1999 La Sierra cambia

En nuestras primeras navidades como asociación (1999), propusimos al ayuntamiento traer a “Colme” una exposición del Ceneam (Centro de Educación Ambiental), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. El ayuntamiento corrió con los gastos de transporte y seguro y nosotros con la organización y montaje, con la inestimable ayuda de chicos y chicas de la extinta Casa de Oficios. Preparamos el consabido cartel y montamos la exposición en el Centro Cívico. Editamos un folleto muy interesante para facilitar la visita de cuántos se acercaran a visitarla. La exposición estuvo varios días, con bastantes problemas derivados de la falta de un espacio adecuado en nuestro municipio para este tipo de actividades. Tuvimos que desmontarla en varias ocasiones para permitir la realización de otras actividades, lo que supuso muchas dificultades.

Desgraciadamente, la inauguración de la Sala Multiusos de la plaza, tampoco ha solucionado esta carencia de infraestructura cultural, debido a que la ausencia de una estructura estable de vigilancia y atención al público en este edificio, que ha demostrado con creces lo inadecuado de su concepto y diseño.

Al final, cuando desmontamos la exposición y la devolvimos al Ceneam, habíamos llegado a la conclusión de que iba a ser inviable realizar exposiciones en dependencias municipales en tanto no se modificasen bastantes cosas.

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La Sierra cambia: Cien años de cambios en la Sierra del Guadarrama

EXPOSICIÓN

LA SIERRA CAMBIA

 

CIEN AÑOS DE CAMBIOS EN LA SIERRA DEL GUADARRAMA

 

 

EN EL ÚLTIMO SIGLO, LA SIERRA DEL GUADARRAMA HA EXPERIMENTADO UNA SERIE DE cambios sustanciales, tanto en sus gentes y medios de subsistencia como en su propia fisonomía.

Hasta la mejora de los medios de comunicación, con la llegada del ferrocarril primero, y la mejora de caminos y carreteras después, la sierra permaneció como un espacio inalterado, de pueblos muy pequeños, de arquitectura apretada, callejas estrechas, casas de piedra con tejado de paja y ramera primero y teja después, y escasísimas ventanas.

Así describe el padre Sigüenza El Escorial del siglo XVI, antes del monasterio: “en toda la villa no había ni una chimenea, ni una sola ventana, por lo cual la luz, el humo, las bestias y los hombres todos tenían una entrada y salida común en aquellas pobres chozas”.

Su precaria economía se basaba en la agricultura (huertas de subsistencia y centeno, principalmente) y en la ganadería (ganado bovino destinado fundamentalmente a tiro, además de cabras y ovejas).

Pero la cercanía relativa a la gran capital —con más de 200.000 habitantes en el siglo XIX— iba a propiciar los primeros cambios importantes. La metrópoli demandaba cada vez mayores cantidades de leña, de cisco para los populares braseros, e incluso del hielo procedente de los neveros serranos para los sorbetes y helados que la moda llegada de Francia comenzaba a popularizar.

Así, aumentó vertiginosamente la tala de árboles, tanto para leña como para hacer carbón, lo que se tradujo en una paulatina deforestación. El pastoreo, en especial las cabras, impedía la normal regeneración de la vegetación, y a principios de siglo la situación forestal de la sierra era muy preocupante.

Por aquel entonces, la Institución Libre de Enseñanza, de la mano de su cabeza más destacada —Francisco Giner de los Ríos— promueve un enfoque nuevo en la manera de amar la naturaleza, y muy especialmente la cercana Sierra del Guadarrama. La ciudad comienza a resultar agobiante a intelectuales y aristócratas, que buscan en los pinares y rebollares un contacto con el medio natural que años antes denostaban. La Naturaleza deja de ser un lugar incómodo y hostil y adquiere vitola de modernidad.

Como suele suceder, a esta vanguardia selecta le sigue la burguesía imitadora. Así, comienzan a establecerse las típicas colonias de hotelitos, promovidas en muchos casos por las autoridades municipales que ceden terreno gratuitamente como una manera de atraer la clase adinerada de la capital y así lograr prosperidad económica y cultural para sus depauperados pueblos.

Pronto, toda la economía de estos lugares se orienta hacia los nuevos visitantes y al abastecimiento de la metrópoli. El ganado vacuno autóctono da paso a nuevas razas traídas de fuera más orientadas a la producción lechera. Los cultivos se abandonan —excepto las pequeñas huertas— y prosperan oficios relacionados con los servicios y la construcción.

La Guerra Civil frena momentáneamente este crecimiento, que con la llegada de los años cincuenta y el seiscientos se dispara. Las emergentes clases medias disponen por primera vez de autonomía suficiente y el chalecito se pone a la cabeza de las aspiraciones de la burguesía.

Durante los años sesenta y setenta menudean los despropósitos urbanísticos que la llegada de la democracia no es capaz de frenar. Ahora, con la legitimidad que dan las urnas, se siguen haciendo verdaderas tropelías. El dinero fácil que representa la recalificación de terrenos es una tentación a la que muy pocos municipios son capaces de resistirse. Y así, uno a uno, van cayendo presos de la codicia, municipios antaño encantadores: Villalba, Galapagar, San Rafael, Navacerrada…

 

EL AGUA

Durante siglos, Madrid se abasteció del agua procedente de las viejas canalizaciones de origen árabe, que repartían el agua procedente del subsuelo por los barrios céntricos de la capital. Pero ya a primeros de siglo se vio que aquello resultaba del todo insuficiente. En 1902 comienzan las obras de canalización del río Lozoya —lo que será el Canal de Isabel II— que queda terminado en pocos años. Madrid, ya no solo recibe de la Sierra del Guadarrama la leña, el carbón, la leche, la carne, el hielo… ahora también el agua. Esta demanda crece constantemente, y con ella las obras hidráulicas del Canal de Isabel II, llegando a ser una de las redes de abastecimiento de agua más complejas del mundo.

En los pueblos de la sierra, el abastecimiento se realiza por unas obras de ingeniería popular menores, pero no por ello menos meritorias: las caceras.

Tanto unas como otras tienen la virtud de estar perfectamente integradas en el paisaje y no ocasionar alteración alguna en el medio.

Pero esto no duraría mucho tiempo. Las aguas de los ríos, de caudal muy variable y estacional, dejan pronto de garantizar el abastecimiento estival. Se hace necesario construir pantanos en las cabeceras. Y estas obras sí representan las primeras alteraciones físicas importantes. Por ocupar los valles, anegan las mejores tierras de cultivo, lo que da la puntilla definitiva a la agricultura serrana.

El crecimiento que tiene lugar a partir de los setenta no respeta la norma más elemental del urbanismo: Primero, servicios; después, edificios. Los ayuntamientos, en vez de velar por el cumplimiento estricto de las normas, están más preocupados en no poner trabas a la iniciativa urbanizadora por temor a que elijan otro lugar. Por doquier se crean urbanizaciones con viales insuficientes, sin instalaciones y lo que es peor, vertiendo sus aguas residuales en ríos y pantanos. Los ciudadanos parecen no tomar conciencia de la situación y legislatura tras legislatura salen elegidos ediles que acometen grandes obras civiles, centros cívicos, casas de cultura, polideportivos… mientras sus municipios siguen contaminando hasta la muerte ríos y pantanos.

En la actualidad, embalses como nuestro Valmayor, figuran entre los más contaminados de España, y por supuesto, a la cabeza entre los de Madrid. Y el río Guadarrama, en la práctica totalidad de su trayecto, es un río muerto, formado en su mayor parte por residuos fecales e industriales.

 

LAS GENTES

Durante siglos, las únicas actividades económicas fueron el pastoreo —trashumante hasta hace bien poco—, la agricultura y sobre todo la ganadería. Con el desembarco de las clases acomodadas de la capital, comienzan a proliferar los oficios destinados a dar servicio a estas nuevas gentes: albañiles, servicio doméstico, lavanderas, comerciantes, guardas de hoteles… La creciente población veraniega atrae a personas de otras provincias. Así, se produce una importante inmigración hacia los años sesenta y setenta que revitaliza los pueblos con gentes venidas de otras tierras. Finalmente, los años noventa traen consigo una nueva oleada de gentes atraídas por la prosperidad representada por tantos y tantos madrileños que eligen la sierra como su segunda o primera residencia. Pero estas gentes vienen de lugares mucho más remotos: Marruecos, Argelia, Rumanía, etc.

 

COLMENAREJO Y SU ENTORNO

Su situación ligeramente apartada de las principales vías de comunicación, ha permitido a Colmenarejo mantener su carácter rural hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Su población se ha mantenido estable durante casi un siglo, experimentando un crecimiento significativo a partir de los últimos 15 ó 20 años. Pero este crecimiento, con ser importante en términos porcentuales no lo es tanto en términos absolutos. Los menos de 5.000 habitantes de derecho están bastante concentrados en un casco urbano. Esto ha permitido que, aunque el pueblo haya sufrido notables modificaciones en los últimos años, el termino municipal en su conjunto sea uno de los mejor conservados de la sierra.

Pero esta realidad puede cambiar en cualquier momento (y, de hecho, estuvo a punto de cambiar en la anterior legislatura).

El Colmenarejo del siglo XXI está aún por diseñarse, y son tantos y tan poderosos los intereses en juego, que es más necesaria que nunca una sólida conciencia ciudadana que deje oír su voz en el concierto de ideas. Nadie defiende un Colmenarejo especulador y desmedido, al estilo de Galapagar, por poner un ejemplo cercano. Pero es que este modelo tampoco lo defendían quienes convirtieron Galapagar en lo que es hoy.

 

PROYECTO VERDE Y EL COLMENAREJO DEL SIGLO XXI

Proyecto Verde es una asociación medio ambiental dedicada a la defensa del medio ambiente y la calidad de vida de nuestro pueblo. No es una alternativa política, encubierta o declarada, al estilo —por ejemplo— de Foro Verde de Galapagar, hoy en el gobierno municipal.

Queremos un crecimiento racional para nuestro pueblo, radicalmente respetuoso con el entorno. Estamos seguros de que la mayoría de cuántos viven en el pueblo estarían dispuestos a importantes sacrificios para que Colmenarejo no acabe siendo como Villalba o Galapagar. Los hombres y mujeres que estamos en Proyecto Verde creemos que no hay necesidad de sacrificarse, ni de acometer acciones heroicas. Creemos que si nos unimos todos cuantos pensamos de manera similar, Colmenarejo será lo que los colmenarejanos queramos que sea. Ni más ni menos.

Charcas de Colmenarejo: localización

INTRODUCCION

Debido a la escasa permeabilidad de la roca madre (adamellitas y granitos, principalmente) y a su superficialidad, el nivel freático en Colmenarejo aflora en múltiples puntos, asociados en su mayor parte al régimen de lluvias. Otros, por el contrario, son verdaderos manantiales de procedencia más profunda, que aprovechan diaclasas (grietas) en la roca madre y diques de cuarzo y otros minerales de origen hidrotermal.

Estos manantiales son de escaso caudal, tan escaso que en algunos casos la evapotranspiración en los meses más cálidos impide la formación de charcos, ya que el agua se evapora antes incluso de alcanzar la superficie. En estos casos solo se percibe una ligera humedad en el terreno. Cuando el sol comienza a perder fuerza (a finales de septiembre) la charca vuelve a aparecer aunque no haya caído ni una sola gota de lluvia.

De hecho, durante los tiempos en que se practicaba la ganadería de manera intensa (hoy es una actividad residual), era frecuente practicar pequeños hoyos de apenas 2m2, que rápidamente se llenaban de agua y en los que abrevaba el ganado.

Estos hoyos siguen existiendo y son innumerables, por lo que no los hemos consignado todos, aunque pueden tener una fauna asociada de interés.

BREVE DESCRIPCIÓN Y LOCALIZACIÓN DE LAS CHARCAS

Charca Nº1
Zona semipantanosa de carácter estacional, con flora propia de cañaveral. No se ha estudiado su fauna. Está en una zona de alto valor ecológico.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK142832

Charca Nº2
Formada por un embalsamiento artificial del arroyo del Membrillo (estacional), realizado para dar servicio a una explotación ganadera. Presenta buenas perspectivas faunísticas.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK158839

Charca Nº3
Son un conjunto de tres charcas, dos de las cuales llegan a unirse. La principal, en la que brota el acuífero, es la más rica con diferencia. Procede de una excavación de hace unos 20 años para extraer arcilla. Solo se seca de manera completa unas semanas en verano. En su mejor momento supera los 1.000m2 de superficie. Tiene una extraordinaria fauna de anfibios (sapo común, sapo corredor, sapo de espeulas, rana común, gallipato y tritón jaspeado). Mantiene la humedad del subsuelo todo el año.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK142886

Charca Nº4
Situada en un prado, la enorme proliferación de lenteja de agua durante la primavera probablemente limite el desarrollo de su fauna. A simple vista se ha detectado gallipato, rana común y sapo corredor. La zona que se encharca en invierno y primavera supera con creces la superficie de la charca, y mantiene un caudal bastante importante, que incluso requirió hace muchos años la realización de un drenaje a través de Los Escoriales, para evitar la inundación de esta urbanización.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK142885

Charca Nº5
Charca muy interesante de unos 50m2 en la que se ha visto anidar anade real. Importante colonia de tritón jaspeado. También gallipato, sapo corredor y sapo de espuelas.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK155885

Charca Nº6
No tenemos datos de fauna sobre esta charca.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK156880

Charca Nº7
Esta charca forma, junto con la 8 y 9 un sistema de charcas asociadas a un arroyo estacional que permanecen con agua todo el año, incluso alguna rebosando en los meses de verano. Se hallan en una zona bastante bien conservada con densos encinares en sus proximidades.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK125888

Charca Nº8
Como la 7
Coordenadas U.T.M.: 30TVK127887

Charca Nº9
Como la 7
Coordenadas U.T.M.: 30TVK129887

Charca Nº10
No tenemos datos de fauna sobre esta charca.
Coordenadas U.T.M.: 30TVK155886

Existía una charca de gran interés en el paraje denominado El Navazo, que fue desecada por el anterior Equipo de Gobierno municipal y sustituida por un estanque artificial realizado con una lona negra y abundantes piedras.
Recientes observaciones realizadas en esta zona han puesto de manifiesto algunos aspectos de importancia:
1º Buena parte de los anfibios que anteriormente se reproducían en esta charca, han emigrado a una zona encharcada aledaña. Ahí se han podido ver sapo de espuelas, tritón jaspeado y gallipato.
2º La charca reformada está comenzando una tímida colonización. Se ha observado sapo de espuelas y gallipato, y la más extraña presencia de tritón jaspeado, más proclive a medios acuáticos con vegetación.
Por estas razones, y a pesar de la desastrosa actuación municipal, estas charcas han sido incluídas en el censo.

Todas estas charcas están incorporadas al censo de la Comunidad de Madrid y han sido estudiadas por Martínez-Solano y García Paris, herpetólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), bajo financiación de la Comunidad de Madrid.

Inventario de anfibios del Parque Regional por Iñigo Martínez-Solano y Mario García-París

CONSEJO DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES

INVENTARIO PRELIMINAR DE LAS POBLACIONES DE ANFIBIOS DEL PARQUE REGIONAL DEL CURSO MEDIO DEL RÍO GUADARRAMA Y SU ENTORNO

Iñigo Martínez-Solano y Mario García-París
Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC

Diciembre de 2001


1. Introducción. Objetivos

En los últimos años los anfibios despiertan un interés poco habitual en la sociedad, tanto a nivel general (aparición en los medios de comunicación) como a nivel científico. La principal razón de este interés es su sensibilidad a las alteraciones ambientales progresivas, que se manifiesta en un declive global de sus poblaciones o incluso en la extinción de especies (Blaustein y Wake, 1990, Wake, 1991, Alford y Richards, 1999, Houlahan et al., 2000). En Madrid la situación es preocupante ya que los primeros síntomas de ese declive se han comenzado a manifestar en áreas protegidas, incluyendo la casi extinción del sapo partero en Peñalara (Bosch et al., 2001).

La fauna de anfibios del área occidental de la Comunidad de Madrid puede considerarse rica en cuanto a número de especies (García-París et al., 1989), con un interés alto, ya que incluye poblaciones de especies amenazadas (Triturus boscai, Hyla arborea), o recientemente consideradas (Triturus pygmaeus). Desafortunadamente el estado de conservación y el grado de conocimiento de estas especies es muy pobre (Benzal y Salvador, 1998).

La región en la que se incluye el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama incluye en su porción septentrional parte del piso basal de la Sierra de Guadarrama, un área de excepcional importancia para los anfibios de Madrid. Las porciones media y meridional del curso se encuentran en áreas con menor relevancia desde el punto de vista de la singularidad de las poblaciones de anfibios que alberga, aunque sin embargo estas zonas son de especial interés para la conservación de unas pocas especies (Pleurodeles waltl, Pelobates cultripes, Alytes cisternasii) ya que es aquí donde se mantienen algunas de sus mejores poblaciones. Por otra parte, la cuenca del Río Guadarrama muestra un también especial interés para el análisis de los procesos de especiación en un grupo de anfibios primitivos (el género Discoglossus). Existen indicios de la posible existencia de una zona de contacto al este de la cuenca entre poblaciones de las dos especies morfológicamente crípticas de Discoglossus que habitan en Madrid. Los estudios genéticos que hemos realizado para la ejecución de este Inventario preliminar nos permiten señalar que la porción occidental de la Cuenca del Guadarrama se encuentra ocupada por D. galganoi, mientras que las poblaciones del centro y del oriente de la Comunidad de Madrid corresponden a D. jeanneae. El estudio genético de las poblaciones de la porción oriental del Parque es imprescindible para evaluar la importancia evolutiva de la Cuenca del Guadarrama en los procesos de especiación del género Discoglossus. En conjunto se ha detectado la presencia de 8 especies de anfibios (Pleurodeles waltl, Triturus pygmaeus, Alytes cisternasii, Discoglossus galganoi, Pelobates cultripes, Bufo bufo, Bufo calamita y Rana perezi). Además de éstas, existen otras dos especies que aunque no han sido localizadas dentro del Parque presentan poblaciones muy próximas en su extremo septentrional (Triturus boscai, Hyla arborea) y cuya búsqueda ha de intensificarse. Para la realización de este estudio hemos contado con datos previos generados para la realización del Atlas de Anfibios y Reptiles de Madrid (década de 1980), con datos inéditos recogidos por los autores durante la década de 1990, y con los procedentes de los muestreos efectuados en los años 2000 y 2001. El análisis comparativo de estos datos, aunque preliminares, permiten constatar el deterioro sufrido por las poblaciones de anfibios asentadas en la región, lo que nos lleva a proponer una serie de medidas a corto y medio plazo encaminadas a mejorar su situación. Las poblaciones de Pleurodeles waltl, Triturus pygmaeus, Alytes cisternasii, Pelobates cultripes, Bufo calamita y Rana perezi se mantienen en relativamente buen estado de conservación en gran parte del tercio septentrional del Parque. La calidad de los medios de reproducción disminuye hacia la región meridional donde únicamente Bufo calamita mantiene poblaciones fuertes. Consideramos que la especie más representativa del Parque es el “gallipato” (Pleurodeles waltl), tanto por su elevada densidad de población en el tramo alto, como por su resistencia para sobrevivir en condiciones extremadamente difíciles en el tramo medio, donde en ocasiones es la única especie presente junto con R. perezi.

Resumiendo, los objetivos básicos del presente informe son:

1. Elaborar un inventario preliminar de las poblaciones de anfibios presentes en el Parque. La información disponible se limita en la actualidad casi exclusivamente al Atlas provisional de los anfibios y reptiles de Madrid, publicado en 1989 (García-París et al., 1989). Disponer de información actualizada acerca de los recursos de que dispone el Parque (lo que incluye tanto completar la información contenida en aquel Atlas con nuevos datos como confirmar la persistencia o no y en qué condiciones de las poblaciones conocidas por entonces) es el mejor punto de partida para su correcta gestión. Se prestará especial atención a las especies que han sido catalogadas con algún grado de amenaza en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid (Decreto 18/92, 26 de marzo de 1992) o bien poseen un interés especial (ver propuestas de catalogación de las especies de anfibios madrileños en Benzal y Salvador, 1998).

2. En el caso del género Discoglossus, además de esta información, y debido a la ausencia de criterios morfológicos para identificar a las dos especies del género endémicas de la Península Ibérica (D. galganoi y D. jeanneae), resulta necesario llevar a cabo estudios con marcadores moleculares para identificar correctamente la(s) especie(s) presente(s) en el Parque.

3. Realizar una evaluación preliminar del estado de conservación de las poblaciones de anfibios del Parque y realizar algunas recomendaciones para su gestión y conservación.

2. Métodos

2.1. Inventario preliminar de las poblaciones de anfibios

Se ha reunido información de las siguientes fuentes:

1. Ejemplares depositados en la Colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid). Se ha revisado la base de datos informatizada de la colección en busca de entradas correspondientes a ejemplares capturados en localidades situadas dentro de los límites del Parque o bien en el término municipal de alguno de los municipios que forman parte del mismo. Posteriormente, se ha revisado la correcta identificación de dichos ejemplares, actualizándose en su caso las novedades taxonómicas (que básicamente afectan al género Discoglossus y a Triturus pygmaeus, anteriormente considerado una subespecie de Triturus marmoratus).

2. Información publicada: básicamente la recogida en García-París et al., (1989) y Prieto (1991). Se ha determinado siempre que ha sido posible la procedencia de las citas recogidas en ambos trabajos con el mayor detalle posible.

3. Nuevos datos recogidos en muestreos llevados a cabo en dos periodos de tiempo: entre 1988 y 1995, y entre 1999 y 2001. La realización de los muestreos ha incluido:

– localización de puntos potenciales para la reproducción de anfibios: recorridos diurnos por áreas potencialmente interesantes y escuchas nocturnas de cantos.

– muestreos diurnos en puntos de reproducción potenciales para la obtención de datos sobre la presencia o ausencia de larvas. También se han muestreado el medio terrestre circundante en busca de ejemplares adultos escondidos en refugios.

– muestreos nocturnos por carretera para localización de adultos dentro y fuera del período reproductor (generalmente durante noches lluviosas, que los adultos de muchas especies aprovechan para dispersarse desde sus refugios de la época no reproductora hacia áreas próximas a sus zonas de reproducción o a la inversa).

– muestreos nocturnos en los puntos de reproducción para localización de adultos (especialmente urodelos) durante el período reproductor.

La información correspondiente a los resultados de los muestreos llevados a cabo entre 1988 y 2001 se ofrecen en mapas de distribución sobre retículo UTM de 5×5 Km.

2.2. Identificación mediante marcadores moleculares de las especies de Discoglossus presentes en el Parque

Como se ha comentado anteriormente, debido a la ausencia de criterios morfológicos para discriminar entre las dos especies de Discoglossus endémicas de la Península Ibérica (D. galganoi y D. jeanneae) es necesario emplear marcadores moleculares para diferenciarlas. En concreto, estudios previos (García-París y Jockusch, 1999) han mostrado la existencia de diferencias importantes entre ambas especies empleando una fragmento del gen mitocondrial del citocromo b de 385 pares de bases. Por ello, hemos seguido el mismo método para identificar las especies de Discoglossus presentes en el Parque.

Para ello, se han recogido muestras de tejido de ejemplares de Discoglossus en áreas próximas al Parque. En algunos casos no ha resultado necesario el sacrificio de ejemplares, bastando con la obtención de un pequeño fragmento de cola de una larva para obtener suficiente cantidad de ADN para los análisis. En otros casos, sin embargo, se han capturado ejemplares para llevar a cabo estudios más detallados de la posible zona de contacto entre D. galganoi y D, jeanneae en la Comunidad de Madrid por medio de electroforesis de proteínas, técnica que sí requiere el sacrificio de ejemplares.

Para la extracción de ADN de las muestras de tejido se realizó una digestión previa con proteinasa-K durante 2 días a 56ºC tras la cual se siguió un protocolo habitual de extracción con fenol-cloroformo. Para la amplificación del fragmento del citocromo b deseado se emplearon las secuencias cebadoras universales MVZ-15 y cyt-B2 (ver García-París y Jockusch, 1999). Las reacciones de amplificación incluyeron 40 ciclos de desnaturalización (1 minuto a 94ºC), hibridación (1 minuto a 50ºC), y elongación (1 minuto a 72ºC). Los productos amplificados fueron secuenciados en el Servicio de Secuenciación Automática del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC). Las secuencias obtenidas fueron comparadas con las secuencias de D. galganoi y D. jeanneae publicadas por García París y Jockusch (1999).

3. Resultados

3.1. Inventario preliminar de las poblaciones de anfibios

En las figuras 1 a 4 se presentan los mapas de distribución que resumen la información publicada hasta 1991 (García-París et al., 1989; Prieto, 1991). Los mapas 5 a 8 recogen citas nuevas obtenidas durante el periodo 1988-2001 (ver listado en Apéndices 2 y 3).
Listado de especies de anfibios presentes en el Parque:

Pleurodeles waltl

La mayor parte de los ejemplares depositados en la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales han sido colectados en el embalse de Los Peñascales, en Torrelodones, fuera de los límites del Parque (Apéndice 1). García-París et al. (1989) recogen la presencia de la especie en los términos municipales de Boadilla del Monte, Brunete, Galapagar, Las Rozas, Valdemorillo y Villaviciosa de Odón (Apéndice 2, figura 1). Los muestreos llevados a cabo en los últimos años confirman una amplia presencia de esta especie en todo el Parque, que llega a ser localmente muy abundante en algunas zonas (Colmenarejo) (figura 5).

Las principales amenazas para la especie en la Comunidad de Madrid son la destrucción directa de medios de reproducción y las muertes por atropello de ejemplares durante las migraciones desde o hacia los medios de reproducción (Benzal y Salvador, 1998).

Triturus pygmaeus

Existen ejemplares de esta especie colectados en las localidades de Galapagar, Torrelodones y Valdemorillo depositados en la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. También se ha citado la presencia de la especie en los términos municipales de Collado-Villalba, Torrelodones y Valdemorillo (García-París et al., 1989, Apéndice 2, figura 1). En la actualidad esta especie es localmente abundante en la mitad norte del Parque. Especialmente numerosas son las poblaciones presentes en el término municipal de Colmenarejo, que amplían la distribución previamente conocida de la especie en el Parque (figura 5; ver también apartado sobre áreas importantes).

Las amenazas más importantes para la especie son la alteración y destrucción de medios de reproducción y del hábitat terrestre (Benzal y Salvador, 1998) .

Alytes cisternasii

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales se encuentran depositados ejemplares procedentes de Torrelodones (Los Peñascales) y Valdemorillo (Apéndice 1). Por otra parte, García-París et al. (1989) citan la presencia de la especie en las cuadrículas VK-17, VK-18, VK-19 y VK-29 (figura 2). Muestreos recientes han permitido ampliar la distribución de esta especie en el Parque en la cuadrícula VK-16 (Arroyo de Sacedón) (figura 6). No obstante, cabe destacar que en general, se han
encontrado siempre bajos números de ejemplares adultos o en estado larvario. Además, está ausente en áreas potencialmente favorables que han sido ocupadas por especies introducidas (Lepomis, Procambarus…).

Los principales problemas que amenazan a la especie son la destrucción y alteración de medios de reproducción (especialmente por introducción de especies) y la destrucción de hábitat (Benzal y Salvador, 1998).

Discoglossus galganoi / Discoglossus jeanneae

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales no se encuentra depositado ningún ejemplar colectado en alguna localidad dentro del Parque. Además, existen citas publicadas de la presencia de esta especie en los municipios de Valdemorillo y Villaviciosa de Odón (García-París et al., 1989, figura 2; Apéndice 2). Los muestreos recientes han ampliado la distribución conocida de la especie en el Parque (VK-26, figura 6; Apéndice 2).

A pesar de ser una especie capaz de emplear medios acuáticos de muy escasa entidad y con frecuencia cierto grado de contaminación, la destrucción de medios de reproducción es un factor limitante para la especie (Benzal y Salvador, 1998).

Pelobates cultripes

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales se encuentran depositados ejemplares colectados en las localidades de Majadahonda, Sevilla la Nueva, Torrelodones y Villaviciosa de Odón (Apéndice 1). Además, existen citas publicadas de la presencia de esta especie en los municipios de Arroyomolinos, Las Rozas, Móstoles, Valdemorillo, Villanueva del Pardillo y Villaviciosa de Odón (García-París et al., 1989, figura 2; Apéndice 2). Los muestreos llevados a cabo entre 1988 y 2001 han ampliado ligeramente el área de distribución de la especie en el Parque (VK-17; figura 6).

Además de verse afectada por problemas comunes a otras especies de anfibios (alteración y destrucción de medios acuáticos, pérdida de hábitat), es una de las especies más afectadas por muerte de ejemplares por atropellos en carretera (Benzal y Salvador, 1998).

Bufo bufo

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales se encuentran depositados ejemplares colectados en las localidades de Brunete, Torrelodones y Villanueva de la Cañada (Apéndice 1). Además, existen citas publicadas de la presencia de esta especie en los municipios de Galapagar y Valdemorillo (GarcíaParís et al., 1989, Apéndice 2; figura 3). Muestreos recientes han ampliado los límites de distribución de la especie en el Parque por la zona sur (figura 7, Apéndice 3).

La dependencia de la especie de medios apropiados para reproducirse (corrientes de aguas limpias y de escasa corriente o masas de aguas estancadas de cierta extensión, precisamente los más afectados dentro del Parque por contaminación e introducción de especies) limita seriamente las posibilidades de supervivencia a largo plazo de la especie. Hay que añadir además el fuerte impacto que supone la muerte por atropello de ejemplares (Benzal y Salvador, 1998).

Bufo calamita

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales se encuentran depositados ejemplares colectados en la localidad de Villaviciosa de Odón (Apéndice 1). Además, existen citas publicadas de la presencia de esta especie en los municipios de Arroyomolinos, Brunete, Las Rozas, Móstoles, Valdemorillo, Villanueva del Pardillo y Villaviciosa de Odón (García-París et al., 1989, figura 3; Apéndice 2). Se ha ampliado en tres cuadrículas su área de distribución, especialmente en la mitad sur (VK14, VK-25 y VK-27, figura 7).

Afectada en menor medida por la pérdida de medios de reproducción debido a su capacidad de reproducirse en medios acuáticos de muy breve duración temporal. Sin embargo, es una de las especies más afectadas por el atropello de ejemplares (Benzal y Salvador, 1998).

Rana perezi

En la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales se encuentran depositados ejemplares colectados en las localidades de Torrelodones y Villaviciosa de Odón (Apéndice 1). Además, existen citas publicadas de la presencia de esta especie en los municipios de Arroyomolinos, Boadilla del Monte, Brunete, Móstoles, Valdemorillo y Villaviciosa de Odón (García-París et al., 1989, figura 3; Apéndice 2). Es la especie más abundante en el Parque, recientemente se ha ampliado su área de distribución en el extremo sur del Parque (VK-14, figura 7).

Es una especie muy versátil en cuanto a que puede emplear una gran variedad de medios acuáticos para reproducirse. Además, es posiblemente la especie que mejor soporta la contaminación de medios acuáticos (que, junto con la introducción de especies –especialmente cangrejos-, parece ser la única limitación de la especie).

Especies cuya presencia en el Parque es probable:

Triturus boscai

No existe ningún ejemplar de esta especie colectado en el Parque o en sus alrededores depositado en la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Las citas más cercanas se encuentran en las localidades de Torrelodones (VK29; Los Camorchos), Valdemorillo (VK-08; manantial junto al pantano de Valmayor, García-París et al., 1989) y El Escorial (VK-19; Embalse de los Arroyos, Prieto, 1991; ver figuras 4 y 8). Sin embargo, aún no se ha conseguido localizar poblaciones de esta especie (Catalogada como “De Interés Especial” en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid) dentro de los límites del Parque. La existencia de condiciones favorables para la especie en algunas zonas dentro del término municipal de Colmenarejo, unida a la cercanía de las poblaciones citadas anteriormente, hacen pensar que podría detectarse su presencia en futuros muestreos.

Hyla arborea

No existe ningún ejemplar de esta especie colectado en el Parque o en sus alrededores depositado en la colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Existen citas próximas en los términos municipales de Collado-Villalba y Valdemorillo (ver figuras 4 y 8). Sin embargo, y pese a la existencia de medios favorables para la especie en algunas zonas (Colmenarejo, por ejemplo), aún no se han detectado poblaciones dentro de los límites del Parque.

3.2. Identificación mediante marcadores moleculares de las especies de Discoglossus presentes en el Parque

Se han obtenido muestras de ejemplares de Discoglossus de las siguientes localidades (todas ellas se encuentran fuera de los límites del Parque, aunque en sus proximidades):

La primera localidad se encuentra en el término municipal de Villanueva de Perales. Se trata de un manantial localizado junto a la carretera M-501 a la altura del puente sobre el río Perales (UTM: VK-0369). La segunda es un pequeño arroyo localizado a las afueras de Navalagamella (UTM: VK-07). Finalmente, la tercera corresponde al Arroyo del Huerto entre las localidades de Casarrubios del Monte y Chozas, en el término municipal de El Viso de San Juan (Toledo) (UTM: VK-1544).

El análisis de las secuencias parciales (385 pares de bases) del citocromo b del ADN mitocondrial de los ejemplares procedentes de estas poblaciones (1 ejemplar por población) y su comparación con secuencias publicadas del mismo fragmento correspondientes a Discoglossus galganoi y D. jeanneae (García-París y Jockusch, 1999, disponibles en GenBank: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/Genbank) permiten identificar a todas las poblaciones examinadas como correspondientes a la especie D. galganoi (99100% de similitud entre secuencias). Considerando que todas estas poblaciones se encuentran en la ribera oeste del Guadarrama y que la población más cercana de la ribera este para la que se dispone de información (Rivas-Vaciamadrid) corresponde a D. jeanneae (García-París y Jockusch, 1999), podemos inferir la posible existencia de una zona de contacto entre ambas especies cuyo eje sería el curso del río Guadarrama.

3.3. Áreas importantes para la conservación de los anfibios en el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama y su entorno

1. Colmenarejo.
Dentro del término municipal de Colmenarejo se encuentra una de las áreas de mayor interés para los anfibios dentro del Parque. La mayoría corresponde a charcas temporales de moderado tamaño y origen artificial, generalmente de uso (al menos en su origen) como abrevaderos de ganado. Una parte importante del valor del área reside en el papel que pueden desempeñar poblaciones en buen estado de conservación como las que aquí se encuentran en la dinámica poblacional de la especie a una escala geográfica más amplia. Hay que resaltar que las poblaciones localizadas al norte del Parque de muchas especies, como P. waltl, T. pygmaeus, A. cisternasii, P. cultripes o B. bufo se encuentran actualmente severamente fragmentadas debido a la pérdida de hábitat terrestre y de medios de reproducción que acompaña al crecimiento urbanístico que ha experimentado esta zona (municipios de Galapagar, Torrelodones, Villalba o Alpedrete, por poner sólo algunos ejemplos) en las últimas décadas (Barbadillo y García-París, 1991).

Se realizaron varias visitas a lo largo de 2001 (ver listado de citas en Apéndice 3). A continuación se amplía la información sobre algunas de las charcas muestreadas.

1. Los Escoriales (VK-1488). Se han localizado las siguientes especies de anfibios: P. waltl, T. pygmaeus, P. cultripes, B. bufo, B. calamita y R. perezi. Algunas de ellas se encuentran en altas densidades, como T. pygmaeus o P. cultripes (se han llegado a contabilizar 110 ejemplares concentrados en un área de apenas 6 metros cuadrados, comunicación personal: Asociación Proyecto Verde de Colmenarejo). La charca reúne unas condiciones muy favorables para la presencia de Hyla arborea, pese a lo cual no ha sido observado ningún ejemplar. En los alrededores de esta charca se localizó un pilón en el cual, probablemente debido a la presencia de peces introducidos, no se ha observado la presencia de ninguna especie de anfibio. Al parecer, esta charca se verá afectada por la próxima construcción de urbanizaciones en los alrededores de la Universidad Carlos III.

2. Las Cercadas del Huerto (VK-1488). Se han localizado las siguientes especies de anfibios: T. pygmaeus, B. calamita, P. cultripes y R. perezi. En los alrededores de esta charca se localiza una charca y unos pilones en los que no se detectó la presencia de anfibios, aunque sí se observaron altas densidades de ejemplares de cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii). Este problema, potencial y actualmente grave, parece ser frecuente en los medios acuáticos localizados en Colmenarejo.

3. Camino del Rey (VK-1288). Tres charcas empleadas como abrevaderos de ganado donde se ha registrado la presencia de P. waltl, T. pygmaeus, B. calamita y R. perezi.

4. Charcas del Navazo (VK-18). En esta zona existen varias charcas temporales, un manantial que reúne condiciones muy favorables para la presencia de Discoglossus galganoi (pero donde se ha registrado la presencia de peces introducidos), y una laguna artificial. Se localizaron las siguientes especies: P. waltl, T. pygmaeus, P. cultripes, B. cala – mita y R. perezi.

Se han encontrado 6 especies de anfibios dentro del término municipal de Colmenarejo: P. waltl, T. pygmaeus, P. cultripes, B. bufo, B. calamita y R. perezi. En general, todas ellas presentan poblaciones fuertes con abundantes efectivos a excepción de B. bufo. Si bien pueden observarse ocasionalmente ejemplares adultos, la progresiva pérdida de medios favorables para la reproducción de la especie (una tendencia apreciable a nivel nacional) hace que sea una especie cada vez más rara. De hecho únicamente se conoce su reproducción en la presa del Aulencia (embalse de Valmenor), que actualmente sufre los problemas derivados del vertido de lodos de la potabilizadora de Valmayor y las aguas residuales de Colmenarejo (además de la presencia de peces introducidos).

El valor de la zona no se limita a la existencia de un número relativamente alto de especies de anfibios incluso tratándose de un inventario preliminar, sino que también reúne condiciones para el asentamiento de otras especies que aún no han sido localizadas dentro del municipio de Colmenarejo:

Triturus boscai : las citas más próximas se encuentran en Valmayor y El Escorial (García-París et al., 1989). En Colmenarejo existen enclaves favorables para esta especie, a pesar de lo cual no ha podido ser localizada. La presencia de cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) en medios acuáticos de escasa entidad, como los que suele emplear T. boscai podría estar relacionada con su ausencia de la zona. Considerando que el tritón ibérico está catalogado como especie “De Interés Especial” en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas sería recomendable llevar a cabo un estudio más detallado sobre esta especie.

Alytes cisternasii : citada en la zona por García-París et al. (1989), su presencia no ha podido ser confirmada. Esta especie parece estar sufriendo un fuerte retroceso generalizado en Madrid, especialmente en el pie de la Sierra, por lo que es recomendable también un seguimiento más detallado de la especie en el área de estudio.

Discoglossus galganoi : especie citada en cuadrículas vecinas por García-París et al. (1989), su presencia en la zona es muy probable, si bien al emplear también zonas encharcadas o de poca profundidad para reproducirse puede haberse visto también afectado por la presencia de cangrejos introducidos.

Hyla arborea : existen poblaciones abundantes en Zarzalejo, Valdemorillo y El Escorial. Su ausencia en Colmenarejo, a pesar de la existencia de lugares idóneos para la reproducción de esta especie (p. ej., la charca de Los Escoriales) podría reflejar la tendencia negativa general que experimentan las poblaciones de esta especie localizadas en la zona basal de la sierra (la más afectada por la presión urbanística en los últimos años). Esta tendencia negativa ha justificado que esta especie esté catalogada como “Vulnerable” en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas.

4. Conclusiones. Elaboración de propuestas para el manejo y la gestión de las poblaciones de anfibios del Parque

Se ha detectado la existencia de poblaciones de al menos 8 especies de anfibios dentro de los límites del Parque, cifra que podría llegar a las 10, incluyendo especies de gran interés desde el punto de vista de la conservación como T. boscai, o H. arborea, catalogadas como “De Interés Especial” y “Vulnerable”, respectivamente, en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid. Esta diversidad, unida al buen estado que presentan algunas poblaciones de otras especies mejor distribuidas como P. waltl o P. cultripes, hace que pueda considerarse a esta zona como de un interés especial en cuanto a su fauna de anfibios, especialmente en la mitad norte del Parque.

Principales factores limitantes para las poblaciones de anfibios del Parque detectados:

– Desaparición de medios acuáticos: algunos ejemplos se han citado en Barbadillo y García-París (1991).
– Alteraciones en los medios acuáticos: en este apartado se incluyen tanto la contaminación de cursos de agua por vertidos procedentes de urbanizaciones próximas, el vertido de escombros en charcas, y la introducción de especies depredadoras de huevos y larvas de anfibios como algunos peces y crustáceos. Se ha observado la presencia de cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), gambusia (Gambusia affinis) y perca-sol (Lepomis gibbosus) en múltiples puntos de agua que reúnen condiciones apropiadas para la reproducción de varias especies de anfibios.

Si bien el impacto generado por alguno de estos factores (presencia de cangrejos y peces introducidos en algunas charcas) es puntual y afecta sólo a algunas poblaciones concretas (aunque por el momento son problemas de difícil resolución), el principal problema que amenaza a las poblaciones de anfibios, en especial en las áreas centro y norte del Parque, es el desmedido crecimiento urbanístico, que ya ha producido descensos acusados en especies como T. pygmaeus, T. boscai, A. cisternasii, B. bufo o H. arborea en otras áreas cercanas como Galapagar, Villalba, etc. Por ello, además de la correcta regulación de los vertidos que sufren muchos cauces dentro del Parque, resulta muy recomendable la adopción de alguna medida de protección especial para los medios acuáticos temporales y de pequeña extensión. Éstas masas de agua quedan generalmente excluidas de políticas de gestión del territorio a mayor escala a pesar de la importancia que representan para muchas especies de anfibios (especialmente si consideramos que, dada la extendida presencia de peces y cangrejos introducidos en los medios acuáticos permanentes en la Comunidad de Madrid, suelen ser los medios temporales los únicos disponibles). Debe prestarse también especial atención al mantenimiento de corredores naturales entre charcas en los planes urbanísticos que afecten directa o indirectamente a estas zonas. Hay que recordar que no sólo se trata de no destruir directamente puntos de reproducción, sino de favorecer la conexión entre los ya existentes (mediante corredores o creación de nuevas charcas en lugares adecuados) con el fin de asegurar la supervivencia a largo plazo de las poblaciones de anfibios. Una charca puede mantener densidades elevadas de varias especies, pero si está aislada, cualquier alteración puntual puede producir la extinción de todas ellas en la zona en un corto plazo de tiempo sin que pueda producirse recolonización desde núcleos próximos.

5. Agradecimientos

Queremos agradecer especialmente la colaboración del grupo “Proyecto Verde”, de Colmenarejo, y en especial a Carlos, Elvira y Roberto por su ayuda en la localización de charcas y realización de algunos muestreos, así como la aportación de información de gran valor acerca de los anfibios de Colmenarejo. J. Enrique González facilitó la consulta del material depositado a su cargo en la Colección de Batracología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

6. Bibliografía

Alford, R. A.; Richards, S. J. 1999. Global amphibian declines: a problem in applied ecology. Annual Review of Ecology and Systematics, 30: 133-165.
Barbadillo, L. J.; García-París, M. 1991. Problemas de conservación de los anfibios en España. Quercus, 62: 20-25.
Benzal, J.; Salvador, A. 1998. (Eds.). Plan de acción de los anfibios y reptiles de la Comunidad de Madrid. Comunidad de Madrid-Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). Informe inédito.
Blaustein, A. R.; Wake, D. B. 1990. Declining amphibian populations: a global phenomenon?. TREE, 5: 203-204.
Bosch, J.; Martínez-Solano, I.; García-París, M. (2001). Evidence of a chytrid fungus infection involved in the near disappearance of the Midwife toad in protected areas of central Spain (Anura: Discoglossidae). Biological Conservation.
García-París, M.; Jockusch, E. L. 1999. A mitochondrial DNA perspective on the evolution of Iberian Discoglossus (Amphibia: Anura). Journal of Zoology, London, 248: 209-218.
García-París, M.; Martín, C.; Dorda, J.; Esteban, M. 1989. Atlas provisional de los anfibios y reptiles de Madrid. Revista Española de Herpetología, 3(2): 237-257.
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Houlahan, J. E.; Findlay, C. S.; Schmidtt, B. R.; Meyer, A. H.; Kuzmin, S. L. 2000. Quantitative evidence for global amphibian population declines. Nature, 404: 752755.
Prieto, J. 1991. Nuevas cuadrículas para el Atlas de anfibios y reptiles de Madrid. Boletín de la Asociación Herpetológica Española, *: 20-21.
Wake, D. B. 1991. Declining amphibian populations. Science, 253: 860.

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Atlas Ornitológico del Parque Regional del Río Guadarrama y su Entorno

En 2001, al poco de ocupar la dirección del parque regional D. José María González Alcalde, emprende la tarea de elaborar diversos estudios sobre fauna y flora que permitan redactar un PUG (Plan de Uso y Gestión) perfectamente adaptado a la realidad ecológica de cada rincón del parque.

La necesidad de estos estudios es imperiosa, ya que todo lo que hasta la fecha se había hecho —entre otras cosas los estudios encaminados a la declaración del parque y el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN)— no había contado prácticamente con trabajos de campo, limitándose a simples compilaciones bibliográficas de trabajos con bastantes años a sus espaldas. Era necesario, pues, conocer con precisión lo que había, para poder redactar un PUG como es debido, orientado a conservarlo, incrementarlo y defenderlo.

Proyecto Verde tiene noticia de este interés de la dirección del Parque a través de uno de nuestros socios, Ángel, un magnífico ornitólogo que a su vez mantiene una estrecha relación con Grefa (Grupo para la Recuperación de la Fauna Autóctona), ya que es algo así como su “anillador oficial”. Nosotros también mantenemos una buena relación con Grefa a través de Fernando Garcés, de manera que entre todos diseñamos un proyecto de Atlas Ornitológico del Parque y se lo presentamos a su director, que nos encarga el trabajo. Simultáneamente, se presenta un proyecto para el estudio de mamíferos, otro para la conversión de las instalaciones de la presa de Valmenor en una estación biológica permanente, y más tarde, cuando llegan a nuestro pueblo —y a nuestra asociación— dos magníficos botánicos, Nico y Ana, les animamos para que realicen un proyecto para el estudio de la flora del parque, lo presentamos, y también se les encomienda el trabajo.

Un trabajo exhaustivo

La realización del Atlas Ornitológico del Parque implica movilizar a varios expertos en aves, que tienen que realizar un trabajo de identificación con una metodología científica preestablecida. Para ello utilizan transeptos (recorridos fijos en los que se debe invertir un tiempo determinado y realizados a unas horas concretas). Estos transeptos se repiten varias veces en primavera-verano y en otoño-invierno. En el primer caso, se obtienen datos sobre las aves que nidifican y crían en las diferentes zonas del parque (nidificantes), y en el segundo caso de aquellas que pasan el invierno entre nosotros (invernantes). Muchas coinciden, es decir, pasan todo el año en el mismo lugar, pero otras muchas son migratorias, y al final del verano emigran hacia el sur para volver en primavera a criar.
Para la realización de este trabajo se van a emplear 3 años: del 2001 al 2003. Como se ha empezado por el norte del parque, todo lo referente a Colmenarejo está terminado, y se puede consultar en Aves Invernantes y Aves Nidificantes. Los datos de campo obtenido por el grupo de ornitólogos, dirigidos por nuestros socios Ángel y Juan Carlos, se han enriquecido con observaciones contrastadas efectuadas durante los maratones ornitológicos de 2000, 2001 y 2002.
En su momento, se hizo un llamamiento a través de la prensa para que todo aquel que estuviera interesado en acompañar a los ornitólogos en sus salidas, pudiera hacerlo. Solo Pamela se atrevió a compartir con ellos esos horarios infernales y esas caminatas interminables, y sabemos que le ha merecido la pena. Salir al campo con un experto es una experiencia que merece la pena.

Estudio de un punto negro de atropello de anfibios

La AHE (Asociación Herpetológica Española) dio la voz de alarma a los grupos ecologistas de la zona, respecto a una posible zona de atropello de anfibios en el tramo de carretera comprendido entre el dique de Valmayor y un kilómetro más allá, en dirección a Valdemorillo. Se trataba de realizar una prospección en este tramo de carretera, durante la noche (momento de la migración de sapos), en días lluviosos o con suficiente humedad como para que los animales se decidieran a viajar. El trabajo de campo se realizó entre miembros de Villalba Ecológica, la AHE y Proyecto Verde. De paso, se rogaba obtener muestras de tejido de los sapos atropellados para un estudio genético que estaba realizando el Museo de Ciencias Naturales con el fin de determinar las zonas de distribución de determinadas subespecies. El estudio se realizó en febrero de 2001 y, afortunadamente, fue un pequeño fracaso, es decir, que apenas aparecieron casos de sapos atropellados. No obstante, y a pesar de que en esa zona y en ese año no hubiera atropellos, la evolución de las poblaciones de sapo común (Bufo bufo) principalmente, están sufriendo un retroceso generalizado en toda la Comunidad de Madrid, situando esta especie al borde del peligro de extinción.

Catálogo Florístico del Parque Regional del Guadarrama

La llegada a nuestra asociación de dos biólogos expertos en flora, nos lleva a animarles a preparar y presentar al Director del Parque Regional un proyecto para la realización en un periodo de cuatro de un Catálogo Florístico, imprescindible para poder hacer una adecuada política de uso y gestión de los recursos naturales de este entorno.

Presentamos la propuesta de estos excelentes biólogos —Nicolás López y Ana Gutiérrez— a los responsables del Parque Regional, que no dudan ni un segundo en encomendarles este delicado trabajo.

El estudio completo abarcará cuatro años, de los que se ha cumplido el primero. Por tanto, de momento no podemos ofrecer datos sobre la marcha de estos estudios.

El desbroce de las riberas del Aulencia

El río Aulencia, en su camino hacia su desembocadura en el Guadarrama (fuera del término de Colmenarejo, pero a escasa distancia de su linde con Villanueva del Pardillo y Valdemorillo), encuentra a su paso el embalse de Valmayor, que capta sus aguas, más bien escasas aunque artificialmente acrecentadas por las aguas procedentes de la depuradora de El Escorial. Su salida se produce a la altura del dique de Valmayor, en lo que era su camino natural. El caudal en este punto, mínimo ya que casi todo el agua se aprovecha para consumo humano, se ve acrecentado aguas abajo por los aportes de la planta potabilizadora y por las aguas residuales de Colmenarejo. Los primeros han estado durante 25 años asociados a los lodos contaminantes procedentes de la potabilización, y las segundas están aún sin depurar. Con este panorama, es fácil imaginarse cuál es la calidad del agua que lleva este río, una vez rebasada la confluencia con el arroyo de La Peralera, portador de todos nuestros residuos.

Algún kilómetro aguas abajo de este punto, el agua se remansa por la presencia de la presa de Valmenor, o Presa Vieja. Este embalse retiene la mayor parte de residuos contaminantes y el agua que rebosa de su dique está algo más limpia (no mucho más). En verano, el olor en este, antaño, bellísimo embalse es nauseabundo. La descomposición de todas las materias fecales y lodos produce grandes cantidades de metano, que burbujea en la superficie. Pero la Naturaleza posee una enorme capacidad de regeneración, increíble en muchos casos. La pendiente que el río tiene que salvar, garantiza una agitación y oxigenación de las aguas, lo suficientemente intensa como para que unos cientos de metros más abajo, la concentración de oxígeno sea aceptable. Y con el oxígeno llega la oxidación y neutralización de muchos contaminantes, a la vez que permite la respiración a multitud de organismos.

A dos o tres kilómetros del embalse, cuando el Cañón del Aulencia se abre a la llanura que da paso a los campos de cultivo del Pardillo y La Cañada, la fauna presente en el río Aulencia es bastante sorprendente para un río que, a solo dos kilómetros, exudaba metano. Y en esta milagrosa recuperación, tiene mucho que ver la vegetación.

El bosque de galería

Se denomina “bosque de galería” a esos sotos fluviales en que la densa vegetación forma una bóveda sobre el cauce, de forma y manera que éste es prácticamente invisible. Sabemos que existe un río por la cartografía y el serpenteante cordón de verdor que recorre la llanura, pero nada más. Este era —y en buena parte sigue siendo— el tipo de bosque de ribera que tenía el Aulencia a su paso por nuestro municipio. La vegetación actúa en una múltiple vertiente: por un lado, evita la insolación excesiva del agua, que conllevaría un descenso peligroso del contenido de oxígeno. Además, retiene y filtra gran cantidad de desperdicios y contaminantes, y finalmente, protege las riberas de la erosión, manteniendo un agua limpia de lodos y tierra en suspensión. Con la vegetación llega la fauna. Desde los que se alimentan de ella hasta los depredadores. Incluso animales como el zorro, se aprovechan de las cosechas de mora y escaramujo silvestre, tan abundante en estos sotos. Además, este corredor biológico natural, es la autopista de los intercambios genéticos de las especies. Gatos monteses, zorros, turones, galápagos, ginetas, etc, aprovechan el anonimato que brinda su espesura para colonizar nuevos territorios. Y buena parte de las pequeñas aves migratorias no serían capaces de desplazarse a sus cuarteles de invierno si no fuera por estos sotos, que les permiten recorrer, de salto en salto y rama en rama distancias que de un solo tirón serían incapaces de atravesar.

Y con la riqueza botánica y biológica llegan los grandes vertebrados: el búho real, el gato montés, la nutria (hasta no hace mucho)… incluso el lince ha podido en tiempos no muy lejanos visitar nuevos cazaderos utilizando estos corredores naturales.

Llegan la sierras

A finales de marzo de 2000, la Consejería de Medio Ambiente encomienda a la empresa Tragsa (un gigante empresarial, con ramificaciones en casi todas las administraciones y partidos políticos, y con una historia y actividad a sus espaldas que suscita muchas dudas a muchas personas y colectivos) la limpieza de las riberas de los ríos Guadarrama y Aulencia comprendidas en el Parque Regional. Cuando la actividad llega a Colmenarejo, es detectada por nuestros socios y salta la voz de alarma: No se está limpiando el río; simplemente se está destruyendo el bosque de ribera.

Tratamos de entrar en contacto con la administración responsable, pero sin éxito (en aquel entonces nadie sabe en la Comunidad de Madrid qué es Proyecto Verde). Entonces enviamos un escrito a la alcaldesa de Colmenarejo para que se lo haga llegar al Director General del Medio Natural (carta Alcaldesa). La alcaldesa se pone en contacto con la Comunidad de Madrid y les hace llegar un escrito nuestro, denunciando la improcedencia de las obras y la destrucción de un entorno de gran interés ecológico. El director general nos remite un informe técnico de los responsables, informe que no tiene desperdicio y que nos da pie para elaborar un completo dossier, que presentamos personalmente a D. Juan del Álamo, Director General del Medio Natural (hoy Viceconsejero de Medio Ambiente). En esa entrevista se consigue que la Comunidad de Madrid de marcha atrás, se detengan completamente los trabajos de limpieza en el Aulencia, y los que se realicen en otros puntos del Guadarrama se limiten a la limpieza de suciedad y basuras y sean supervisados por expertos de Ecologistas en Acción, Adena y Proyecto Verde, como así fue.

Además, logramos el compromiso de la Administración de organizar unas Jornadas científicas sobre “tratamiento de riberas” destinadas a técnicos y personal de la propia Consejería, como también así se hizo.

El dosier que motiva esta radical rectificación de la Comunidad de Madrid (informe Aulencia) moviliza unos recursos humanos sin precedentes. Logramos el apoyo y la colaboración no solo de miembros muy cualificados de nuestra asociación y de otros colectivos ecologistas, como Ecologistas en Acción y Adena, sino de de los principales —y escasos— expertos en esta materia: Alberto Fernández Lop, Marta González del Tánago, Agustina Sterling, Eugenio Rico y Francisco Lara.
Las consecuencias que esta limpieza habría podido tener para el ecosistema del Aulencia habrían sido terribles, y hubieran supuesto en la práctica la destrucción de este bosque de galería, uno de los últimos de toda la comunidad de Madrid.
Aún hoy, aquellos que se acerquen al sur del municipio, pueden observar cómo un tramo del río es perfectamente accesible debido a la destrucción de su vegetación, algo que antes solo podía realizarse en dos o tres puntos de su trayecto. Aguas arriba, en dirección al Cañón del Aulencia, se advierte el punto en el que fueron detenidos estos desbroces, salvando así el hábitat de numerosas especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios.

La regeneración natural de zarzas y vegetación palustre conducirá en un plazo de pocos años a recuperar la zona afectada.

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