La peligrosidad de las traviesas del ferrocarril

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha recomendado la retirada de las traviesas de ferrocarril recicladas que decoran patios, parques y zonas infantiles por contener una sustancia cancerígena denominada creosota. Aunque ya se conocían los efectos cancerígenos de esta sustancia debido a su contenido en benzopirenos, recientes estudios han advertido de su peligrosidad durante exposiciones prolongadas.

Según se desprende de un documento interno de la Dirección General de Salud Pública, «los últimos conocimientos científicos y técnicos han demostrado que el poder cancerígeno de esa sustancia es muy superior al que se le venía atribuyendo«, y «existe la posibilidad de que se presente riesgo de cáncer en las personas expuestas a determinadas concentraciones«.

Desde el 31 de diciembre de 2003 el uso de la creosota está muy restringido, únicamente se permite para ciertos usos industriales. Sin embargo existen miles de traviesas tratadas con creosota que siguen comercializándose en el mercado de la jardinería y la construcción sin ninguna restricción. En cualquier caso, José Frutos, jefe de Servicio de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Pública de la Consejería de Sanidad, ha advertido de que «es una sustancia muy tóxica pero tampoco hay que alarmar a la población. Puede producir efectos perjudiciales para la salud con exposiciones prolongadas o contacto directo con el organismo. Por ello, es recomendable que no estén donde los niños pasen muchas horas y puedan entrar en contacto directo con la madera, como zonas de juegos y parques». Hecha la advertencia la Consejería de Educación ha decidido retirar las traviesas de las patios escolares. Sin embargo la ley impide poner nuevas traviesas en zonas infantiles pero no obliga a retirar las existentes de los mismos.

La creosota se utiliza para tratar la madera frente a la humedad, el frío y los insectos. Debido al aspecto envejecido que presenta se ha demandado mucho en jardinería como elemento decorativo y funcional para fijar taludes, marcar bancales y delimitar espacios destinados al juego infantil o zonas de cultivo de flores y hortalizas. Son numerosos los parques y jardines públicos de la Comunidad de Madrid donde hay colocadas estas traviesas de ferrocarril, pero salvo un caso de un niño del Colegio público Virgen de Navalzarza, en San Agustín de Guadalix, que sufrió molestias leves tras jugar sobre una traviesa, no se ha diagnosticado ningún caso de intoxicación aguda por contacto con estos elementos.

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