones de gallipatos de toda la Comunidad de Madrid.

Ver también:
-Gallipato (Pleurodeles waltl) por José Luís Esteban, Luís García-Cardenete , Javier Fuentes y Eduardo Escoriza Abril
-El Gallipato en Wikipedia.

El galápago leproso

galapagoDentro del grupo de los reptiles, algunos de los más conocidos y menos temidos, son los galápagos.

Los galápagos se diferencian bien de las tortugas terrestres que encontramos en la península Ibérica, ya que tienen hábitos muy diferentes; las tortugas son huidizas, en tanto que los galápagos son más confiados y no es muy difícil encontrarlos sobre una piedra próxima al agua, tomando el sol. También se diferencian en que los galápagos tienen el caparazón aplanado, mientras que las tortugas lo tienen claramente abombado.

Las dos especies de galápagos que se encuentran en nuestras latitudes son el galápago europeo (Emys orbicularis) y el galápago leproso (Mauremys caspica). Las diferencias entre ambos a simple vista son casi inapreciables. El galápago leproso tiene un caparazón ligeramente menor que el del europeo, aunque generalmente, no supera en ninguna de las dos especies los 20 cm. Además, presenta una coloración más clara y unas líneas amarillentas en el cuello que los diferencian de sus parientes. No obstante, la coloración en esta especie varía con la edad, ya que los jóvenes son pardos con las bandas anaranjadas en el cuello.

El nombre común de galápago leproso proviene del aspecto ruinoso que presenta, en ocasiones, su caparazón, ya que con cierta frecuencia, se instalan en él algas, lo que con el tiempo, provoca unas descamaciones desagradables, de ahí el calificativo. Esta infección puede llegar a provocar el desprendimiento de las placas córneas que forman el caparazón de estos reptiles.

Esta especie se encuentra en ríos, lagunas y zonas salobres, tolerando aguas relativamente contaminadas, alimentándose de insectos, anfibios, peces y plantas. Aunque su dieta es básicamente carnívora, en ocasiones no desdeña el alimentarse de alguna carroña.

Entre sus depredadores se encuentran algunas rapaces y sobre todo, garzas y cigueñas.

La época reproductiva se inicia a finales de la primavera, y la puesta se realiza entre junio y julio. La fecundación es interna y se lleva a cabo tanto en tierra como en agua. La hembra construye un nido de unos 6 cm de diámetro y 10 cm de profundidad y en él deposita de 5 a 9 huevos. Transcuridos treinta días, nacen las crías, con un caparazón de unos 2 cm y 4 gramos de peso. Los machos alcanzan su madurez sexual trancurridos 7 años, mientras que las hembras pueden ser fértiles a los 7 u 8 años.

El galapago leproso suele invernar de noviembre a febrero, aunque en inviernos cálidos puede permanecer activo.
Puede resultar tentador el mantener a este reptil como animal doméstico, especialmente porque no son animales agresivos, son tranquilos y sobreviven durante largo tiempo en condiciones bastante pobres. Pero a menos que reproduzcamos exactamente su medio natural, estamos condenando a estos seres a una vida miserable, nada comparable a su vida en estado salvaje. Los galápagos “domesticados” se convierten en animales moribundos que nada tienen que ver con el galápago que observa alerta una posible presa, en una piedra de un río. Para nosotros, esta escena es todavía fácil de contemplar, en el río Aulencia a su paso por Colmenarejo.

Observar la naturaleza y los animales que viven en estado salvaje puede resultar mucho más divertido y menos costoso que mantenerlos en cautividad en nuestras casas.

La crisopa

crisopaSi hay un insecto cuyo carácter hogareño, ligereza, bondad y sutileza en sus minúsculas y delicadas alas de encaje nos pueda recordar remotamente a las hadas buenas de los cuentos, esa es la crisopa. Solemos descubrirla por vez primera dentro de casa; en la cocina o el salón. Atraída, como tantos otros, por la extemporánea luz eléctrica de nuestros hogares, llega la crisopa a nuestras casas y se posa en una pared o en el alféizar de una ventana. Su ligereza y fragilidad son tales que sólo con tratar de cogerla le haremos un daño irreparable.

Entre los miles de seres voladores que pululan durante la noche, la crisopa es única e inconfundible. Es muy pequeña (alrededor de un centímetro), cuando se posa coloca sus alas protegiendo todo su cuerpo como si de una minúscula tienda de campaña se tratase; tiene dos diminutos ojos saltones que parecen de oro… y, sobre todo, es verde.

Sus alas de encaje son tan delicadas que resulta difícil distinguir sus nervios. Pero si tiene ocasión —y la tendrá— obsérvela con una lupa. La complejísima nerviación de las alas de la crisopa llevó al gran naturalista Linneo a crear un orden, Neurópteros, cuya traducción al castellano sería algo así como “nerviados” o “con gran cantidad de nervios”. Y no es que el resto de insectos alados no tenga nervios.

Mr. Hyde y el doctor

Nuestra crisopa tiene un homónimo que carece de toda su delicadeza. También es una crisopa, pero es fea (más bien horrible), posee unas mandíbulas espeluznantes… y lo que le hace a los pulgones es preferible no contarlo. Nos referimos a su larva. La una es hermosa, grácil y entrañable; la otra fea, voraz y esquiva. Y lo curioso es que las cualidades que hacen de la crisopa un insecto venerado por horticultores las posee por entero Mr. Hyde. Y es que la larva de la crisopa es el más voraz comedor de pulgones y otras plagas que conocemos, mayor incluso que la larva de la mariquita.
Es difícil ver una larva de crisopa en acción. Se ocultan a la mirada de intrusos y hormigas —defensoras de los pulgones— recubriéndose con los restos quitinosos de sus víctimas. Algo así como si Jack el Destripador se engalanara con el hígado, el bazo o el páncreas de las pobres doncellas que tuvieron el infortunio de cruzarse en su camino. Pero aunque no las veamos, ellas continúan su labor incesante de destruir pulgones, en número acorde con su metabolismo, que en dos palabras podemos resumir como im-presionante.

Nuestra amiga se ha granjeado una buena reputación a nivel internacional. Así, en Inglaterra y Estados Unidos se la denomina “Ojos dorados”; en Centroeuropa “Alas de encaje” y “Lobo de los pulgones”. Y en China algo así como: Ligero cuerpecillo que mece la suave brisa los cálidos días del estío…

La crisopa y yo

Comenzamos a verla hacia finales de verano y principo del otoño, cuando busca un lugar agradable para pasar el invierno. Suele equivocarse y toma nuestra casa por un centro de acogida para crisopas. Eso es un halago, porque la crisopa no elige cualquier sitio para pasar los rigores invernales. Si usted es un amante de los animales y la encuentra en mitad del salón, no la devuelva amorosamente a la calle; viene, precisamente, huyendo de ella. Llévela a un lugar tranquilo y abrigado en donde pueda pasar los fríos invernales y en el cual, una vez llegada la primavera, pueda regresar al exterior. No se preocupe por su dieta; al contrario que su larva, puede pasarse sin comer mucho tiempo.

¿Qué más podemos hacer por la bondadosa crisopa? Podemos respetar sus huevos. Aunque esta medida no es para amantes de los insectos sino sólo para fanáticos. Verá. Existen muchos insectos que colocan sus huevos al final de un fino pedúnculo adherido a una hoja, una pared o una cortina. En general están perfectamente ordenados, en fila india. Pero la crisopa los deja al azar, salteados, sin colocar. De manera que debe dar a su asistenta las instrucciones precisas para no echar a perder una preciosa camada de crisopas:

“Braulia; huevos ordenados, ¡fuera! Huevos en formación caótica, ¡respetar!”

Bromas aparte, cuidar de una crisopa adulta es suficiente para garantizar 3 puestas anuales, lo que significa una buena cantidad de individuos. Y, como solemos decir a menudo en esta sección, no es necesario que haga nada bueno por el insecto; con que no lo mate, es suficiente.

Los anfibios de Colmenarejo

COLMENAREJO: UN LUGAR DE PRIVILEGIO

En un censo realizado recientemente por expertos del Museo de Ciencias Naturales, Colmenarejo aparece como uno de los lugares con mayor cantidad de hábitats de anfibios de la Comunidad de Madrid, y el mejor dentro del Parque del Guadarrama. Son esas pequeñas charcas que se secan en verano, la mayor parte simples excavaciones para recoger el agua y dar de beber al ganado, cuando lo había. Estas charcas, muchas de apenas dos metros cuadrados, tienen una importancia enorme, ya que sin ellas los anfibios no podrían reproducirse y acabarían desapareciendo.

Conservar estos lugares húmedos, evitar su degradación por vertidos y urbanización, debe ser uno de los objetivos principales de cualquier programa medioambiental, ya que los anfibios, además de otras consideraciones, son de gran utilidad para el ser humano, y representan el mejor control sobre las plagas de insectos nocturnos perjudiciales. Uno de los factores de crecimiento del mosquito transmisor de la leishmaniosis, enfermedad incurable del perro que puede afectará hombre, es el declive en las poblaciones de sapos.

SAPO COMÚN

Es, hoy en día, el menos común de nuestros sapos. Sus costumbres migratorias, que llegan a llevarlo a más de 6 kilómetros de sus lugares de reproducción, hace que resulte muy vulnerable a los atropellos. Es una especie que, de seguir así las cosas, pronto estará en peligro de extinción. Le gusta frecuentar los jardines, donde resulta muy beneficioso. Las hembras son las de mayor tamaño de todos los sapos.

SAPO CORREDOR

Se llama así porque no salta; anda. También se identifica por la línea verde o amarillenta que recorre su espalda. Es la especie de anfibio más abundante en Colmenarejo. Prefiere reproducirse en pequeños charcos de lluvia, e incluso los formados por roderas de coche en los caminos. Pone miles de huevos que en los años secos, como este, se pierden en su totalidad.

SAPO DE ESPUELAS

Para muchos, el más bonito de los sapos. Es inconfundible por dos pequeñas protuberancias corneas de color negro en sus patas traseras .De ahí el nombre. Las utiliza para enterrarse, como hacen la mayor parte de sapos. Pero él es capaz de profundizar a más de un metro, y esperar así durante muchísimo tiempo a que las condiciones de humedad sean las favorables para la reproducción. Le podemos ver, con suerte, en las proximidades de charcas grandes y arroyos remansados. Sus renacuajos son los más grandes.

SAPO PARTERO

Tradicionalmente ligado a los cursos de aguas limpias, se ha tenido que ir adaptando y hoy es posible encontrarle en abrevaderos y charcas, además de en el curso bajo del Aulencia. Proyecto Verde no ha llegado a verle, ni aparece en el censo del Museo, pero sabemos que está censado hace años y recientemente le hemos oído cantar en la zona central del municipio. Es el único sapo que cuida sus huevos hasta su eclosión, llevándolos sobre el lomo. Es muy escaso y difícil de ver.

RANA VERDE

Es el único anfibio que podemos ver normalmente de día en las charcas (además de renacuajos y larvas del resto de especies), y es el más ligado al agua. No obstante también es capaz de hacer recomidos importantes en busca de algún lugar encharcado. En años de sequía llega a colonizar arquetas de riego y estanques de los jardines.

TRITÓN JASPEADO

Es el más bonito de los tritones. El macho desarrolla una espectacular cresta durante la época de celo. Pasada esta, el tritón jaspeado abandona la charca y se oculta en lugares húmedos y sombríos, permaneciendo cerca de la charca mientras es joven, para alejarse considerablemente después. Podemos verle excepcionalmente en el jardín, en arquetas, sumideros, etc.

GALLIPATO

El más espectacular, primitivo y mayor de nuestros anfibios. Llega a medir más de 30 cm. Es una especie exclusiva de la Península Ibérica y es relativamente abundante en Colmenarejo. Podemos verles en las charcas desde enero a abril, más o menos. Luego desaparece. Los científicos no tienen claro qué hace; algunos afirman que realiza migraciones similares a las del sapo común. Posee un primitivo mecanismo de defensa consistente en perforar su piel con sus propias costillas, liberando un líquido irritante que disuade a sus enemigos. Es un voraz depredador de cuántos animalillos pueblan la charca.

LOS ANFIBIOS Y EL VENENO

Es tradición en muchos lugares, achacar a los sapos y anfibios todo tipo de peligros y supersticiones, desde el de envenenar el agua de los pilones hasta echar a perder la fruta. Todos los anfibios poseen glándulas venenosas en la piel, con el fin de que no se los coman los depredadores. Algunos sapos pueden llegar a soltar (no lanzar ni escupir) un líquido capaz de irritar los ojos si entra en contacto con ellos. Esto es todo. Por tanto, si no tienes pensado comerte los sapos o los tritones, y te lavas las manos después de tocarlos, no tienes absolutamente nada que temer. Nada.

La típula. Nacida para el amor

 

tipula

La típula es algo parecido a un mosquito gigantesco, repugnante, patilargo… e inofensivo.

Habrán visto con frecuencia unos grandes mosquitos, de hasta 60 mm de envergadura, con unas patas enormes que cuelgan con dejadez y un vuelo torpe que les lleva a darse contra todo y contra todos. El batir de sus alas produce un roce ruidoso muy diferente del molesto zumbido de los mosquitos.

En realidad, la típula no es un mosquito, aunque su aspecto parece indicar lo contrario. Los científicos se refieren a ellas más como a moscas que a mosquitos. De esta manera, el nombre vulgar de mosquitos se lo dejan a los Culícidos, los verdaderos mosquitos o cínifes, todos ellos chupadores de sangre y responsables de infinidad de graves enfermedades que asolan a los países tropicales. En España, la Leishmaniosis, enfermedad incurable que se está haciendo muy común entre los perros, está transmitida por un mosquito, y puede excepcionalmente afectar al hombre. Algunos mosquitos son causantes de picaduras dolorosísimas, como el temible Theobaldia annulata, varias veces menor que nuestra típula y cuya picadura es una de las más dolorosas que puede producir un insecto por nuestras latitudes, llegando en ocasiones a causar ampolla e hinchazón muy serias. Estas picaduras tan aparatosas suelen acontecer durante la noche y se atribuyen frecuentemente a las pobres arañas, que no pican prácticamente nunca.

Pero nuestra típula no es de esta clase de insectos, ¡ni muchísimo menos! Ella no vive del prójimo, ya sean personas, perros, gatos o ganado. Se alimenta exclusivamente de materia vegetal en descomposición. Vamos, que la vista de la sangre le marea. Y lo que come lo come en cantidades ínfimas. Incluso algunos consideran que no comen nada. No se extrañen, porque en el mundo de los insectos son varios los que no comen nada en fase de insecto bien desarrollado. Puede que las típulas estén entre ellos.

Eso no es un aguijón

Uno de los motivos del miedo que despiertan estos inofensivos insectos, es la prolongación en punta de su abdomen, algo que a simple vista muchos confunden con un aguijón. Evidentemente no es un aguijón. No puede serlo, porque los dípteros no tienen aguijón; eso es cosa de los himenópteros (abejas y demás).

Una característica curiosa común a todas las moscas —y la típula lo es— es la utilidad de los halterios. Estos órganos son dos a modo de alfileritos invertidos que salen del abdomen, justo tras las alas. Cuando el animal vuela, los halterios también se agitan, pero debido a la inercia de sus puntas más pesadas (la punta del alfiler), cuando la típula cambia la dirección del vuelo, los halterios continúan por un instante oscilando en el mismo plano. Esta diferencia de planos de oscilación, entre las alas y los halterios, crea una tensión en la cutícula del abdomen (justo en el punto de inserción) que es detectada por unas diminutas células sensoriales. Éstas envían la información al cerebro, el cual comprende que se está desviando del rumbo y puede realizar las correcciones necesarias.

Varios tamaños

Las típulas son grandes, muy grandes o grandísimas. Por contraste, a las simplemente grandes se las llama pequeñas. Éstas, las típulas pequeñas, se las reconoce bien por el baile que despliegan cuando están posadas, flexionando sus patas y subiendo arriba y abajo, por lo que en muchos países se les llama “mosquitos oscilantes”.

Si bien las típulas pequeñas pueden confundirse con un mosquito, las grandes y muy grandes no, por la simple razón de que en Europa no hay mosquitos tan grandes. De manera que cualquier mosquito que vea de un tamaño amenazador, lo más probable es que se trate de una inofensiva típula.

Su principal y virtualmente única actividad consiste en entregarse al juego amoroso. Los innumerables machos y las escasas hembras se reúnen en “guateques” en donde ligan. Cuando se forma una pareja, abandona el grupo y se retira a “pelar la pava” en algún lugar recoleto del jardín. Los machos que quedan solteros, vagan de aquí para allá, acudiendo a la luz y entrando en las casas, donde son exterminados sin piedad no sin antes haber proferido todo tipo de gritos de horror y asco. ¡Pobrecillos!

Aunque comprendemos su situación, le invitamos a ser más comprensivo con la próxima típula que entre en su casa. Como son tan torpes, le pasará por delante de la cara, le hará cosquillas en la nariz, le aleteará, pisará, embestirá… Mantenga la calma, cójala suavemente con la mano ahuecada y échela fuera. No la mate, porque tal vez esté sufriendo mal de amores y necesite comprensión.

Nuestra web ha sido hackeada

Llevamos ya un tiempo sin web, a causa de un ataque de hackers que no tenían nada mejor que hacer. Aunque tenemos archivados todos los contenidos, no encontramos una manera automática de restablecer la web por problemas de incompatibilidades de versiones de los programas que utilizábamos con los actuales.

Podríamos ir copiándolos de uno en uno, pero se tardarían meses en adaptar los contenidos, en vista del gran número de artículos de nuestra web.

Esperamos encontrar pronto una solución y poder poner otra vez a vuestra disposición todos los artículos, especialmente aquellos que hablan de insectos, plantas, entornos naturales, ecología doméstica… en fin, TODOS.

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Basuras 14

Punto 14: junto al camino del Rey (localizar en el mapa)

¡Qué decir de esta zona! Es un auténtico vertedero, de lo peor que hemos visto. Parece que es un lugar en el que se celebran fiestas y luego se olvidan de recoger los envases. Además, algunos, viendo lo sucio que está todo, parecen aprovechado para lanzar allí montones de escombros. Es impactante y muy entristecedor.

Desde el camino del Rey nada hace sospechar lo que se oculta en este apacible rincón

Ayuda a APASCOVI

 

La Fundación APASCOVI es una Entidad Social Sin Ánimo de Lucro dedicada a la atención especializada de personas con discapacidad en la zona noroeste de la Comunidad de Madrid. Tradícionalmente venimos realizando diversas actividades para recaudar fondos que permitan financiar nuevos proyectos. Para esta labor contamos con colaboradores debidamente identificados que, de forma completamente altruista, dedican su tiempo y esfuerzo buscando personas, empresas y establecimientos que quieran colaborar en nuestros fines sociales.

Le ruego atienda a nuestro colaborador (Teresa: 91 842 51 39) pues está trabajando para que nuestro próximo evento sea todo un éxito. Se trata del “Almuerzo benéfico de APASCOVI’ que tendrá lugar el Domingo 18 de noviembre a las 14 h. en el Casino Gran Madrid de Torrelodones.

Si Usted desea puede colaborar en esta actividad de varias formas:

  • Aportando un obsequio, regalo, lote… que será sorteado en la sobremesa.
  • Aportando una cantidad de dinero por medio del programa Mesa O, nuestro colaborador le facilitará un recibo que fiscalmente podrá desgravar por tratarse de una Fundación sin ánimo de lucro.
  • Asistiendo al almuerzo para lo cual puede solicitar a nuestro colaborador las entradas que necesite.

Todas las personas, entidades y empresas que colaboren en esta actividad tendrán un reconocimiento público por parte de la Fundación APASCOVI tanto en el mismo almuerzo como con posterioridad en medios de comunicación de ámbito comarcal.

Esperamos contar con su aportación y/o su presencia y, desde estas líneas, aprovechamos para enviarle nuestro agradecimiento y un muy cordial saludo.
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